Por: Michael Moore
¿Alguna vez se preguntaron como ha hecho Fidel Castro para permanecer tanto tiempo en el poder? El hombre ha sobrevivido a ocho presidentes estadounidenses, diez Juegos Olímpicos, y el regreso del Cometa Halley. Y sin importar lo que el gobierno de Estados Unidos hace para derrocarlo, tiene más vidas que «regresos» ha tenido Cher [1].
No es porque nuestros líderes
(estadounidenses) no hayan hecho su mejor esfuerzo para derrocarlo. No,
ya desde que Castro liberó su país del corrupto régimen de Fulgencio Batista [2] (al que apoyaban los Estados Unidos y la Mafia) Washington ha probado una gran variedad de métodos para derrocarlo.
Estos han incluido intentos de asesinato pagados con el dinero de nuestros impuestos, invasiones, bloqueos, embargos, amenazas de aniquilación nuclear, desorganización interna, y guerra biológica
(la CIA tiró manojo de gérmenes de Fiebre Porcina Africana sobre el
país en 1971, obligando a los cubanos a matar 500 mil cerdos). Y -algo
que siempre me ha parecido extraño- ¡hay actualmente una base naval
estadounidense en la isla de Cuba! [3]
Imaginen si nosotros los
estadounidenses, luego de haber derrotado a los británicos en nuestra
Revolución de Independencia, les hubiéramos dejado mantener unos miles
de soldados y un puñado de acorazados en la bahía de Nueva York.
¡Increíble!
El presidente Kennedy, que siguió con el plan del Presidente Eisenhower para invadir Cuba en la Bahía de Cochinos,
ordenó a la CIA matar a Castro, intentándolo todo, desde una lapicera
rellena con tinta envenenada hasta un cigarro explosivo. (No, no estoy
obteniendo mi información de Maxwell Smart [4]; está todo en el informe
del Comité Church al Congreso, de 1975). Por supuesto que nada de esto funcionó. Castro se volvió más fuerte y los Estados Unidos continuaron pasando vergüenza.
Cuba era visto como «el país que se nos
escapó». Comenzó a ser una molestia para nosotros. Aquí tenemos a cada
nación de este hemisferio metida en nuestro bolsillo, excepto a «esos malditos cubanos».
Se ve mal. Como cuando toda la familia sale a cenar y la oveja negra,
el pequeño Billy, no se quiere quedar quieto en la silla y hacer lo que
le dicen. Todos en el restaurante miran a los padres y se preguntan qué
clase de educación le están dando. La apariencia de que no lo están
disciplinando o controlando como se debe es la peor humillación.
Entonces comienzan a vapulear al pequeño
Billy, el que -olvídenlo- no va a terminar su comida nunca. Así es cuán
tontos lucimos al resto del mundo. Como si nos hubiéramos vuelto locos por esta pequeña isla a 90 millas de nuestras costas.
No nos sentimos de ese modo frente a una real amenaza para la
humanidad, como la que significa el gobierno Chino. Aún así no podemos
movernos más rápido para meternos en la cama con ellos. Washington gastó
23 años poniéndonos en contra de los chinos, y luego, repentinamente:
¡un día son nuestros amigos! Parece que los Republicanos y sus
compinches empresarios no estaban realmente en contra de los dictadores
comunistas, sino contra aquellos que no los dejaban entrar a China para
hacer dinero. Y ese fue, por supuesto, el error fatal de Castro.
Una vez que tomó el poder, nacionalizó
todos los negocios americanos y pateó a la mafia fuera de La Habana. Fue
como si se sentara en la Falla de San Andrés, porque la ira del Tío Sam
cayó duro sobre él, y no lo ha dejado tranquilo por más de 37 años. Y
a pesar de eso Castro ha sobrevivido. Por ese sólo éxito, y a pesar de
todos sus defectos ( discursos de cuatro horas y una tasa de alfabetismo
del cien por ciento), hay que admirar al muchacho.
Pero: ¿Por qué continuamos peleando por
las sobras de la Guerra Fría? La respuesta puede encontrarse mirando no
más lejos de una ciudad llamada Miami. Es desde allí que un puñado de exilados cubanos enloquecidos han controlado la política extranjera de los Estados Unidos hacia esta insignificante nación insular.
Estos cubanos, muchos de ellos servidores y amigos de Batista que
vivían a todo trapo mientras esa pandilla asolaba el país, parecen no
haber cerrado un ojo desde que juntaron su dinero y huyeron a La
Florida. Y desde 1960, han insistido en contagiarnos su locura.
