sábado, 24 de agosto de 2013

La superviviente que dibujó el horror nazi


La superviviente que dibujó el horror nazi

Helga Weissová sobrevivió a tres campos de concentración. También sus dibujos. Con 12 años documentó su paso por Terezín, Auschwitz, Mauthausen… Hoy nos lo cuenta en su casa


Lo peor de todo era el transporte… El tiempo que pasaba entre la llegada de uno u otro tren podía soportarse con cierta decencia en Terezín antes de que el gueto quedara superpoblado a medida que se iba aplicando la solución final. Pero cuando llegaba el transporte caía de golpe la angustia. Aquellos trenes terminaban con la tregua de cada espera fundamentada, con una más que razonable terquedad, en la necesaria evasión de la supervivencia.
Cuando crujían las ruedas sobre los raíles y se perdían en mitad de la niebla matinal de Bohemia, rumbo a Auschwitz, a Treblinka o Mauthausen, las familias quedaban rotas, las vidas cobraban el valor de una sentencia de muerte, a todos les invadía una sensación de despedida definitiva y el tiempo, la vida, se diluía sin remisión en un inquietante chasquido metálico y un crujir de maderas de vagón llenas de futuros cadáveres. Quienes entraban en aquellos vehículos dejaban atrás un paréntesis de espejismos dedicado por parte de los nazis a dar buena imagen ante las inspecciones de la Cruz Roja Internacional. El gueto de Terezín, a unos 50 kilómetros de Praga, ofrecía escenas cotidianas de supervivencia poco traumática para los estándares del Holocausto.
A pesar de que allí, de los 144.000 judíos que pasaron por sus contornos, perecieron 35.000 –“sin cámaras de gas ni asesinatos en masa, solo por razones de enfermedad, insalubridad y hacinamiento”, según relata Vojtech Blodig, vicedirector del Terezin Memorial–, los chavales jugaban con normalidad en aquel pueblo fortificado entre 1780 y 1790 por los efectivos del Imperio Austrohúngaro para defenderse de las probables invasiones. “Para un niño era un sueño, no había escuela, ni deberes, pasabas hambre, cierto, pero no como en otros campos, nos daban carne una vez por semana”, cuenta hoy el escritor, también superviviente en Terezín, Ivan Klima, autor de El espíritu de Praga (El Acantilado). “Ahora sí, sabías que al entrar en aquellos trenes no volverías jamás”.
Entre las anchas avenidas, los restos de talleres y los patios conservados hoy, resulta fácil imaginar a los viejos fumando para combatir el frío del destino. También a las mujeres con sus labores y a los artistas mientras entretenían con conciertos y obras de teatro aquella espera contemplada con sorna por los oficiales alemanes, plenamente conscientes del final que tenían reservado para todos aquellos judíos a algunos kilómetros al norte.
Los camastros en campos de concentración como Auschwitz acogían a varios presos por literia.
Terezín ha pasado a la historia por ser el campo de los artistas. Su museo muestra el paso de varias leyendas checas y eslovacas por sus barracones. No solo en la Segunda Guerra, también allí fue recluido Gavrilo Princip, autor del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, un acto que provocó, por ejemplo, la guerra de 1914.
En los habitáculos del gueto, un tanto alejado del campo para prisioneros comunes en cuya entrada luce hoy una enorme estrella de David junto a varias tumbas, quedan reproducidos los espacios acotados y también los escenarios improvisados para las representaciones. Allí fue a parar la joven Helga Weissová, que hoy, en la misma casa de Praga de donde salió rumbo al incierto impasse de Terezín, recuerda las vivencias y las imágenes plasmadas en cuadros y dibujos que fueron perfilando su vocación de artista hasta el presente.
Helga fue una niña feliz antes de la ocupación, según relata en su Diario, publicado por la editorial Sexto Piso. Vivía su preadolescencia de lógicas preocupaciones arropada en una familia sin agobios con padre empleado en un banco estatal y madre modista. Hoy nos invita a escuchar su historia sentados en el salón de su casa. Destila un humor envidiable y sus dotes de negociante para vendernos el libro con sus dibujos reproducidos. Los originales no los quiere mostrar… “Necesitan su oscuridad. Los tengo escondidos”, se excusa.
“Nos dejaron llevar 50 kilos de equipaje”, cuenta la superviviente. Allí debía entrar todo: “ropa de abrigo para el invierno, comida, hornillos, velas y, en mi caso, unas acuarelas o crayones con los que pintar y dos muñecas”. Más o menos, así son los objetos que muestran sus dibujos. En ellos, las mantas desbordan las ventanas, los calcetines cuelgan de unos finísimos hilos en el interior, los atriles se hacen hueco entre cada bulto, los camastros parecen despedir un hedor aterrado ante el sueño imposible de conciliar, el gesto sonriente de los niños se va tornando en gélido desamparo y los colores templados dan paso sucesivamente al dramatismo de las sombras.
Weissová tenía 12 años cuando comenzó su recorrido por el horror.
Son trazos proverbiales, de gran valor documental. Cuando Helga llegó a Terezín con su familia, no había plazo ni fecha de regreso. La vida cambió radicalmente. Lo que para el pequeño Klima, hoy escritor reconocido en todo el mundo, suponía cierta liberación, para la joven pintora resultaba preocupante. “Los niños por encima de 13 años debían trabajar en el campo, plantar patatas, verduras. Prohibieron la educación, no había clases, si querías aprender algo, dependías de que algún adulto te explicara matemáticas, geografía, inglés…”.
La falta de disciplina escolar para los niños contrastaba con la promoción de actividades culturales. Para los nazis, lo último rentaba más en términos de propaganda. Se mostraban obsesionados en el cinismo de querer esconder sus verdaderas intenciones y de paso aparentar que tampoco era para tanto… De allí han salido novelas, obras de teatro, composiciones musicales como la ópera Brundibar, de Hans Krása, quien, aunque la concibió antes de entrar en el gueto, la reconstruyó en Terezín para ser representada allí con los niños del campo. “Fue muy importante, porque participar en aquellas iniciativas conservaba en nosotros la conciencia de que éramos seres humanos”.
Terezín fue un lugar en el que tanto ella como sus compañeros de penurias comprendieron en una dimensión única el significado de la amistad. “Quienes hemos sobrevivido de allí, permanecimos siempre en contacto”. Ahora todo es más fácil con Internet. Pero esa necesidad de apego permanente comenzó muy pronto entre ellos. Empezaron con cartas, ansiosamente, después de haber sufrido restricciones en el envío o descubrir más tarde métodos truculentos. “En muchos casos, los soldados obligaban a los prisioneros a poner fechas posteriores en sus misivas, de forma que cuando las recibían sus familiares ya estaban muertos”.
El día en que llegó su temido transporte le dieron 24 horas para recoger sus cosas. Salió de allí con su madre. Su padre partió en otro tren. Con los hombres…
En octubre de 1944 llegaron a Auschwitz. “Habíamos viajado en vagones de ganado apilados durante 48 horas. No nos dejaron sacar nuestras pertenencias del tren. Nos alinearon y pese a tener 15 años tuve la suerte de que me apartaran para trabajar, junto a quienes tenían más de 16. Los más pequeños iban a la cámara de gas, así que me salvé. Fui uno de los 100 que pudieron seguir con vida entre los 15.000 niños que gasearon”, recuerda Weissová imponiendo su conciencia superviviente.
“No digáis que estáis enfermos. Insistid en que no para que os pongan a trabajar”, les aconsejaban quienes llevaban algún tiempo en sus barracones. Así es como la posteridad debe entender ese macabro eslogan que los nazis pintaban a la entrada de cada campo y que también puede leerse hoy tanto en Terezín como en Auschwitz: “Arbeit macht frei” (El trabajo os hará libres).
Helga Weissová pintó las escenas de Terezín en color mientras que las de Auschwitz y Mauthausen se reflejan en blanco, negro y sepia.
Su madre, que entonces había cumplido 38 años, también valía para trabajar. Y para aterrorizarse, porque cada vez que las enviaban a las duchas creían que no volverían a salir… Cuando el agua cesaba dentro, continuaba fuera porque las echaban al barro para rematarlas de una pulmonía cuando caían chuzos de punta.
De Auschwitz salieron para Mauthausen, allí necesitaban refuerzos para trabajar en una fábrica de piezas para la aviación. Pero las condiciones en el nuevo campo eran terribles. Ya ni comían, fueron dejándolas a merced del hambre y del frío. “Tan solo unos españoles nos acogieron y nos ayudaron a sobrevivir esos días. Con solo acotarles un espacio donde dormir en el suelo, fueron tirando. Se habían rendido. Únicamente cabía dejarse morir. Helga guarda el nombre y la dirección de uno de ellos: Manuel Caballero Domínguez, de Barcelona. “Me gustaría saber qué fue de él”.
¿Y los cuadros? ¿Cómo sobrevivieron? “Se los dejé a un tío mío que antes de salir los ocultó en la pared del campo tras unas piedras. Cuando todo acabó, volvimos y allí estaban. Un milagro”. ¿Y ahora no me los va a dejar ver? “No”, responde recelosa esta mujer heroica, testigo en lápiz y acuarela del apocalipsis. “Aunque está usted encima de ellos…”, asegura mirando al asiento que hace las veces de baúl. Un baúl donde Helga Weissová oculta los turbios tesoros del horror que entonces vivió.

