La derecha, las personas que se identifican con las ideas de
derecha, desde siempre han despreciado a la gente que se define o es definida
como “ pobres”, “pueblo”, “marginados”, “pata en el suelo”, “lumpen”,
“descamisados”, a “esos” los ricos, los oligarcas, los de derecha no los
quieren. A ningún rico le importa la suerte ni el destino de los desposeídos.
Es costumbre de los necesitados, acercarse a los políticos, más aun si son candidatos y entregarles papelitos, cartas, notas, etc. La esperanza es lo último que pierde el pobre, y se dirige a los encumbrados a pedirle alguna ayuda. El depauperado recurre a la carta, al papelito, a la misiva medio escondida, medio camuflada, guardada en la ajada cartera de la mujer que sufre viendo a sus hijos y nietos vivir en un casi rancho sin techo. Ese papel mal doblado metido en el bolsillo de un pantalón manchado con pintura, cal y cemento, de un padre sin empleo y en precarias condiciones económicas, desesperado por saber que sus hijos no tendrán que comer mañana.
En esas cartas, en esos papeles están puestas las esperanzas, las ilusiones y sin duda toda la energía que nace de un ser desesperado. Su necesidad es tal que decide pedirle una limosna, un auxilio a un candidato, a un político, a un sujeto que anda ofreciendo, villas y castillos para quienes le den su voto. Es razonable, es común y hasta esperado que a los “poderosos” los humildes se les aproximen para pedirles algo.
Cuando se ponen las esperanzas en un papel, y se espera que surta efecto, que se realice el milagro, que se logre conseguir el techo, la beca, las medicinas, la casita, la silla de ruedas, el tratamiento medico, o lo que sea que se ha pedido. Cuando la persona necesitada entrego la carta, se comió su orgullo, y se planto ante el personaje, esperando que su pedido no caiga en el olvido. Cuando esa persona regresa a su casa, lleva una lucecita en el corazón; espera que su ruego sea escuchado, leído, espera una ayuda, del cielo, de dios, o del político.
Dios deja de ser intermediario entre las necesidades de los seres humanos y los problemas materiales de cada quien. Cuando el estado cumpliendo los mandatos de la constitución resuelve y satisface las necesidades básicas de la gente, suplanta a los milagros. Deja de ser necesario el papelito, deja de ser necesaria la carta, la misiva, la solicitud. El estado provee las condiciones necesarias para que la gente se desarrolle de manera armónica y justa. Desaparece entonces la carta de solicitud de ayuda.
Regresando al principio a la derecha no le importan las necesidades, las urgencias del pueblo. Los pobres que coman comida para perros, sopa de hueso blanco como dijera una vez caldera el divino. Los pobres abandonados a su suerte, y sus cartas a la basura.
En estos días fueron botadas las esperanzas, las ilusiones, las aspiraciones de un montón de gente que se acerco al candidato de la oposición, que le entrego en mano propia los papelitos, las cartas, las misivas. Que le entrego no solo un trozo de humilde papel, entrego una parte de su se a la espera de una respuesta favorable.
La cruel realidad es que el candidato boto esas cartas a la basura. Se deshizo de ellas como si quemaran, como si le ardiera la piel al sostenerlas. Las dejo caer al piso sin piedad ninguna, sin ni siquiera haberlas leído. En un acto del más absoluto desprecio por el dolor ajeno, sin pensar en las necesidades y sufrimientos de los que escribieron con profundo dolor esas cartas.
Haciendo gala de la más profunda indiferencia, ese sujeto, representante de la burguesía, de la oligarquía nacional, desecho, los elementos que podrían comprometerlo en el cumplimiento de alguna promesa. No teniendo las cartas podría alegar que nunca las recibió.
Este comportamiento es común a los oligarcas, es frecuente en esos tipejos a los que las necesidades de la gente les son indiferentes. Alguna vez escuche decir a un rico: “ los pobres que lo dejen todo hecho y se vayan” para el señor capriles radonsky solo existen los ricos como el, los inversionistas, los oligarcas, los adinerados, los que ganan dinero.
Los pobres que se jodan, que no molesten con pedidos, cartas o papeles. El lumpen que se vaya a la mierda.
Que bien que fueron descubiertas las cartas que botaron. Que bien que el pueblo se dio cuenta de lo se perfila como futuro si en el supuesto negado esos fascistas pudieran tomar el poder. Ya sabemos que harán con el pueblo y sus necesidades.