¿Por qué es que en cada incidente
o crisis nacional que ha sufrido nuestro país en las pasadas tres
décadas (el asesinato de Kennedy, Watergate, el caso Irán Contras, la
epidemia del abuso de drogas, y la lista sigue…) siempre encontramos a
exilados cubanos presentes o implicados?
a.. Primero, fue la conexión de Lee
Harvey Oswald con los cubanos de Nueva Orleáns. ¿O eran exilados cubanos
actuando solos para matar a Kennedy, o Castro ordenando su asesinato
porque se había aburrido que Kennedy intentara derrocarlo? En cualquiera
de las teorías que usted suscriba, los cubanos están rondando por el
barrio.
b.. Luego, en la noche del 17 de
junio de 1972, tres cubanos, Bernard Barker, Eugenio Martínez, y
Virgilio González (junto con los estadounidenses Frank Sturgis (que fue
capitan de Batista) y James McCord Jr.) fueron atrapados entrando en las
oficinas de campaña del Partido Demócrata en Watergate. Esta
operación encubierta, eventualmente causó la renuncia de Richard Nixon,
por lo que entreveo que hay gato encerrado en esa operación del exilio
cubano en particular. Hoy, Barker y González son considerados héroes en
la comunidad cubana de Miami. Martínez, perdonado más tarde por Ronald
Reagan, es el único que se siente mal. «Yo no quise estar implicado en
la caída del Presidente de los Estados Unidos», dijo. ¡Oh! ¡Que hermoso
de su parte!
c.. Cuando Oliver North necesitó un grupo
encubierto para entrar armas en Nicaragua con el objetivo de derrocar
al gobierno sandinista: ¿a quién pudo recurrir sino a los cubanos de
Miami? Los veteranos de Bahía de Cochinos Ramón Medina y Rafael
Quintero eran los hombres clave en la compañía de transporte aéreo que
entregaba las armas a los Contras. La guerra de los Contras, apoyada por
Estados Unidos, fue responsable de la muerte de 30 mil nicaragüenses.
d.. Uno de los premios mayores que
recogimos de nuestra inversión en estos exilados cubanos fue la ayuda
que nos dieron introduciendo drogas ilegales en los Estados Unidos,
destruyendo familias y barrios enteros de uestras ciudades. Comenzando a
principios de los sesenta, una cantidad de cubanos (que también
participaron en la invasión de Bahía de Cochinos) empezó a regentear los
círculos mayores de los narcóticos en éste país. La DEA encontró poco
apoyo dentro del gobierno federal para ir atrás de estos exilados
cubanos, porque se habían organizado a sí mismos bajo la falsa bandera
de «grupos de la libertad». De hecho, muchos no eran más que
frentes de operaciones masivas de contrabando de drogas. Los mismos
contrabandistas de drogas que ayudaron más tarde a contrabandear armas
para los Contras nicaragüenses.
e.. Las organizaciones terroristas
cubanas radicadas en los Estados Unidos han sido responsables por la
colocación de más de 200 bombas y por lo menos un centenar de asesinatos
desde el triunfo de la revolución de Castro. Tienen a todos tan
preocupados por apoyarlos, que yo probablemente no debería estar
escribiendo este capítulo. ¿Pero por que no estoy preocupado? Porque
estos exiliados cubanos, con toda su alharaca y terrorismo, son
realmente una tropa de
pendejos. Eso: pendejos.
pendejos. Eso: pendejos.
¿Quieren pruebas?
Para empezar, cuando a uno no le gusta el
opresor de su país, se queda allí y trata de derrocarlo. Esto puede ser
hecho por la fuerza (Revolución Americana, Revolución Francesa) o a
través de medios pacíficos (Gandhi en India o Mandela en Sudáfrica).
Pero lo que no se hace meter la cola entre las patas y correr, como
hicieron estos cubanos.
Imaginen si todos los colonos americanos hubieran huido al Canadá, y luego hubieran insistido en que los canadienses tenían la responsabilidad de echar a los británicos de América.
Los Sandinistas nunca hubieran
liberado su país de Somoza si hubieran estado todos sentados en una
playa en Costa Rica, bebiendo margaritas y enriqueciéndose. Mandela se
fue a la cárcel, no a Libia o a Londres. Pero los cubanos ricos se
pelaron a Miami… y se volvieron más ricos.
El noventa por ciento de estos exilados
son blancos, mientras la mayoría de los cubanos (62 por ciento) son
negros o mestizos. Esos blancos sabían que no podían quedarse en Cuba
porque no tenían apoyo del pueblo.