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domingo, 18 de agosto de 2013

Chomsky censura política de Obama


La administración Obama fue duramente censurada por el intelectual estadounidense.

Goni, Carlos Sánchez Berzaín y  varios de sus más estrechos colaboradores encontraron refugio en EEUU. 


El filósofo y lingüista estadounidense Noam Chomsky,  al hablar en el Club de la Prensa de Suiza sobre la extradición, dijo que “EEUU acaba de anunciar una vez más que castigará a todo aquel que se niegue a extraditar a Edward Snowden, pero al mismo tiempo es uno de los líderes en denegar extradiciones”.  

A continuación, el académico mencionó el bloqueo aéreo que sufrió el presidente Evo Morales el 2 de julio en Europa cuando regresaba al país de un viaje oficial a Rusia. 

“EEUU ha presionado para tratar de bloquear el avión Presidencial boliviano porque quiere que Snowden sea extraditado”, dijo. No obstante, recordó Chomsky, precisamente el país latinoamericano ha tratado durante años de que EEUU extradite a un expresidente boliviano que está acusado en Bolivia de todo tipo de crímenes, pero los norteamericanos se niegan a extraditarlo. 

SÁNCHEZ DE LOZADA  

Concretamente se refiere a Gonzalo Sánchez de Lozada, que tras dimitir a la presidencia, el 17 de octubre de 2003, partió rumbo a EEUU, donde reside, por lo que se gestiona su extradición. El exmandatario abandonó el país tras la muerte de más de 60 personas y cerca de 400 heridos en lo que se denominó la Masacre de Octubre de 2003 en la ciudad de El Alto.

Los familiares y víctimas de esos hechos no dejan de reclamar la extradición de Goni.

sábado, 17 de agosto de 2013

Noam Chomsky, el lingüista al que espió la CIA

Por 
Lo negaron una vez tras otra. Durante años, décadas incluso. La sospecha de que la CIA había espiado al afamado y polémico lingüista Noam Chomsky siempre estuvo presente, pero nunca pudo ser demostrada. Ahora, ya no podrán decir que no nunca más.

Y es que una solicitud de registros públicos hecha por el biógrafo del intelectual, Frederic Maxwell, ha revelado un documento entre el FBI y la CIA que confirma la existencia de un archivo sobre Chomsky, según cuentaForeign Policy.
Este documento, fechado el 8 de junio de 1970, analiza las actividades contra la guerra del lingüista y pide información al FBI sobre un viaje de otros activistas a Vietnam del Norte.
El autor de la nota, un funcionario de la CIA, advierte que esta expedición tiene “EL APOYO DE NOAM CHOMSKY” y pide “CUALQUIER INFORMACIÓN” sobre los integrantes del viaje.
La revelación no habría sido posible sin el amparo de la ley de libertad de información (FOIA). Durante años, la búsqueda de un archivo sobre Chomsky ha sido constante, pero inútil. Todas las solicitudes a la CIA, apoyándose en la ley FOIA, dieron con la misma respuesta. “No hemos encontrado ningún registro relativo a tu solicitud”.
Una negativa que no disminuía las sospechas sobre este archivo secreto, dado el activismo del lingüista y las duras críticas que vertía sobre la política de Washington. El hecho de conocerse también el historial de espionaje de la CIA en la década de los 70 a figuras opuestas a la guerra de Vietnam era otro factor decisivo para no creer las tímidas excusas de la agencia.
Y así ha sido. La aparición del documento confirma la existencia de un archivo sobre Chomsky en manos de la CIA, pero, ¿dónde está el famoso archivo?
Athan Theoharis, profesor emérito de la universidad de Marquette y experto en comunicaciones FBI-CIA, lo tiene claro: destruido.
“La respuesta de la CIA a las solicitudes de la ley FOIA diciendo que no tienen ningún archivo sobre Chomsky demuestra que el archivo fue destruido en un momento desconocido”. Quién y por qué lo hizo seguirán siendo de momento preguntas sin resolver.
Por su parte, el propio Chomsky se ha tomado con su habitual sarcasmo el asunto sobre el espionaje al que fue sometido.
“Algún día se dará cuenta de que los sistemas de poder intentan extender su poder de todas las maneras que se les ocurren”, contestó al periodista que le preguntó.

