Basta de hablar de la caída del Gran G. [Gran Guía] Ahora llega lo fundamental: Afganistán 2.0, Iraq 2.0, o una mezcla de ambos.
Los «rebeldes de la OTAN» siempre han asegurado que no quieren ocupación extranjera. Pero la OTAN –que posibilitó la victoria– no puede controlar Libia sin tropas sobre el terreno. Por lo tanto, en la central de la OTAN en Mons, Bélgica, juegan con múltiples escenarios, bajo una cobertura de terciopelo de las Naciones Unidas.
Según los planes que ya se han filtrado, podrá haber tarde o temprano soldados de las monarquías del Golfo Pérsico y de aliados amistosos como Jordania y especialmente Turquía, miembro de la OTAN, también muy ansiosa de obtener grandes contratos comerciales. Casi ninguna nación africana formará parte del asunto, ahora se ha «reubicado» a Libia en Arabia.
El Consejo Nacional de Transición (CNT) estará de acuerdo –o lo obligarán a estar de acuerdo– si Libia cae, o cuando caiga, en el caos. A pesar de eso será extremadamente difícil que le acepten, mientras las extremadamente dispares facciones de los «rebeldes de la OTAN» consolidan frenéticamente sus feudos, y se preparan para volverse unas contra otras.
No existe evidencia hasta ahora de que el CNT –fuera de arrodillarse ante el altar de las naciones miembros de la OTAN– tenga la menor idea de cómo administrar un paisaje político complejo en Libia.
Los «rebeldes de la OTAN» siempre han asegurado que no quieren ocupación extranjera. Pero la OTAN –que posibilitó la victoria– no puede controlar Libia sin tropas sobre el terreno. Por lo tanto, en la central de la OTAN en Mons, Bélgica, juegan con múltiples escenarios, bajo una cobertura de terciopelo de las Naciones Unidas.
Según los planes que ya se han filtrado, podrá haber tarde o temprano soldados de las monarquías del Golfo Pérsico y de aliados amistosos como Jordania y especialmente Turquía, miembro de la OTAN, también muy ansiosa de obtener grandes contratos comerciales. Casi ninguna nación africana formará parte del asunto, ahora se ha «reubicado» a Libia en Arabia.
El Consejo Nacional de Transición (CNT) estará de acuerdo –o lo obligarán a estar de acuerdo– si Libia cae, o cuando caiga, en el caos. A pesar de eso será extremadamente difícil que le acepten, mientras las extremadamente dispares facciones de los «rebeldes de la OTAN» consolidan frenéticamente sus feudos, y se preparan para volverse unas contra otras.
No existe evidencia hasta ahora de que el CNT –fuera de arrodillarse ante el altar de las naciones miembros de la OTAN– tenga la menor idea de cómo administrar un paisaje político complejo en Libia.
Pepe Escobar
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