Entonces vinieron aquí, esperando que
nosotros peleáramos su pelea por ellos. Y, como tarados, la peleamos. No
es que estos llorones no hayan tratado de ayudarse a sí mismos. Pero
una rápida mirada a sus esfuerzos recuerda a las viejas películas
cómicas mudas. El de Bahía de Cochinos es su fiasco más conocido.
Tenía todos los elementos de una gran comedia cómica:
a.. barcos equivocados,
b.. playa equivocada,
c.. nadie los fue a esperar,
d.. y -finalmente- fueron dejados morir vagando por una parte de su isla completamente desconocida para ellos (los choferes de sus limosinas -adivino- nunca los habían llevado allí en los viejos buenos tiempos).
a.. barcos equivocados,
b.. playa equivocada,
c.. nadie los fue a esperar,
d.. y -finalmente- fueron dejados morir vagando por una parte de su isla completamente desconocida para ellos (los choferes de sus limosinas -adivino- nunca los habían llevado allí en los viejos buenos tiempos).
Este fiasco fue tan monumental que el
mundo todavía no ha parado de reírse, y los cubanos de Miami nunca
han olvidado ni perdonado esto. Diga «Bahía de Cochinos» a alguno de
ellos, y lo verán como a un dentista taladrándole el nervio de un
diente.
Emblemas de los exiliados cubanos extremistas
Uno pensaría que la derrota de Bahía de
Cochinos les debería haber enseñado una lección, que hubieran dejado de
insistir con esas cosas. No hizo eso esta pandilla. Desde 1962 numerosos
grupos de exilados cubanos han intentado mas incursiones para «liberar»
su patria. Veamos las más sobresalientes:
a.. En 1981, un grupo de cubanos exilados de Miami desembarcaron en la islita de Providenciales, en el Caribe, camino a invadir Cuba.
Su barco, el único que llegó de cuatro que salieron del Río Miami (los
otros tres fueron hechos volver por la Guardia Costera debido al mar
picado, problemas de motor o falta de chaquetas salvavidas), tocó tierra
en un arrecife cerca de Providenciales. Atascados en la isla sin comida
ni abrigo, los cubanos de Miami comenzaron a pelearse entre ellos.
Rogaron a la gente de Miami que los rescatara de la isla, y luego de
tres semanas fueron devueltos a Florida vía aérea.
El único de ese grupo que llegó a aguas cubanas, Gerardo Fuentes, sufrió un ataque de apendicitis en el mar, y tuvo que
ser evacuado por la Guardia Costera hacia Guantánamo.
ser evacuado por la Guardia Costera hacia Guantánamo.
b.. En 1968, un grupo de cubanos de Miami supieron que un barco polaco estaba amarrado en el puerto y que una
delegación cubana podía estar a bordo del carguero. De acuerdo al St. Petersburg Times, los exilados cubanos dispararon con una bazooka casera e hicieron impacto en el casco del buque. Sólo le hicieron un abollón, y el líder del grupo, Orlando Bosch, fue apresado y sentenciado a diez años de prisión, pero fue liberado en 1972. Bosch explicó que habían esperado causar más daños al barco pero, se excusó: «¡Era un barco grande!» Bosch había estado arrestado antes por remolcar un torpedo a través de las calles de Miami a la hora de salida de las oficinas, y otra vez había sido capturado con 600 bombas aéreas cargadas con dinamita en el baúl de su Cadillac.
delegación cubana podía estar a bordo del carguero. De acuerdo al St. Petersburg Times, los exilados cubanos dispararon con una bazooka casera e hicieron impacto en el casco del buque. Sólo le hicieron un abollón, y el líder del grupo, Orlando Bosch, fue apresado y sentenciado a diez años de prisión, pero fue liberado en 1972. Bosch explicó que habían esperado causar más daños al barco pero, se excusó: «¡Era un barco grande!» Bosch había estado arrestado antes por remolcar un torpedo a través de las calles de Miami a la hora de salida de las oficinas, y otra vez había sido capturado con 600 bombas aéreas cargadas con dinamita en el baúl de su Cadillac.
En 1990 la administración Bush lo sacó de
la prisión, donde estaba nuevamente, cumpliendo una pena por violación
de libertad condicional.
c.. De acuerdo al Washington Monthly,
«Durante el verano y principios del otoño de 1963, fueron lanzadas cinco
incursiones de comandos contra Cuba con la esperanza de desestabilizar
al régimen. La raquítica “quinta columna” en Cuba fue instruida para
dejar las cocinas eléctricas encendidas , las planchas y las lamparas
prendidas para gastar energía…
En 1962, según el San Francisco
Chronicle, el exilado cubano José Basulto, en una misión auspiciada por
la CIA, disparó un cañón de 20 mm desde una lancha rápida contra el
Hotel, cerca de la bahía de La Habana, esperando matar a
Fidel Castro. El proyectil erró al blanco, y Basulto, viendo que su
barco se llenaba de gasolina derramada, pegó la vuelta para Florida.