viernes, 16 de agosto de 2013

ARTÍCULO DE FIDEL: Las verdades objetivas y los sueños


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La especie humana reafirma con frustrante fuerza que existe desde hace aproximadamente 230 mil años. No recuerdo afirmación alguna que alcance más edad. Sí existieron otros tipos de humanos, como los Neandertales de origen europeo; o un tercero, el homínido de Denisova al norte de Asia pero, en ningún caso, existen fósiles más antiguos que los del Homo Sapiens de Etiopía.

Tales restos, en cambio, existen de numerosas especies entonces vivas, como los dinosaurios, cuyos fósiles datan de hace más de 200 millones de años. Muchos científicos hablan de su existencia antes del meteorito que impactó en el Istmo de Tehuantepec provocando la muerte de aquellos, algunos de los cuales medían hasta 60 metros de largo.
Es conocida igualmente la prehistoria del planeta que hoy habitamos, desprendido de la nebulosa solar y su enfriamiento como masa compacta casi llana, constituida por un número creciente de materias bien definidas que poco a poco adquirirían rasgos visibles. Tampoco se sabe todavía cuántas faltan por descubrir, y los insólitos usos que la tecnología moderna puede aportar a los seres humanos.
Se conoce que las semillas de algunas plantas comestibles fueron descubiertas y comenzaron a utilizarse hace alrededor de 40 mil años. Existe también constancia de lo que fue un calendario de siembra grabado en piedra hace aproximadamente 10 mil años.
Las ciencias deben enseñarnos a todos a ser sobre todo humildes, dada nuestra autosuficiencia congénita. Estaríamos así más preparados para enfrentar e incluso disfrutar el raro privilegio de existir.
En el mundo explotado y saqueado viven incontables personas generosas y sacrificadas, especialmente las madres, a las que la propia naturaleza dotó de especial espíritu de sacrificio.
El concepto de padre, que no existe en la naturaleza, es, en cambio, fruto de la educación social en los seres humanos y se observa como norma en cualquier rincón, desde el ártico, donde se encuentran los esquimales, hasta las selvas más tórridas de África en las que las mujeres no solo cuidan de la familia, sino también laboran la tierra para producir alimentos.
Quien lee las noticias que todos los días llegan sobre viejos y nuevos comportamientos de la naturaleza y los descubrimientos de los métodos para enfrentar lo de ayer, hoy y mañana, comprendería las exigencias de nuestro tiempo.
Los virus se transforman de forma inesperada y golpean las plantas más productivas o los animales que hacen posible la alimentación humana, lo que torna más insegura y costosa la salud de nuestra especie, genera y agrava las enfermedades, sobre todo, en los mayores o los más pequeños.
¿Cómo enfrentar con honor el número creciente de obstáculos que los habitantes del planeta sufren?
Pensemos que más de doscientos grupos humanos se disputan los recursos de la Tierra. El patriotismo es simplemente el sentimiento solidario más amplio alcanzado. Nunca digamos que fue poco. Con seguridad se inició por las actividades familiares de grupos reducidos de personas que los escritores de la historia calificaron de clan familiar, para recorrer el camino de la cooperación entre grupos de familias que colaboraban entre sí para cumplimentar las tareas a su alcance. Hubo lucha entre grupos de familias en otras etapas, hasta alcanzar niveles superiores de organización como sin duda fue la tribu. Transcurrieron más de cien mil años. Los recuerdos escritos en sofisticados pergaminos datan, sin embargo, de no más de 4 mil años.
La capacidad humana para pensar y elaborar ideas era ya notable, y no creo sinceramente que los griegos eran menos inteligentes que el hombre actual. Sus poemas, sus textos filosóficos, sus esculturas, sus conocimientos médicos, sus juegos olímpicos; sus espejos, con los que incendiaban naves adversarias concentrando los rayos solares; las obras de Sócrates, Platón, Aristóteles, Galeno, Arquímedes y otros llenaron de luz el mundo antiguo. Eran hombres de inusual talento.
Arribamos, tras un largo camino, a la etapa contemporánea de la historia del hombre.
Días críticos no tardaron en presentarse para nuestra Patria, a 90 millas del territorio continental de Estados Unidos, después que una profunda crisis golpeó a la URSS.
Desde el 1ro de enero de 1959 nuestro país asumió el mando de su propio destino tras 402 años de coloniaje español y 59 como neocolonia. Ya no existíamos como indígenas que no hablaban siquiera el mismo idioma; éramos una mezcla de blancos, negros e indios que integrábamos una nación nueva con sus virtudes y sus defectos como todas las demás. Huelga decir que imperaban en la isla la tragedia del desempleo, el subdesarrollo y un pobrísimo nivel de educación. Poseían conocimientos inculcados por la prensa y la literatura dominante en Estados Unidos, que desconocía, si es que no despreciaba, los sentimientos de una nación que combatió con las armas durante décadas por la independencia del país, y al final incluso contra cientos de miles de soldados al servicio de la metrópolis española. Es preciso no olvidar la historia de la “Fruta Madura”, imperante en la mentalidad colonialista de la poderosa nación vecina que hizo prevalecer su fuerza y negaba al país no solo el derecho a ser libre hoy, mañana y siempre, sino que pretendía anexar nuestra isla al territorio de ese poderoso país.
Cuando en el puerto de La Habana estalla el acorazado norteamericano Maine, el ejército español, integrado por cientos de miles de hombres, estaba ya derrotado, como un día los vietnamitas derrotaron a base de heroísmo el poderoso ejército dotado de sofisticado armamento, incluido el “Agente Naranja” que a tantos vietnamitas afectó para toda su vida, y Nixon, más de una vez, estuvo tentado al uso de las armas nucleares contra aquel pueblo heroico. No en balde luchó por ablandar a los soviéticos con sus discusiones sobre la producción de alimentos en aquel país.
Dejaría de ser diáfano si no señalo un momento amargo de nuestras relaciones con la URSS. Eso derivó de la reacción que tuvimos al conocer la decisión de Nikita Jruschov a raíz de la Crisis de Octubre de 1962, de la que el próximo mes de octubre se cumplirán 51 años.
