Bienvenidos a nuestra ‘democracia’ racista
La Unión Africana (UA) no reconocerá al CNT; de hecho, acusa a los rebeldes de la OTAN de asesinatos indiscriminados de africanos negros, considerados todos como «mercenarios».
Según Jean Ping de la UA: «… El CNT parece confundir a negros con mercenarios… [Parece pensar] que todos los negros son mercenarios. Si se hace algo semejante significa que un tercio de la población de Libia, que es negra, también son mercenarios.»
El pequeño puerto de Sayad, a 24 kilómetros al oeste de Trípoli, se ha convertido en un campo de refugiados africanos negros aterrorizados por la «Libia libre». Médicos sin Fronteras descubrió la existencia del campo el 27 de agosto. Los refugiados dicen que desde febrero comenzaron a ser expulsados por los propietarios de los negocios en los que trabajaban, acusados de mercenarios, y que los están acosando desde entonces.
Según la mitología rebelde, el régimen de Gadafi estaba protegido esencialmente por murtazaka («mercenarios»). La realidad es que Gadafi empleó un contingente de combatientes africanos negros, de Chad, Sudan y tuaregs de Níger y Mali. La mayoría de los africanos negros sub-saharianos de Libia son trabajadores emigrantes con trabajos legales.
Para ver por dónde van las cosas, hay que mirar al desierto. El inmenso desierto del sur de Libia no fue conquistado por la OTAN. El CNT virtualmente no tiene ningún acceso a todo el agua de Libia ni a gran parte del petróleo.
Gadafi tiene la posibilidad de «operar en el desierto», de negociar con una serie de tribus, de comprar o consolidar su lealtad y organizar una continua guerra de guerrilla.
Argelia está involucrada en una cruenta lucha contra al-Qaida en el Magreb. La vasta y permeable frontera de 1.000 kilómetros de Argelia con Libia, sigue abierta. A Gadafi le resultaría fácil basar sus guerrillas en el desierto meridional con un refugio en Argelia, o incluso en Níger. El CNT ya está aterrorizado ante esta posibilidad.
La operación «humanitaria» de la OTAN ha lanzado por lo menos 30.000 bombas sobre Libia durante los últimos meses. Es seguro decir que muchos miles de libios han muerto en los bombardeos, los cuales no se detienen; pronto la OTAN puede atacar a algunos –civiles o no– a quienes en teoría estaba «protegiendo» hasta hace pocos días.
El Gran G derrotado puede resultar mucho más peligroso que un Gran G en el poder. La verdadera guerra comienza ahora. Será infinitamente más dramática y trágica. Porque ahora será una guerra darwiniana, norteafricana, de todos contra todos.
La Unión Africana (UA) no reconocerá al CNT; de hecho, acusa a los rebeldes de la OTAN de asesinatos indiscriminados de africanos negros, considerados todos como «mercenarios».
Según Jean Ping de la UA: «… El CNT parece confundir a negros con mercenarios… [Parece pensar] que todos los negros son mercenarios. Si se hace algo semejante significa que un tercio de la población de Libia, que es negra, también son mercenarios.»
El pequeño puerto de Sayad, a 24 kilómetros al oeste de Trípoli, se ha convertido en un campo de refugiados africanos negros aterrorizados por la «Libia libre». Médicos sin Fronteras descubrió la existencia del campo el 27 de agosto. Los refugiados dicen que desde febrero comenzaron a ser expulsados por los propietarios de los negocios en los que trabajaban, acusados de mercenarios, y que los están acosando desde entonces.
Según la mitología rebelde, el régimen de Gadafi estaba protegido esencialmente por murtazaka («mercenarios»). La realidad es que Gadafi empleó un contingente de combatientes africanos negros, de Chad, Sudan y tuaregs de Níger y Mali. La mayoría de los africanos negros sub-saharianos de Libia son trabajadores emigrantes con trabajos legales.
Para ver por dónde van las cosas, hay que mirar al desierto. El inmenso desierto del sur de Libia no fue conquistado por la OTAN. El CNT virtualmente no tiene ningún acceso a todo el agua de Libia ni a gran parte del petróleo.
Gadafi tiene la posibilidad de «operar en el desierto», de negociar con una serie de tribus, de comprar o consolidar su lealtad y organizar una continua guerra de guerrilla.
Argelia está involucrada en una cruenta lucha contra al-Qaida en el Magreb. La vasta y permeable frontera de 1.000 kilómetros de Argelia con Libia, sigue abierta. A Gadafi le resultaría fácil basar sus guerrillas en el desierto meridional con un refugio en Argelia, o incluso en Níger. El CNT ya está aterrorizado ante esta posibilidad.
La operación «humanitaria» de la OTAN ha lanzado por lo menos 30.000 bombas sobre Libia durante los últimos meses. Es seguro decir que muchos miles de libios han muerto en los bombardeos, los cuales no se detienen; pronto la OTAN puede atacar a algunos –civiles o no– a quienes en teoría estaba «protegiendo» hasta hace pocos días.
El Gran G derrotado puede resultar mucho más peligroso que un Gran G en el poder. La verdadera guerra comienza ahora. Será infinitamente más dramática y trágica. Porque ahora será una guerra darwiniana, norteafricana, de todos contra todos.
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