“Uno de nuestros tanques de combustible, hecho de plástico, comenzó a
gotear”», explicó Basulto más tarde. «El combustible se derramó sobre la
cubierta. No sabíamos qué hacer».
d.. Años más tarde, Basulto formó
«Hermanos Al Rescate», ungrupo de exilados que hace unos años estuvo
haciendo vuelos sobre Cuba, zumbando con sus aviones sobre las ciudades,
tirando panfletos, y generalmente tratando de intimidar al gobierno
cubano. En febrero de 1996, Castro aparentemente se aburrió de este
acoso, y luego del 25avo incidente en un año de los «Hermanos» violando
el espacio aéreo cubano, ordenó que dos de sus aviones fueran
derribados.
Atentados y sabotajes de los extremistas cubanos en La Habana
Aunque los «Hermanos al Rescate» violaban
la ley estadounidense por volar dentro del espacio aéreo cubano, la
administración Clinton fue de nuevo al chiquero del exilio e
instantáneamente sacó un decretopara endurecer el embargo contra Cuba.
Este embargo trajo la ira del resto del mundo contra nosotros. La
Asamblea General de las Naciones Unidas votó 117 a 3 a favor de
condenar a los Estados Unidos por su violencia económica contra Cuba,
tal y como ha sido en cada votación sobre el tema desde que el embargo
fue impuesto.
La semana después de que los aviones
fueran derribados, los exilados trataron de apurar a los Estados Unidos,
esperando comprometer a los militares en algún tipo de acción contra
Castro. Anunciaron que al siguiente sábado llevarían una flotilla de
barcos desde Florida hasta la costa cubana para protestar por el derribo
de los dos aviones. Clinton decidió la puesta en escena de la más
grande exhibición de fuerza contra Cuba desde la Crisis de los Misiles, y
envió
a.. un escuadrón de cazas F-15,
b.. once escampavías de la Guardia Costera,
c.. dos cruceros misilisticos de la Marina,
d.. una fragata de la Marina,
e.. dos aviones C 130,
f.. una bandada de Choppers,
g.. AWACs,
h.. y 600 guardiamarinas para apoyar a la flotilla.
a.. un escuadrón de cazas F-15,
b.. once escampavías de la Guardia Costera,
c.. dos cruceros misilisticos de la Marina,
d.. una fragata de la Marina,
e.. dos aviones C 130,
f.. una bandada de Choppers,
g.. AWACs,
h.. y 600 guardiamarinas para apoyar a la flotilla.
Lo único que se olvidó de mandar
fue remedio contra el mareo, que -alfinal- era lo único que los cubanos
de Miami hubieran necesitado realmente. Sólo a 40 millas de Key West,
los cubanos en los botes comenzaron a marearse, a vomitar y a rogar a
sus pilotos que dieran vuelta los malditos yates y volvieran a Miami.
Con el mundo entero mirando, los cubanos huyeron de nuevo con la cola
entre las patas. Cuando llegaron al puerto, dieron una conferencia de
prensa para explicar su retirada.
El portavoz estaba todavía un poco
mareado, y se podía ver cómo los periodistas se separaban de él,
temiendo ser cubiertos por un «Linda Blair Special» en cualquier
momento… «Una terrible tormenta se levantó en el mar», dijo el líder de la huída cubana mientras palidecía rápidamente. «¡Las olas tenían más de diez pies de alto, y tuvimos que volver o perder nuestros barcos!» Mientras así hablaba, algún genio creativo en la CNN comenzó a emitir imágenes aéreas de la flotilla rumbo a Cuba.
El sol brillaba, el mar estaba calmo como
un plato, y el viento soplaba gentilmente, si es que soplaba. Los
reporteros en alta mar dijeron que luego de que las cámaras de la CNN se
fueron, las aguas se pusieron «bastante duras». Sí, seguro, era por las
carcajadas de Fidel, que se estaba cagando de la risa…
Este artículo apareció originalmente en inglés el 10 de abril 2004.
(Traducción Libre Raúl Antonio Capote)
Michael Moore(Traducción Libre Raúl Antonio Capote)
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