Convocadas por la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, miles de personas se reunieron en el centro de Santiago para marchar hasta un memorial levantado en el cementerio general en recuerdo de las 3.225 víctimas que dejó la cruenta dictadura que por 17 años encabezó Pinochet.
Portando banderas chilenas y algunos lienzos a favor de la educación pública -motivo de multitudinarias marchas en los últimos meses en Chile-, los manifestantes avanzaron pacíficamente por las calles de la capital chilena, sin lograr acercarse al palacio presidencial de La Moneda, fuertemente cercado por fuerzas policiales.
Fue allí donde el 11 de septiembre de 1973 acabó el gobierno del socialista de Salvador Allende, el primer y único marxista en llegar al poder a través de las urnas, quien murió en medio del bombardeo aéreo y terrestre al que fue sometido el palacio presidencial por parte de las fuerzas golpistas lideradas por Augusto Pinochet.
La marcha en recuerdo de él y de todas las víctimas de la dictadura culminó no obstante con incidentes en las inmediaciones del cementerio general, cuando un grupo de encapuchados comenzó a enfrentarse con la Policía, que con un alto contingente resguardaba el lugar.
Los manifestantes lanzaron piedras y palos a los agentes policiales, quemaron neumáticos y otros objetos y atacaron a algunos periodistas y fotógrafos desplegados en el lugar, mientras que la Policía lanzó chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes.
Ya más temprano, en una fecha que todos los años genera actos de violencia en Chile, se registraron algunos disturbios menores tras la instalación de barricadas incendiarias en barrios de la periferia de Santiago y del vecino puerto de Valparaíso, que dejaron cuatro detenidos y un policía lesionado, de acuerdo con la Policía.
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