miércoles, 11 de julio de 2012

El terrorismo de estado (1/4). Por: Otilio Montes Nuñez*


Cinco Antiterroristas Cubanos presos insjutamente en las cárceles de los Estados Unidos
La CIA ha estado detrás de la mayoría de los planes terroristas contra Cuba. (Tomada del sitio Las razones de Cuba)
El terrorismo ha devenido de acciones individuales, ora por asuntos religiosos, ora por motivos personales, ora por intereses políticos, en terrorismo de Estado como parte de su política de dominación, lo que ha propiciado que haya ido ocupando un papel preponderante a lo largo de la historia, en especial por parte de los gobiernos de turno de los Estados Unidos de América.
Se señala por algunos autores, que el terrorismo tiene su aparición durante la revolución francesa, bajo la llamada “dictadura jacobina” donde se afirma que unas 17 000 personas murieron en la guillotina y otras 25 000 sin sentencia.
Otros no coincidimos, los actos terroristas datan de siglos atrás comenzando con la muerte de emperadores y personas en el poder y otros actos causantes de pavor entre los habitantes de territorios, pueblos y civitas, como las cruzadas, por sólo citar una.
No hay una definición internacional de terrorismo, aunque todos coincidimos que el magnicidio, los sabotajes, los derribos de aviones y embarcaciones, los actos de piratería, el exterminio de la población y otras conductas violentas con fines de miedo colectivo, son actos de terrorismo.
En un diccionario encontramos la palabra terrorismo, cuyo significado es: “Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”; y terrorista: “Que practica actos terroristas o está a favor de estos”.
Para entender mejor lo que diremos más adelante, usemos la definición que hace años ofreció el Presidente de la Comisión Jurídica del Senado de EUA en ocasión de crear la subcomisión de seguridad y terrorismo de ese órgano cuyo texto se encuentra en la página 3558 del Reporte Congresional, cuando expresó: “El terrorismo es la amenaza de uso o el uso de la violencia con el fin de producir efecto político simbólico, para influir psicológicamente no sólo sobre el grupo de personas contra los que se dirigen estos actos, sino sobre capas más amplias de la población”.
Lo cierto es que el terrorismo cobra mayor auge a partir de aquel momento ya descrito de la revolución burguesa de Francia; siguiendo con el exterminio de las tribus indias en la naciente nación norteamericana en el siglo XVIII; el magnicidio de Lincoln; la usurpación a “sangre y fuego”, mediante la anexión de parte del territorio de México, la reconcentración del español Wayler y el hundimiento del buque “Maine” en el siglo XIX, en nuestro país.
En la primera mitad del siglo pasado se incrementaron los magnicidios y muertes de personalidades: en 1908 es asesinado el rey de Portugal; en 1914 el archiduque del reino  austro-húngaro, propiciador de la primera guerra mundial; el atentado al embajador alemán en Rusia para provocar la guerra entre ambos países; el atentado a Lenin, la muerte del Rey yugoslavo Alejandro I y del Presidente de la República francesa en 1934.
En la segunda mitad del siglo XX, tampoco escaparon a los atentados presidentes u otras personalidades, algunos de los cuales perdieron la vida: Patricio Lumumba en el Congo en 1963 (Eisenhower, Presidente de Estados Unidos de Norteamérica, ordenó eliminarlo); el presidente norteamericano Kennedy en 1963; Amílcar Cabral; Ernesto Ché Guevara y sus compañeros de guerrilla en 1967; los jesuitas y el arzobispo del Salvador; las monjas violadas y asesinadas en Centroamérica; Aldo Moro, Primer Ministro Italiano; Zamora
Machel, de Mozambique; Carlos Prat; el Primer Ministro de Irán; la Primera Ministra de la India Indira Gandhi y después su hijo que fue también Primer Ministro; los presidentes de Irán; de Bolivia Juan José Torres; Omar Torrijos, de Panamá; de Ecuador Roldós; hasta los fallidos atentados donde resultaron ilesos el Papa Juan Pablo II en 1981 y contra el líder de la revolución bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías, por sólo citar algunos.