Cuando supimos que Jruschov había acordado con John F. Kennedy la retirada de los proyectiles nucleares del país, publiqué una nota con los 5 Puntos que consideré indispensables para un acuerdo. El jefe soviético conocía que inicialmente nosotros advertimos al Mariscal jefe de la cohetería soviética que a Cuba no le interesaba aparecer como emplazamiento de cohetes de la URSS, dada su aspiración a ser ejemplo para los demás países de América latina en la lucha por la independencia de nuestros pueblos. Pero a pesar de eso el Mariscal jefe de tales armas, una persona excelente, insistía en la necesidad de contar con algún arma que persuadiera a los agresores. Al insistir él en el tema, le expresé que si a ellos les parecía una necesidad imprescindible para la defensa del socialismo, se trataba ya de otra cosa, porque éramos por encima de todo revolucionarios. Le pedí dos horas para que la Dirección de nuestra Revolución tomara una decisión.
Jruschov se había portado con Cuba a gran altura. Cuando Estados Unidos suspendió totalmente la cuota azucarera y bloqueó nuestro comercio, él decidió comprar lo que dejara de adquirir ese país, y a los mismos precios; cuando meses después aquel país nos suspendió las cuotas de petróleo, la URSS nos suministró las necesidades de ese vital producto sin lo cual nuestra economía sufriría un gran colapso: una lucha a muerte se habría impuesto, ya que Cuba jamás se rendiría. Los combates habrían sido muy sangrientos, tanto para los agresores como para nosotros. Habíamos acumulado más de 300 mil armas, incluyendo las 100 mil que le ocupamos a la tiranía batistiana.
El líder soviético había acumulado gran prestigio. A raíz de la ocupación del Canal de Suez por Francia e Inglaterra, las dos potencias que eran propietarias del canal, con el apoyo de fuerzas israelitas, atacaron y ocuparon aquella vía. Jruschov advirtió que usaría sus armas nucleares contra los agresores franceses y británicos que ocuparon ese punto. Estados Unidos, bajo la dirección de Eisenhower, no estaba dispuesto en ese momento a involucrarse en una guerra. Recuerdo una frase de Jruschov por aquellos días: “nuestros cohetes pueden darle a una mosca en el aire”.
No mucho tiempo después, el mundo se vio envuelto en un gravísimo peligro de guerra. Desgraciadamente fue el más grave que se ha conocido. Jruschov no era un líder cualquiera, durante la Gran Guerra Patria se había destacado como Comisario Jefe de la defensa de Stalingrado, actual Volgogrado, en la batalla más dura que se ha librado en el mundo con la participación de 4 millones de hombres. Los nazis perdieron más de medio millón de soldados. La Crisis de Octubre en Cuba le costó el cargo. En 1964, fue sustituido por Leonid Brezhnev.
Se suponía que, aunque a un precio alto, Estados Unidos cumpliría su compromiso de no invadir Cuba. Brezhnev desarrolló excelentes relaciones con nuestro país, nos visitó el 28 de enero de 1974, desarrolló el poderío militar de la Unión Soviética, entrenó en la escuela militar de su gran país a muchos oficiales de nuestras Fuerzas Armadas, continuó el suministro gratuito de armamento militar a nuestro país, promovió la construcción de una central electronuclear de enfriamiento por agua, en la que se aplicaban las máximas medidas de seguridad y le dio apoyo a los objetivos económicos de nuestro país.
A su muerte, el 10 de noviembre de 1982, le sucedió Yuri Andrópov, director de la KGB, quien presidió los funerales de Brezhnev y tomó posesión como Presidente de la URSS. Este era un hombre serio, así lo aprecio, y también muy franco.
Nos dijo que si éramos atacados por Estados Unidos deberíamos luchar solos. Le preguntamos si podían suministrarnos las armas gratuitamente como hasta ese momento. Respondió que sí. Le comunicamos entonces: “no se preocupe, envíenos las armas que de los invasores nos ocupamos nosotros”.
Sobre este tema solo un mínimo de compañeros estuvimos informados ya que era muy peligroso que el enemigo dispusiera de esta información.
Decidimos solicitar a otros amigos las armas suficientes para contar con un millón de combatientes cubanos. El compañero Kim II Sung, un veterano e intachable combatiente, nos envió 100 mil fusiles AK y su correspondiente parque sin cobrar un centavo.
¿Qué contribuyó a desatar la crisis? Jruschov había percibido la clara intención de Kennedy de invadir a Cuba tan pronto estuvieran preparadas las condiciones políticas y diplomáticas, especialmente después de la aplastante derrota de la invasión mercenaria de Bahía de Cochinos, escoltada por buques de asalto de la Infantería de Marina y un portaaviones yankis. Los mercenarios controlaban el espacio aéreo con más de 40 aviones entre bombarderos B-26, aviones de transporte aéreo y otros de apoyo. Un ataque sorpresivo previo, a la principal base aérea, no encontró nuestros aviones alineados, sino desperdigados en diversos puntos, los que podían moverse y los que carecían de piezas. Apenas afectaron algunos. El día de la invasión traicionera nuestras naves estaban en el aire antes del amanecer en dirección a Playa Girón. Digamos solo que un honesto escritor norteamericano describió aquello como un desastre. Baste decir que al final de aquella aventura solo dos o tres de los expedicionarios pudieron regresar a Miami.
La invasión programada por las fuerzas armadas de Estados Unidos contra la isla habría sufrido grandes bajas, muy superiores a los 50 mil soldados que perdieron en Vietnam. No tenían entonces las experiencias que adquirieron más tarde.
Se recordará que el 28 de octubre de 1962 yo declaré que no estaba de acuerdo con la decisión inconsulta e ignorada por Cuba de que la URSS retiraría sus proyectiles estratégicos, para los cuales se estaban preparando las rampas de lanzamiento que serían un total de 42. Al líder soviético le expliqué que ese paso no había sido consultado con nosotros, requisito esencial de nuestros acuerdos. En una frase está la idea: “Usted puede convencerme de que estoy equivocado, pero no puede decirme que estoy equivocado sin convencerme”, y enumeré 5 Puntos que se mantenían intocables: Cese del Bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica que ejercen los Estados Unidos en todas partes del mundo contra nuestro país; cese de todas las actividades subversivas, lanzamiento y desembarco de armas y explosivos por aire y por mar, organización de invasiones mercenarias, filtración de espías y saboteadores, acciones todas que se llevan a cabo desde el territorio de los Estados Unidos y de algunos países cómplices; cese de los ataques piratas que se llevan a cabo desde las bases existentes en Estados Unidos y Puerto Rico; cese de todas las violaciones de nuestro espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos; y la retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por los Estados Unidos.
