publicado el viernes, 6 de abril de 2012
Los
ricos están gozando más que nadie de la recuperación económica luego de
la peor crisis desde la depresión; o sea, los mismos que la provocaron
son los más beneficiados con el rescate de la destrucción que generaron.
Los más ricos de los más ricos son
los que gozan más que todos. Unas 15 mil familias, las que cuentan con
ingresos promedio de 23.8 millones de dólares, vieron sus ingresos
crecer 21.5 por ciento en 2010 (4.2 millones adicionales). Representan
el 0.01 por ciento más rico, y concentraron más de un tercio (37 por
ciento) del incremento de los ingresos en ese año de recuperación
económica.
Los integrantes del famoso 1 por ciento tan identificado por el
movimiento Ocupa Wall Street recaudaron 93 por ciento del ingreso
adicional creado en el país en 2010 sobre 2009, un total de 228 mil
millones de dólares. El 1 por ciento que goza de por lo menos 352 mil
dólares en ingresos anuales y en promedio un millón y pico, tuvo un
incremento en su ingreso del 11.6 por ciento (106 mil adicionales).
El 99 por ciento –o sea, todos los demás– se quedó con sólo 7 por ciento
del ingreso adicional generado por la recuperación en 2010; esto es, 80
dólares por persona.
Estos cálculos, de una investigación de los economistas franceses Thomas
Piketty y Emmanuel Saez, que estudiaron los datos oficiales de tributo
hacendario, y resumidos en un artículo de Steven Rattner en el New York
Times, sólo confirman lo que todos sienten a diario: este país hoy es
de, para y por los ricos.
La economía creció 3 por ciento en el último trimestre de 2011, reportó
el gobierno la semana pasada, comparado con 1.8 por ciento en el tercer
trimestre de 2011. Pero, como sugieren las tendencias de 2010 –el año
más reciente con cifras completas–, casi todo el tesoro adicional
generado se sigue concentrando en el 1 por ciento más rico.
Robert Reich, ex secretario del Trabajo, profesor e intelectual público,
señala que las recuperaciones económicas recientes han beneficiado cada
vez más a los más ricos. El 1 por ciento obtuvo 45 por ciento del
crecimiento económico durante la presidencia de Bill Clinton en los 90, y
65 por ciento durante los tiempos de su sucesor, George W. Bush. Ahora,
con Barack Obama, obtiene 93 por ciento del incremento en la generación
de la riqueza nacional
Reich señala que casi nadie más abajo del 10 por ciento más rico
registró una mejora en su ingreso y que, de hecho, la mayoría del 90 por
ciento de abajo hoy es más pobre. El ingreso ajustado promedio fue de
29 mil 840 dólares anuales en 2010, 127 menos que 2009 y casi 5 mil
dólares menos que en 2000. A la vez, las prestaciones otorgadas por
patrones también están en declive; menos trabajadores gozan de seguro de
salud y planes de jubilación de sus empresas.
Y por supuesto los ricos son los inversionistas más grandes, y resulta
que la bolsa de valores tuvo un incremento de billón y medio sólo en el
último trimestre de 2011, mientras los del 90 por ciento tienen casi
siempre sus casas como el mayor de sus bienes, pero el valor de sus
inmuebles se ha desplomado más de un tercio desde 2006.
Peor aún: no sólo los incrementos en ingresos se han concentrado, sino
ha habido un traslado masivo de abajo hacia arriba. Andrew Hacker
reporta en la New York Review of Books que, según sus cálculos basados
en el censo oficial, desde 1985 el 60 por ciento de la población de
abajo ha perdido 4 billones de dólares, la mayoría de los cuales se han
trasladado al 5 por ciento más rico. No es casualidad que Estados Unidos
sea en este momento tal vez el país “avanzado” más desigual del mundo.
A pesar de todo, los republicanos en el Congreso y sus precandidatos
presidenciales favorecen hacer aún más marcado este desequilibrio entre
el 1 y el 99 por ciento al presentar propuestas para reducir aún más los
impuestos sobre los más ricos y reducir cada vez más los servicios
públicos de salud, educación y empleo para las grandes mayorías. Por su
parte, el gobierno de Obama anuncia cada día el gran éxito de sus
políticas económicas evidente en la recuperación, pero, por supuesto, no
menciona que benefician casi exclusivamente a los más ricos
Todo esto en medio de un ciclo electoral donde la economía es el tema
que determinará casi todo. Con ello, el gran debate es entre las
políticas económicas que benefician a los más ricos con Obama y las de
republicanos que dicen que los ricos se deben beneficiar aún más.
La batalla electoral, por cierto, es financiada por los más ricos. El
gasto de agrupaciones independientes en las elecciones se ha
incrementado más de 108 por ciento en lo que va de este ciclo comparado
con los niveles en 2008. Todos esperan que la inversión de los ricos en
esta elección será la mayor jamás ocurrida (recientemente unos donantes
acaudalados se comprometieron a invertir 100 millones para derrotar a
Obama). A través de nuevas entidades conocidas como Súper PAC, los ricos
pueden donar cantidades sin límite para favorecer a un partido o un
candidato, siempre que la entidad no “coordine” sus esfuerzos con una
campaña electoral. En 2011 los Súper PAC recaudaron 62 millones; la
mitad de este total provino sólo de 22 donantes
Las políticas que han transformado la economía y a la sociedad en este
país a favor de los más ricos ahora se aplican a la política. “En el
transcurso de las últimas décadas, el poder del dinero concentrado ha
subvertido a las profesiones, destruido a los pequeños inversionistas,
destruido al Estado regulador, corrompido en masa a legisladores y
exprimido repetidamente a la economía. Ahora ha venido por nuestra
democracia”, afirma Thomas Frank en un artículo en Harper’s, donde
detalla cómo los ricos ahora son los que seleccionan a los candidatos
presidenciales en este país.
Es cada vez más difícil describir este país como una “democracia”, a
menos que los ricos sean el demos mientras todos los demás sólo tienen
la opción de comprar boletos de lotería para poder ingresar al 1 por
ciento y, con ello, ser admitidos a participar en determinar el destino
de su país. La democracia aparentemente no es gratuita
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