Alejandro L. Perdomo Aguilera
La Cumbre de las Américas
en Cartagena de Indias, fue un claro ejemplo de la pujanza que las
fuerzas contestatarias a la hegemonía imperial tienen su expresión,
también, a nivel gubernamental. Esta realidad denota para ese gobierno,
la necesidad de emplear a fondo su poder informacional y mediático. Sin
embargo, en esta dinámica los medios tradicionales de comunicación
resultan insuficientes, de modo que el trabajo a través de las redes
sociales es crucial. Ante la evolución de medios alternativos en la
América Latina y el Caribe, y su interacción con las redes sociales, la
construcción de matrices de opinión gana nuevos actores y nuevas formas
de comunicación. En este escenario convergen actores tradicionales con
los nuevos, en una lucha política, diplomática y cultural que se va del
campo real al virtual, desarrollando una mayor capacidad diálogo,
información y criterios, la cual es más difícil de demonizar.
En este escenario virtual de luchas
ideológicas, se articulan movimientos contestatarios, con gobiernos
alternativos que manifiestan un impulso a las luchas contra-hegemónicas
de Nuestra América. El uso de las redes sociales se ha extendido por la
región de forma creciente, vinculando en ellas a varios presidentes
latinoamericanos como Chávez, Correa
y Dilma, y a otros actores de importancia, que han potenciado nuevas
formas de diálogo ciudadano, ante la dominación mediática que lidera el
gobierno estadounidense contra los procesos que vive la región.
En un contexto internacional de crisis
estructural y multidimensional de la economía mundial, donde crecen los
movimientos de indignados, ante el descontento con partidos
tradicionales, y la desconfianza de los grandes medios, el escenario de
las redes sociales resulta más atractivo y dinámico, en tanto brinda
mayores capacidades expresión.
En este aspecto, pudiera enunciarse la
entrada en un proceso de transición del desarrollo de la relación entre
EE.UU. y Latinoamérica, donde los parámetros teóricos, políticos e
ideológicos de antaño, resultan limitados para valorar una relación tan
dinámica. Esta, ya no sólo se comprende por los intereses
geoestratégicos hacia la región, los gobiernos de turno o la coyuntura
económica, sino que la presencia masiva de latinos en EE.UU., también
tiene un impacto al interior de ese país.
La influencia de Latinoamérica en EE.UU.
va a tener también su expresión en las RSI y esto va a repercutir hasta
en las campañas electorales. Para el caso de las elecciones
presidenciales de 2012, Obama ha hecho un serio trabajo en las redes, en
aras de atraer a aquellos sectores que normalmente no votan y pueden
significar una fortaleza para su campaña, ya que si en algún rol
aventaja el actual presidente al resto de los candidatos, es en el
trabajo atinado con las RSI.
La relación ciudadana mediante las RSI,
estrecha las fronteras regionales y culturales, potenciando un
intercambio que ejerce influencias de amabas partes, pero además de la
relación que incrementa entre latinos y estadounidenses, también
sistematiza la de los latinos en Estados Unidos con sus países de
origen. Estas transformaciones, tienen una creciente influencia en las
dinámicas políticas, diplomáticas y culturales entre los EE.UU. y
Latinoamérica, donde el dilema hegemonía y contra-hegemonía adquiere
nuevos matices.
Con la internacionalización de algunas
redes sociales en Internet, desde el orden social, la privacidad
adquiere más importancia día a día. Con el auge de la violencia y la
inseguridad ciudadana, acentuada por el sicarismo y el pandillerismo que
padece la región, las redes sociales ofrecen un nuevo instrumento de
potencialidades enormes. Las noticias sobre crímenes y anuncios de
contrato para los mismos son un tema bien preocupante. Hace una década
atrás resultaba impensable que por una red social en Internet fuera
propuesto el contrato para el asesinato de un hombre, cuya vida fue
puesta en riesgo al anunciar por Facebook: “Pagaré un ’stack’ (mil
dólares, NDR) a quien mate al padre de mi hijo”.[5]
Indudablemente las RSI, cuentan con
grandes atractivos, en una interesante combinación de contenidos
lúdicos, con los más diversos intereses políticos, sociales, culturales y
económicos. En ellas, la comunicación está sujeta a códigos más simples
e interpersonales, con un discurso más atractivo para las nuevas
generaciones. En esta comunicación el receptor también es emisor,
posibilitando una forma de socialización, donde de la noche a la mañana
la plataforma virtual saca al internauta del anonimato al mundo de las
redes, otorgándole un espacio donde puede ser visibilizado por millones
de usuarios, conocer nuevas personas, encontrar ofertas de esparcimiento
e, incluso, de trabajo.
Pero además de estos intereses simples de
cualquier ser humano, las RSI son un genial instrumento para socializar
los discursos mediáticos que les interesa colgar a los EE.UU.
distribuyendo formas de pensamiento, modificando ideologías y culturas,
llevados por la hegemonía de un carácter único y diverso, la sociedad en
red, el instrumento llamado a crear espacios para todos, pero donde
existe un gran “servidor,” encargado de sustraer la información de todos
y venderla desde las transnacionales de la moda como a la misma CIA,
para que esta haga con ellas lo que más le avenga para sus intereses
ideológicos de dominación; digamos que se logra un interesante
instrumento por el cual reproducir el dilema hegemónico de Antonio
Gramsci, en los tiempos de Internet.
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