Es harto conocido igualmente que el periodista francés Jean Daniel había entrevistado al presidente Kennedy después de la Crisis de Octubre; este le contó la experiencia muy dura que había vivido, y le había preguntado si yo realmente conocía el peligro de aquel momento. Le pidió al reportero francés que viajase a La Habana, hablara conmigo y esclareciese esa interrogante.
Este viajó a La Habana y pidió la entrevista. Lo cité esa noche y le transmití que deseaba verlo y conversar con él sobre el tema, y le sugerí conversar en Varadero. Llegamos al lugar y lo invité a almorzar. Era el mediodía. Puse un radio y en ese instante un despacho glacial informa que el Presidente había sido asesinado en Dallas.
Prácticamente ya no había de qué hablar. Yo, desde luego, le pedí que me hablara de su conversación con Kennedy; él estaba realmente impresionado con su contacto. Me dijo que Kennedy era una máquina de pensar, estaba realmente traumatizado. No volví a verlo. Por mi parte investigué lo que pude, o más bien supuse lo que pasó ese día. Fue rara la conducta de Lee Harvey Oswald. Supe que este había tratado de visitar Cuba no mucho tiempo antes del asesinato de Kennedy, y se supone que disparó con un rifle semiautomático de mira telescópica contra un blanco en movimiento. De sobra conozco el empleo de esa arma. La mirilla, cuando se hace un disparo, se mueve y el blanco se pierde un instante; lo que no ocurre con otro tipo de sistema de puntería de cualquier fusil. La telescópica, de varios poderes, es muy precisa si el arma se apoya, pero estorba cuando se hace con un objetivo en movimiento. Se dice que fueron dos los disparos mortales consecutivos en fracción de segundos. La presencia de un lumpen conocido por su oficio, que mata a Oswald nada menos que en una estación de policía, conmovido por el dolor que estaría sufriendo la esposa de Kennedy, parece una cínica broma.
Johnson, un buen magnate petrolero, no perdió un minuto en tomar el avión en dirección a Washington. No quiero hacer imputaciones; es asunto de ellos, pero se trata de que en los planes estaba involucrar a Cuba en el asesinato de Kennedy. Más tarde, transcurridos los años, me visitó el hijo del Presidente asesinado y cenó conmigo. Era un joven lleno de vida que le gustaba escribir. Poco tiempo después, viajando en noche tempestuosa hacia una isla vacacional en un sencillo avión, al parecer no encontraron la meta y se habían estrellado. También conocí en Caracas a la esposa y los hijos pequeños de Robert Kennedy, quien fue fiscal, y negociador con el enviado de Jruschov y había sido asesinado. Así marchaba desde entonces el mundo.
Muy próximo ya a terminar este relato, que coincide con el 13 de agosto, 87 aniversario de su autor, ruego se me excuse de cualquier imprecisión. No he tenido tiempo de consultar documentos.
Los despachos cablegráficos casi diariamente hablan de preocupantes temas que se acumulan en el horizonte mundial.
Noam Chomsky, según el sitio Web del canal de televisión Rusia Today, expresó: “La política de Estados Unidos está diseñada para que aumente el terror”.
“Según el prestigioso filósofo, la política de EE.UU. está diseñada de manera que aumenta el terror entre la población. ‘EE.UU. está llevando a cabo la campaña terrorista internacional más impresionante jamás vista [¼ ], la de los drones y la campaña de las fuerzas especiales’¼ ”
“La campaña de drones está creando potenciales terroristas.”
“A su juicio, es absolutamente asombroso que el país norteamericano lleve a cabo por un lado una campaña de terror masivo, que pueda generar potenciales terroristas en contra de uno mismo, y por otro proclame que es absolutamente necesario contar con vigilancia masiva para proteger contra el terrorismo.”
“Según Chomsky, existen numerosos casos similares. Uno de los más llamativos, en su opinión, es el de Luis Posada Carriles, acusado por Venezuela de la participación en un atentado contra un avión en el que murieron 73 personas.”
Hoy guardo un especial recuerdo del mejor amigo que tuve en mis años de político activo —quien muy humilde y pobre se fraguó en el Ejército Bolivariano de Venezuela—, Hugo Chávez Frías.
Entre los muchos libros que he leído, impregnados de su lenguaje poético y descriptivo, hay uno que destila su rica cultura y su capacidad de expresar en términos rigurosos su inteligencia y sus simpatías a través de las más de dos mil preguntas formuladas por el periodista, también francés, Ignacio Ramonet.
El 26 de Julio de este año, cuando visitó a Santiago de Cuba con motivo del 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes, me dedicó su último libro: Hugo Chávez Mi primera vida.
Experimenté el sano orgullo de haber contribuido a la elaboración de esa obra, porque Ramonet me sometió a ese cuestionario implacable, que pese a todo sirvió para entrenar al autor en esa materia.
Lo peor es que no había concluido mi tarea como dirigente cuando le prometí revisarlo.
El 26 de julio de 2006 enfermé gravemente. Apenas comprendí que sería definitivo no vacilé un segundo en proclamar el día 31 que cesaba en mis cargos como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y propuse que el compañero designado para ejercer esa tarea procediera de inmediato a ocuparlo.
Me restaba concluir la revisión prometida de Cien horas con Fidel. Estaba acostado, temía perder el conocimiento mientras dictaba y a veces me quedaba dormido. No obstante, día por día respondía a las endiabladas preguntas que me parecían interminablemente largas; pero persistí hasta que terminé.
Estaba lejos de imaginar que mi vida se prolongaría otros siete años más. Solo así tuve el privilegio de leer y estudiar muchas cosas que debí aprender antes. Pienso que los nuevos descubrimientos nos han sorprendido a todos.
De Hugo Chávez faltaron muchas preguntas por responder, desde el momento más importante de su existencia, cuando tomó posesión de su cargo como Presidente de la República de Venezuela. No existe una sola pregunta que responder en los más brillantes momentos de su vida. Los que lo conocieron bien saben la prioridad que daba a esos desafíos ideológicos. Hombre de acción e ideas, lo sorprendió un tipo de enfermedad sumamente agresiva que le hizo sufrir bastante, pero enfrentó con gran dignidad y con profundo dolor para familiares y amigos cercanos que tanto amó. Bolívar fue su maestro y el guía que orientó sus pasos en la vida. Ambos reunieron la grandeza suficiente para ocupar un lugar de honor en la historia humana.
Todos esperamos ahora Hugo Chávez Mi segunda Vida. Sin él, la más auténtica de las historias nadie podría escribirla mejor.
Fidel Castro Ruz
Agosto 13 de 2013
9 y 5 p.m.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Los secretos de Fidel Castro (+ Fotos)



