viernes, 2 de septiembre de 2011

Reforma constitucional

Al grito de “ahora no es Tejero, son Rajoy y Zapatero” ha arrancado desde Atocha la manifestación convocada en madrid por el Movimiento 15-M contra la reforma constitucional pactada por el PP y PSOE. Un día antes de que esté prevista su aprobación en el Congreso para limitar el déficit, casi 1.000 personas han marchado hacia la glorieta de Neptuno pidiendo un referéndum y la huelga general. El bloqueo policial ha impedido que llegaran hasta el Parlamento, pero no ha frenado la lectura de un manifiesto “anticapitalista” y una asamblea posterior en mitad de la calzada para debatir sobre próximas convocatorias. El tráfico ha estado cortado durante más de cuatro horas.
Jubilados, estudiantes, amas de casa, jóvenes y otros que ya no lo son tanto se han vuelto a unir en una marcha que ha transcurrido sin incidentes por el paseo del Prado. La manifestación ha estado animada por consignas ya conocidas como “PSOE y PP, la misma mierda es” o “menos policía, más educación”, y otras menos oídas como “Ahora no es Tejero, son Rajoy y Zapatero” o “el próximo parado que sea un diputado”. Y es que los indignados aseguran que el pacto entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición “es un golpe de Estado contra los derechos sociales”.
“Blindar el techo del déficit equivale a recortar drásticamente el gasto social público. Pasar de un déficit del 7% al 0,4% como plantean supone un recorte de 70.000 millones de euros cada año del gasto social público”, leía una joven del 15-M, que ha convocado esta manifestación bajo el lema “No a esta reforma de la Constitución. Abajo el orden de los mercados y el capital”. Además de reclamar una consulta a los ciudadanos “vinculante”, el manifiesto ha tocado asuntos como la financiación a la Iglesia, “mayor con Zapatero que con Franco”, la corrupción política o la “necesidad de unión, sin sectarismo”, en esta “lucha”. “Otro capitalismo es imposible”, concluye.
Entre los indignados marchaba una pareja, Carlos y Margarita, de 50 años, que no se sumaba a los cánticos. Son sordos. Explicaban mediante gestos que, aunque no oyen, les bastaban las numerosas pancartas de la gente para unirse a la causa. “Rompéis el pacto social” o “Constitucionalizar la pobreza, no”. Ismael y Enrique, dos estudiantes veinteañeros, prefieren no llevar lemas. Se consideran veteranos del movimiento porque estuvieron acampados en la Puerta del Sol “desde el principio”. Creen que la solución a la crisis empieza por “castigar a las rentas más altas”.

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