Que nadie se llame a engaño, que nadie crea en las intenciones de la mud, de su candidato y de los gringos jefes de la oposición venezolana. A esos fascistas solo les interesa el erario público, la riqueza de la patria. La gente para ellos no vale nada. Cada día lo demuestran con sus acciones.
Es costumbre de los necesitados, acercarse a los políticos, más aun si son candidatos y entregarles papelitos, cartas, notas, etc. La esperanza es lo último que pierde el pobre, y se dirige a los encumbrados a pedirle alguna ayuda. El depauperado recurre a la carta, al papelito, a la misiva medio escondida, medio camuflada, guardada en la ajada cartera de la mujer que sufre viendo a sus hijos y nietos vivir en un casi rancho sin techo. Ese papel mal doblado metido en el bolsillo de un pantalón manchado con pintura, cal y cemento, de un padre sin empleo y en precarias condiciones económicas, desesperado por saber que sus hijos no tendrán que comer mañana.
En esas cartas, en esos papeles están puestas las esperanzas, las ilusiones y sin duda toda la energía que nace de un ser desesperado. Su necesidad es tal que decide pedirle una limosna, un auxilio a un candidato, a un político, a un sujeto que anda ofreciendo, villas y castillos para quienes le den su voto. Es razonable, es común y hasta esperado que a los “poderosos” los humildes se les aproximen para pedirles algo.
Cuando se ponen las esperanzas en un papel, y se espera que surta efecto, que se realice el milagro, que se logre conseguir el techo, la beca, las medicinas, la casita, la silla de ruedas, el tratamiento medico, o lo que sea que se ha pedido. Cuando la persona necesitada entrego la carta, se comió su orgullo, y se planto ante el personaje, esperando que su pedido no caiga en el olvido. Cuando esa persona regresa a su casa, lleva una lucecita en el corazón; espera que su ruego sea escuchado, leído, espera una ayuda, del cielo, de dios, o del político.
Dios deja de ser intermediario entre las necesidades de los seres humanos y los problemas materiales de cada quien. Cuando el estado cumpliendo los mandatos de la constitución resuelve y satisface las necesidades básicas de la gente, suplanta a los milagros. Deja de ser necesario el papelito, deja de ser necesaria la carta, la misiva, la solicitud. El estado provee las condiciones necesarias para que la gente se desarrolle de manera armónica y justa. Desaparece entonces la carta de solicitud de ayuda.
Regresando al principio a la derecha no le importan las necesidades, las urgencias del pueblo. Los pobres que coman comida para perros, sopa de hueso blanco como dijera una vez caldera el divino. Los pobres abandonados a su suerte, y sus cartas a la basura.
En estos días fueron botadas las esperanzas, las ilusiones, las aspiraciones de un montón de gente que se acerco al candidato de la oposición, que le entrego en mano propia los papelitos, las cartas, las misivas. Que le entrego no solo un trozo de humilde papel, entrego una parte de su se a la espera de una respuesta favorable.
La cruel realidad es que el candidato boto esas cartas a la basura. Se deshizo de ellas como si quemaran, como si le ardiera la piel al sostenerlas. Las dejo caer al piso sin piedad ninguna, sin ni siquiera haberlas leído. En un acto del más absoluto desprecio por el dolor ajeno, sin pensar en las necesidades y sufrimientos de los que escribieron con profundo dolor esas cartas.
Haciendo gala de la más profunda indiferencia, ese sujeto, representante de la burguesía, de la oligarquía nacional, desecho, los elementos que podrían comprometerlo en el cumplimiento de alguna promesa. No teniendo las cartas podría alegar que nunca las recibió.
Este comportamiento es común a los oligarcas, es frecuente en esos tipejos a los que las necesidades de la gente les son indiferentes. Alguna vez escuche decir a un rico: “ los pobres que lo dejen todo hecho y se vayan” para el señor capriles radonsky solo existen los ricos como el, los inversionistas, los oligarcas, los adinerados, los que ganan dinero.
Los pobres que se jodan, que no molesten con pedidos, cartas o papeles. El lumpen que se vaya a la mierda.
Que bien que fueron descubiertas las cartas que botaron. Que bien que el pueblo se dio cuenta de lo se perfila como futuro si en el supuesto negado esos fascistas pudieran tomar el poder. Ya sabemos que harán con el pueblo y sus necesidades.
Que nadie se llame a engaño, que nadie crea en las intenciones de la mud, de su candidato y de los gringos jefes de la oposición venezolana. A esos fascistas solo les interesa el erario público, la riqueza de la patria. La gente para ellos no vale nada. Cada día lo demuestran con sus acciones.
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