fidel en la sierra
Fidel en la Sierra Maestra
Atardecía el 17 de noviembre de 2005 cuando apareció de súbito, bajó del carro y estallaron en segundos los gritos de aquella muchachada: ¡Fidel, Fidel, Fidel! Le esperábamos hacía varias horas en las afueras del Aula Magna de la Universidad de La Habana. Algunos “clasificaron” para escucharle al interior de la sala; el resto hacíamos “olas” en la calle. Todos estábamos allí, era la oportunidad de la vida de abrazarle.
Intenté llegar lo más cerca que pude, pero fue una misión imposible. Solo le vi como a 20 metros, no más cerca. Eran mil manos extendidas, besos que volaban y Fidel, sonriente, fue reciprocando uno tras otros los mil saludos de ese pedacito de Cuba.
Aquel día de hace ocho años, en el que todavía era estudiante de Periodismo y andaba siempre soñando –no digo que ahora no lo haga– me di cuenta de que conocía a Fidel Castro de toda la vida, que los medios de comunicación me lo habían acercado tanto que no le pude estrechar la mano pero sentía su piel tersa y sus uñas aguileñas.
Los universitarios no paraban de corear: “Fidel, Fidel, que tiene Fidel, que los imperialistas no pueden con él. Fidel, Fidel que tiene Fidel…” Era el mismo de Birán, el Granma, la Sierra Maestra, la Crisis de Octubre y la ONU; el hombre sencillo que podía jugar básquet con un grupo de estudiantes o cambiarle un neumático al carro.
Caí en la cuenta de que muchos se ufanan en “desenterrar” los secretos de Fidel para hacerlos públicos y yo los tenía delante de mí: su humanismo, el primero de esos grandes secretos.
fidel en la plaza de la revolución
Fidel en la Plaza de la Revolución
fidel en naciones unidas
Fidel en Naciones Unidas
Por décadas lo han intentado satanizar con mil cuentos: que si quitaría la patria potestad, que si los comunistas comían niños, que si estaba entre los hombres más ricos del mundo, que si tal escándalo. Pero Fidel siempre se ha mantenido ahí, firme, sereno y hasta el día de hoy anda invicto. Qué cosas tiene Fidel que ni la naturaleza ha podido con él.
Fidel Castro cumple 87 años este 13 de agosto y, aún con esa ética proverbial con la que separó siempre al estadista hombre público de su vida privada, por estos días no podrá dejar de escuchar en la radio, ver en la televisión y leer en la prensa escrita o digital cómo el mundo festeja su cumpleaños y comparte sus secretos.
Hace algunas semanas leí una de sus frases que define otro de sus mil secretos: “Prefiero el viejo reloj, los viejos espejuelos, las viejas botas… y en política, todo lo nuevo”. Así de sencillo, ¿qué más se puede pedir? Un hombre fuera de liga.
Su hermano, el presidente Raúl Castro, nos da otras pistas: “Yo no he visto a nadie –y lo digo apoyándome en hechos concretos– que haya tenido una voluntad más grande mientras mayores son las dificultades”.
“Pretender medir la dimensión de Fidel es imposible”, nos confiesa Wilfredo Lam desde la solapa de Guerrillero del Tiempo, el libro de Katiuska Blanco donde el diálogo se convierte en dibujo de la personalidad y la vida del Comandante.
fidel en la urss
Fidel en la URSS
filde y allende
Fidel junto al presidente chileno Salvador Allende
fidel y yaseer arafat
Fidel junto al líder palestino Yasser Arafat
Cuenta Katiuska que ni aún en los momentos más difíciles de su vida, Fidel ha estado alejado de los libros y el trabajo. Recuerda la periodista que, apenas unos pocos días después de su operación en julio de 2006 –aún en convalecencia– la llamó y allá se fue ella a trabajar con él en la pequeña clínica donde estaba recluido.
Así es Fidel, el incansable que llegó a dormir no más de cuatro horas diarias y podía pronunciar kilométricos discursos y no perder el hilo de las palabras, y no solo decir mucho sino dar ideas y poner los cimientos para un sueño; porque eso sí tiene Fidel, es un gran soñador.
El propio Gabriel García Márquez lo define como el hombre que va al futuro y regresa todos los días para contarnos qué va a pasar. Gabo lo catapulta en una frase: “Una cosa sabe uno con seguridad: esté donde esté, como esté y con quién esté, Fidel Castro está allí para ganar”.
Por esos caminos anda uno descubriendo los secretos de este hombre y se encuentra que cientos de sus más cercanos amigos y confidentes ya lo han definido. Para el escritor Jean Paul Sartre, “Fidel piensa hablando, o más bien, vuelve a pensar todo lo que va a decir: lo sabe y sin embargo, lo improvisa. Para tener tiempo de ver claramente la relación de las ideas, repite lentamente las palabras, dándole a cada frase –el tiempo de un desarrollo particular– el mismo comienzo”.
Fidel Castro continúa al frente de la Revolución. Con 87 años sigue sorprendiendo con sus reflexiones y su guía. Este hombre, que es capaz de dedicar horas para conversar con uno o miles, a veces sonriente, íntimo, y otras grave y tenaz.
Durante la Crisis de Octubre, en medio de las tensiones de aquellos días, le escuché lleno de valentía hablarle con la verdad al pueblo: “Si este país demostrara temor al imperialismo nos tragarían completo. No se le puede dar, un tantico… hay que resistir. Todos somos uno en esta hora de peligro”.
Eusebio Leal confiesa que lo ha visto superar los límites de la fatiga para aplicarse a persuadir, convencer y modelar a discípulos capaces de continuar la obra. “Le he visto reír y conmoverse hasta el límite, y, en alguna que otra ocasión, esbozar un rictus de amargura ante la decepción de no haber logrado un objetivo. Sobre un hombre de similar estirpe hablamos. Otros requerirán títulos y conocimientos, pero él no los necesita. Basta decir: ¡Fidel!”.
Regreso a los días de la universidad, me lleno de aquellos sueños, de la avidez por los secretos de Fidel y encuentro en todas las palabras, los gritos y los cariños del pueblo, la definición de quién es verdaderamente: el hombre sencillo, humano, firme, sereno, invicto, ético, novedoso, incansable, soñador, líder, unido, sensible, trabajador… y mucho más que se escapa.
Pero falta, esperen, el ingrediente más importante y nos lo regala Conchita Fernández: “Si la lealtad tuviera nombre de persona, se llamaría Fidel, que es lo que quiere decir su nombre en latin: fidelis, o sea, fiel”.
(Tomado de Cubahora)
fidel con garcia marquez
Fidel y el escritor colombiano Gabriel García Márquez
fidel junto a compay segundo
Fidel y Compay Segundo
fidel junto a correa
Fidel y el presidente de Ecuador, Rafael Correa
fidel y hugo chavez
Fidel junto al líder histórico de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez
fidel y jovenes cubanos
Fidel junto a jóvenes cubanos
fidel y maradona
Fidel y Diego Armando Maradona
fidel y nelson mandela
Fidel y Nelson Mandela
fidel y teófilo stevenson
Fidel y Teófilo Stevenson
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Un año más de Revolución para Fidel

