Delincuentes, retomando el hilo de nuestra argumentación, como Luis Posada Carriles -uno de los más conspicuos criminales al servicio del imperio, terrorista probado y confeso, autor intelectual, entre muchos otros crímenes, de la voladura del avión de Cubana en 1976, con 73 personas a bordo- quien hace apenas unos días fue absuelto de todos sus cargos y disfruta de la más completa libertad en los Estados Unidos.
Como si eso fuera poco Washington tampoco lo extradita para que pueda ser juzgado en Venezuela, país cuya nacionalidad había adoptado durante el transcurso de sus fechorías. Barack Obama, indigno Premio Nóbel de la Paz, protege a los verdugos de nuestros pueblos hasta el final de sus vidas mientras mantiene en prisión, en condiciones que ni siquiera se aplican a un asesino serial, a los cinco luchadores antiterroristas cubanos.
Gesto ignominioso el de Obama, pero que tiene un lejano antecedente: en 1962, luego de la derrota sufrida por el ejército invasor reclutado, organizado, entrenado, armado y financiado por los Estados Unidos los prisioneros que habían sido capturados por las milicias revolucionarias cubanas fueron devueltos a los Estados Unidos ¡para ser recibidos y homenajeados -sí, homenajeados- por otro “progresista”, el presidente John F. Kennedy! El fiscal general de los Estados Unidos, Robert Kennedy, para no ser menos que su hermano mayor, invitó a esa verdadera “Armada Brancaleone” de matones y bandidos a integrarse al ejército norteamericano, cosa que fue aceptada por gran parte de ellos.
No sorprende, por lo tanto, que periódicamente aparezcan tenebrosas historias de atrocidades y vejaciones perpetradas por soldados estadounidenses en diversas latitudes, las últimas conocidas hace apenas un par de días en Afganistán y antes en Abu Ghraib; o que durante la Administración Reagan-uno de los peores criminales de guerra de los Estados Unidos, según Noam Chomsky- un coronel del Marine Corps y asesor del Consejo de Seguridad Nacional, Oliver North, hubiera organizado una red de narcotraficantes y vendedores de armas desde su despacho situado a pocos metros de la Oficina Oval de la Casa Blanca para financiar a la “contra” nicaragüense. No le fue tan mal a North después de estallado el escándalo: libró de ir a la cárcel y en la actualidad se desempeña en varios programas de la ultraconservadora cadena Fox News Channel.
Estos episodios revelan con elocuencia el clima moral que prevalece en las legiones imperiales.

Al día siguiente del bombardeo aéreo del 15 de Abril, en el homenaje que el pueblo de Cuba rendía a sus víctimas, Fidel proclamaría el carácter socialista de la Revolución Cubana con las siguientes palabras: “Compañeros obreros y campesinos: esta es la revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes”.

Durante aquellas históricas jornadas la camarilla contrarrevolucionaria estaba a la espera en Miami, presta para trasladarse a Cuba una vez que los invasores controlasen por 72 horas una “zona liberada” que les permitiera constituirse como “gobierno provisional” y, desde allí, solicitar el reconocimiento de la Casa Blanca y la OEA, y la ayuda militar de Estados Unidos para derrotar a la Revolución.
Pero Fidel también lo sabía, y por eso su voz de mando fue la de aplastar a la invasión sin perder un minuto, cosa que efectivamente ocurrió. Parece que en Miami todavía siguen esperando.
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