En 1886, 200 mil trabajadores norteamericanos fueron al paro por la jornada de 8 horas de trabajo
Una de las reivindicaciones históricas para la época era la de la jornada laboral de 8 horas. “Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa” era la consigna que desde hacía 60 años sostenían las uniones de trabajadores y por las que, el 1 de Mayo de 1886, decidieron ir al paro.
Se acababa de aprobar la Ley de Jornada de 8 horas, sin embargo, en los hechos, los patrones seguían aplicando la anterior, que establecía jornadas de 18 horas salvo en caso de necesidad (en cuyo caso podían exigir al obrero que trabajase más).
Los dos sindicatos mayoritarios, la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo y la Federación Estadounidense del Trabajo, decidieron otorgar al sector patronal un plazo hasta el 1 de mayo de 1886 para que se cumpliera la jornada laboral de 8 horas. Los empresarios no cumplieron, aduciendo que el pedido tenía carácter “lunático” y “poco patriota”.
En la fecha indicada, 200 mil trabajadores concretaron el paro en Chicago y protagonizaron una multitudinaria marcha que fue reprimida salvajemente por la policía. Las protestas continuaron los días 2, 3 y 4 de mayo. Ese día, un grupo rompehuelgas salió a enfrentarse con los manifestantes y la policía, sin previo aviso, disparó a quemarropa contra la multitud provocando la muerte de seis obreros y dejando heridos a decenas de ellos.
Por la tarde, las protestas continuaron y los hechos se volvieron más violentos. Una bomba estalló en el sector de la policía matando a uno de ellos. Los uniformados volvieron a abrir fuego hiriendo esta vez a varios cientos de trabajadores. Fueron detenidos y torturados otros cientos.
Las violentas jornadas de mayo de 1886 derivaron en juicio a 31 obreros, que con el tiempo fue decantando y recayó sobre 8 de ellos. En un juicio mundialmente conocido por las violaciones de todas las normas procesales, cinco de ellos fueron condenados a la horca por ser considerados “enemigos de la sociedad y del orden establecido”. Los otros tres, fueron condenados a prisión.
El 11 de noviembre de 1987 se consumó la condena a muerte. Tres periodistas fueron ejecutados en la horca: August Vincent Theodore Spies, Albert Parsons (de quién se había probado que ni si quiera había estado en el lugar) y Adolf Fischer. Además fue ejecutado el tipógrafo George Engel. El carpintero Louis Lingg no pudo ser ahorcado porque se suicidó en su propia celda.
Luego de los acontecimientos de Chicago, los sectores patronales de Chicago fueron accediendo paulatinamente a otorgar la jornada de ocho horas.
En 1889, la Segunda Internacional en el Congreso Obrero Socialista de París declaró al 1 de mayo como día de homenaje y reivindicación de los Mártires de Chicago. Con el pasar de los años, diversos países se fueron sumando a la fecha y en la actualidad en todo el mundo se celebra el Día del Trabajador en esa fecha.
Sólo tres países no adhirieron jamás a la conmemoración: el Principado de Andorra, Reino Unido y, curiosamente, Estado Unidos. Norteamérica jamás adhirió a la fecha por temor a que el sentimiento socialista se viera exacerbado y, por el contrario, trasladó el festejo para el primer lunes de septiembre, fecha en que celebra “Las contribuciones de los trabajadores a la fortaleza, prosperidad y bienestar del país”.
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