Aurelio Alonso •
La Habana, Cuba
Lo más importante de la fecha es que celebramos un año más con Fidel, sean 87 o cuantos sean.
El número contabiliza el pasado recorrido; pero las realidades celebradas se colocan siempre en presente.
Las generaciones que hemos convivido con la suya, por tramos más cortos o largos de tiempo, con vivencias y lecturas diversas según los sucesivos grupos etáreos, disfrutamos del común privilegio de experimentar la transformación social liderada por una de las figuras más significativas del siglo XX. Contados han sido los estadistas capaces de llevar a sus pueblos a tal nivel de protagonismo histórico. Con la edad alcanzada se entiende que de sus coetáneos no queden hoy muchos en pie: unos cayeron en combate y otros simplemente no viven ya.
Es una soledad compensada en el tiempo solamente por la capacidad de conectar con los grupos que le siguen en edad y que, de manera progresiva, son los que definen continuidad y cambio.
Salir de la adolescencia a la luz de la victoria de 1959 implicaba reconocerse en el torrente de la generación precedente, la de Fidel, heroica en el combate, legataria indiscutible de la victoria, y conductora por derecho propio del cambio social.
 Buscábamos entonces las pistas de continuidad con una confianza ganada para la comunicación entre generaciones, la cual se expresaba en un sentido de la lealtad puntualmente vinculado a los ideales.
La generación de la lealtad, la he llamado en ocasiones anteriores, porque aquella década inicial de construcción revolucionaria estuvo cargada de emprendimientos, de confrontación, de audacias, de errores y de sorpresas sin precedentes.
Fidel Castro se había convertido, tal vez sin percatarse de ello, en el eslabón de apertura de una nueva época para Cuba, América y el mundo.
La llave de un socialismo de sello americano.
El liderazgo ejercido por Fidel se reforzaba continuamente con su rechazo resuelto a las agresiones y a los intentos de recuperación de hegemonía desde los EE.UU., que nos revelaba con su agresividad que la soberanía no la obtiene de una sola vez quien la defendió con éxito, sino que es algo que hay que defender todos los días de los lances imperiales, de cualquier magnitud y desde cualquier entorno. 
La experiencia cubana volvía a poner de relieve la importancia de las condiciones del conductor para la retención del curso revolucionario del cambio a través de imprevistos, obstrucciones, agresiones, reveses o estancamientos.
Muchas han sido en la historia las revoluciones fracasadas por la ausencia del liderazgo competente. No bastan las cualidades de un estadista talentoso en condiciones normales, para llevar con acierto las riendas de un proceso de transformación radical de la sociedad.
Especialmente en la América Latina, cuya historia republicana ha sufrido los efectos más nocivos del clientelismo de la dependencia, por una parte, y las arbitrariedades del caudillismo, por otra.
Acomodarse en concesiones hasta desembocar en una rápida claudicación ha sido una ruta de perversión de liderazgos. La otra, la del caudillismo, radica en la concentración irrestricta del poder en las manos del líder, la cual ha llegado a generar apreciables frustraciones en la tradición latinoamericana. 
 Por esos motivos se hace tan complejo el tema del liderazgo revolucionario, que requiere pasar por un largo y difícil sendero de consolidación antes de quedar consagrado definitivamente en fórmulas institucionales.
Y aunque se nos antoje paradójico, el camino hacia la más auténtica de las democracias pasa por la senda de la autoridad consensuada del líder. En los años recientes, las urnas han demostrado servir para ello, y el poder del pueblo se logra legitimar y consolidar, cada vez más, por el instrumento electoral.
De manera que el privilegio generacional de todos los grupos que siguen a Fidel en el presente radica, en primer lugar, en atesorar el aprendizaje de un liderazgo que logró asociar nación y pueblo en la vida política, como conceptos claves para la estructuración de la práctica y el pensamiento revolucionario.
Esencial ha sido para ello la riqueza de valores recibida del ideal martiano, núcleo duro del independentismo cubano, que tuvo que esperar más de medio siglo para ser llevado a la realidad.
Pienso, además, que los 54 años transcurridos de 1959 a la fecha no dejan espacio para dudar acerca de este reconocimiento. Los cubanos jóvenes de los 70 y de los 80 vivieron en el internacionalismo la experiencia de este liderazgo, tanto el combativo, en el continente africano, como civil, en todas las latitudes, principalmente en las áreas de la salud y la educación, aunque también en otras. A 30 años de la victoria de la Sierra Maestra, el derrumbe sorpresivo del sistema socialista soviético volvía a presentar al proceso cubano el más agudo de los retos, y ante la crisis en que sumía aquel desastre a la economía cubana tendrían que brillar de nuevo las luces del líder. Y brillaron para impedir que el proyecto nacional fuera arrastrado con la caída. Una década después comenzó a cambiar el escenario latinoamericano, tan súbitamente como se había derrumbado la alternativa que fue buscada en el Este. El movimiento popular encabezado por Hugo Chávez en Venezuela abría al fin, tras muchos años, un espacio al cambio radical en el contexto del continente, en clara sintonía con el ejemplo de resistencia sembrado por Cuba desde 1959. Y tras Venezuela, se sumarían Ecuador y Bolivia, el retorno del sandinismo en Nicaragua, y la llegada a Brasil y Argentina de programas de gobierno progresistas, junto a otros países de la América Latina y Caribeña. Es a partir de estos cambios a escala nacional que se ha hecho viable el modelo de asociación deseado, equilibrado, solidario, tantas veces frustrado desde los tiempos de Simón Bolívar, y la perspectiva de avanzar en una genuina integración de nuestros pueblos. Las banderas que Fidel se vio forzado a defender en solitario como estadista por muchos años han ganado ya una dimensión continental: son los pueblos de Nuestra América ahora frente al imperio, para detener y revertir su dominación, con una nueva generación de auténticos líderes revolucionarios, valientes y lúcidos, audaces y prudentes, fieles a los principios y ajenos a los dogmas políticos. Fidel cumple un nuevo año con la carga de las preocupaciones por los desafíos de transformación que afronta el proyecto cubano, y del panorama de violencia opresora en el Oriente Medio, y los peligros de reacción norteamericana hacia la región, pero también con la satisfacción de ver avanzar la resistencia de nuestros pueblos de América, que se sitúan aceleradamente en la vanguardia del antimperialismo a escala mundial. Los humildes de América, y más allá de América, le podrán felicitar de corazón por la solidaridad y el éxito alcanzado en la resistencia frente a las presiones que nos impone el imperio, y agradecidos de las enseñanzas de su liderazgo.