Significativo es el caso del líder Fidel Castro Ruz, más de 20 intentos debidamente comprobados y admitidos por el Congreso de EUA, que fueron organizados por la CIA norteamericana; aunque realmente, los intentos de atentados por eliminar a Fidel son unos 640 que están debidamente documentados y que obran en los archivos de los Órganos de la Seguridad del Estado de Cuba, quienes tuvieron la alta responsabilidad junto al pueblo cubano de evitarlos.
Las bombas atómicas lanzadas por el gobierno de los Estados Unidos de América en agosto de 1945 contra las ciudades de Hiroshima y Nagassaki, donde murieron cientos de miles de personas y otras tantas sufrieron y sufren las consecuencias físicas y psíquicas de las mismas, son ejemplos muy claros de acciones terroristas.
El genocidio por Israel contra los Palestinos en Jerusalén; la represión sin límites por gobiernos ilegales en Honduras, a lo que unimos las miles de personas fallecidas y lesionadas por los efectos de gases, bombas y otras formas violentas empleadas contra personas, aviones, buques, trenes, metros, sinagogas, edificios y estadios, en países de todos los continentes.
Igualmente vimos la represión sin límites por tiranos contra pueblos enteros, como fue el caso de Mussoline en Italia; el Apartheid en Sudáfrica y el exterminio masivo contra los judíos y otras personas recluidas en los campos de concentración ordenados crear por Hitler.
La tortura, como se sabe, está proscripta tanto en el derecho nacional como Internacional, la ONU incluso ha efectuado Convenciones y ha aprobado Resoluciones condenando tales actos, pero caso curioso, en el Manual Confidencial de las Fuerzas Armadas estadounidenses, aparecen estos métodos, los que incluso se han enseñado en la ya extinguida Escuela de las Américas fundada en 1946 en Panamá y hoy convertida en el lnstituto Interamericano de Defensa.
En Cuba fueron practicados métodos de torturas y asesinatos por Gerardo Machado en la Cuba de los años 30 y por el ejército de Batista contra los jóvenes asaltantes de los cuarteles Moncada y Céspedes en Santiago de Cuba y Bayamo.
Posteriormente se incrementaron con el apoyo moral y material del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica y a partir del desembarco del Granma y la llegada a la Sierra Maestra del Ejército Rebelde; la oprobiosa tiranía de Batista, ordenó su realización a los órganos represivos (ejército, servicios especiales como el Buró Represivo Anticomunista -BRAC-, el Servicio de Inteligencia Militar -SIM- y la policía; así como organizaciones paramilitares apoyadas por la mafia italo-americana que tenía intereses en el país); miles de jóvenes pueblo en general, que se opusieron al gobierno imperante, fueron torturados, desaparecidos y ejecutados de forma extrajudicial. Por ello 20 000 cubanos dejaron de existir y otros llevan de por vida aquella impronta.
En América Latina también han existido estas prácticas y otros actos de violencia, con el asesoramiento y el apoyo material encubierto o no del gobierno de EUA y con una activa participación de órganos represivos y de inteligencia de las dictaduras militares y gobiernos de turno (DISIP, DINA. TONTON MACUTES y otros), miles de niños, ancianos y mujeres; campesinos, obreros, estudiantes, trabajadores, intelectuales, religiosos, dirigentes sindicales, periodistas, artistas, abogados y otras personas inocentes venezolanas, guatemaltecas, hondureñas, salvadoreñas, nicaragüenses, colombianas, uruguayas, paraguayas, chilenas, brasileñas, argentinas y haitianas, por sólo citar algunos países, fueron torturadas, asesinadas desaparecidas; constituyendo verdaderas ejecuciones extrajudiciales, que estuvieron encubiertas bajo la operación “Cóndor”.
No queremos dejar de exponer las violaciones cometidas contra los Cinco Héroes cubanos que se encuentran en cárceles de los Estados Unidos por el único delito de luchar contra el Terrorismo. Son un ejemplo de estos métodos actuales, los que han sido torturados y han recibido tratos degradantes e inhumanos, física y psíquicamente de forma constante y por largos períodos, tanto ellos como sus familiares y contra quiénes se han pisoteado todos los derechos establecidos, incluido el más elemental en los EUA en materia de derecho constitucional, penal y procesal penal, el “DEBIDO PROCESO”.

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