miércoles, 7 de agosto de 2013

A 60 años del inicio de la Revolución Cubana (II y final)

A 60 años del Moncada, la lucha por la segunda independencia y la unidad de Nuestra América ha ganado más terreno que nunca antes por caminos propios e inusitados que cada pueblo va encontrando. La combativa y creativa XII Cumbre de la Alba celebrada en Ecuador el pasado 30 de julio así lo confirma.

Ángel Guerra Cabrera / LA JORNADA

Las banderas del 26 de julio articulan pasado
 y presente de nuestra América.
La revolución desencadenada con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes encarnaba la continuidad de la lucha del pueblo cubano por su independencia desde el siglo 19. Decir de Martí, como lo hizo Fidel, que había sido el autor intelectual del ataque al Moncada expresaba meridianamente esta conexión. El apóstol de la independencia de Cuba actualizó los radicales objetivos de la guerra emancipadora y antiesclavista iniciada el 10 de octubre de 1868 a la luz del surgimiento del imperialismo estadunidense y del análisis crítico de las primeras décadas de construcción republicana de nuestros pueblos.

Martí concibió la derrota del yugo colonial español con el fin de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Su programa perfilaba una república antioligárquica, antiimperialista y profundamente democrática, donde negros, blancos criollos, mulatos y españoles convivieran como hermanos. No hay razas, advirtió. En su visión, deudora de Bolívar, esa república debía unir su destino al de las demás naciones al sur del río Bravo, llamadas a formar una gran patria común –Nuestra América– que pusiera coto a las pretensiones expansionistas estadunidenses y sirviera de contrapeso para lograr el equilibrio del mundo.

Pero el logro de esos objetivos fue frustrado por la intervención estadunidense de 1898 y la posterior mediatización de la fulgurante revolución democrática y antimperialista de los años 30. Como consecuencia, Cuba era probablemente, en la América Latina de entonces, el país más atenazado por los tentáculos imperialistas de Estados Unidos y sólo podía llegar a ser verdaderamente independiente el día que rompiera ese yugo.

La cuenta regresiva para lograrlo se inició justamente con el ataque al Moncada y concluyó cinco años, cinco meses y cinco días después, el primero de enero de 1959. Los sobrevivientes de aquella acción hicieron de su encierro la prisión fecunda, convertida –como expliqué en mi entrega anterior– en verdadero estado mayor de la revolución hasta la amnistía de 1955.

Los 55 días que Fidel batalló políticamente en Cuba a la salida de la cárcel explican el posterior exilio en México de los moncadistas y su líder. Este demostró su voluntad de utilizar los precarios espacios legales tolerados por la dictadura batistiana y esta su decisión de cerrarlos. Una vez más quedaba clara la necesidad de reiniciar la lucha armada.

Pero el desembarco del yate Granma devino un nuevo revés y los expedicionarios fueron casi exterminados. Sólo la fe inquebrantable de Fidel y sus compañeros en las masas, su indomable voluntad de lucha, el arropamiento que les prodigó el campesinado serrano organizado por Celia Sánchez y, más tarde, la gran mayoría del pueblo explica la recomposición y crecimiento del ejército rebelde hasta conseguir la victoria en poco más de dos años.

La arrolladora campaña rebelde de 1958, la gran huelga general insurreccional que la coronó, la fuga del tirano, la constatación posterior de la hondura de la revolución cubana permitieron vislumbrar el incendio por la segunda independencia que ocasionaría en América Latina y el Caribe.

Washington lanzó a partir de 1959 una colosal campaña de terrorismo de Estado y una inclemente guerra económica para destruir a la revolución cubana. Inmediatamente después de su triunfo sembró nuestras tierras de golpes de Estado, asesores de contrainsurgencia y cientos de miles de cadáveres para impedir el contagio.

Al derrumbarse la URSS pareció por unos años que Cuba se había quedado sola pero resultó que un gran Moncada a escala latino-caribeña estaba por estallar. El pueblo de la Venezuela bolivariana y el brillante y decidido accionar de su gigantesco líder Hugo Chávez rompieron con la inercia neoliberal. Mostraron que aún después de la gran derrota sufrida por el movimiento revolucionario mundial con el derrumbe soviético era posible proponerse de nuevo la justicia social, la libertad política, la fraternidad y la solidaridad entre los pueblos. Se han sacado lecciones muy útiles de los errores anteriores.

Es así que a 60 años del Moncada la lucha por la segunda independencia y la unidad de Nuestra América ha ganado más terreno que nunca antes por caminos propios e inusitados que cada pueblo va encontrando. La combativa y creativa XII Cumbre de la Alba celebrada en Ecuador el pasado 30 de julio así lo confirma.