Un twitt reciente de Yoani Sánchez conmovió al mundo: “¿Sabe la empresa hotelera NH que el hotel Parque Central que gestiona en La Habana discrimina a los nacionales en el acceso a Internet?”.
La reacción de NH no se hizo esperar: eso no era más que otro embuste de los que se inventa la blodeguera pues, en principio, la cadena hotelera no opera ningún hotel en La Habana, ni en toda la isla de Cuba, ni en ninguna otra parte del archipiélago cubano.
Así lo ha hecho público en sus páginas el diario El País. Ese disparate de la mercenaria recuerda con mucho su ocurrencia de hace menos de un año, cuando acusó al gobierno cubano de bloquear su cuenta de Twitter. En ese entonces ella decía en entrevista telefónica para EFE: “Nos hemos quedado sin voz en el mundo de los 140 caracteres”, e insistía: “twitter debe aclarar si su servicio nos ha censurado publicación de tweets por sms o si ha sido el gobierno de Cuba que nos ha bloqueado”.
Esa noticia también recorrió el mundo como un gato con la cola incendiada, con un y único titular: “Yoani Sánchez denuncia que su cuenta de Twitter fue bloqueada”, y fue repetida una y otra vez hasta que el viceministro cubano de la Informática y las Comunicaciones, José Luis Perdomo declaró: “Cuba no bloquea el acceso de ningún ciudadano al envío de mensajes a las redes sociales en Internet como Twitter o Facebook y ello es una calumnia que se ha levantado contra nuestro país”.
Muy pronto el propio Twitter le daría la razón a Cuba, reconociendo que el gobierno de la Isla no tenía nada que ver en el asunto, y asumía la responsabilidad absoluta por la suspensión temporal del servicio para los usuarios cubanos.
Lo que nadie pudo ver, en ningún periódico del mundo, fue una mínima rectificación de la Yoani, que ni en el momento de su mentira sobre Twitter, ni en su mentira sobre NH, jamás de los jamases se le pasó por la mente reconocer que en lo que había dicho no pesaba ni una gota de verdad.
Y es que otra cosa no sería de esperar, porque rectificar es de sabios, algo que Yoani nunca entenderá.
Lo curioso es que cuando la blodeguera en sus delirios ha arremetido contra los poderosos reales del mundo mundial, enseguida ha recibido de vuelta los rapapolvos mediáticos; sin embargo, cuando con la misma saña miente sobre Cuba, entonces se le premia, se le aplaude, y puntualmente se le paga a tanto por página.
De hecho El País, el periódico que ahora deja en claro que el ataque de Yoani contra NH no es más que un disparate desinformado, propio de la improvisación de quien dice lo que mejor le parece sin consultar fuentes ni cotejar datos ni atenerse al principio de sólo la verdad y nada más que la verdad, es el mismo que la catapultó regalándole en 2008 el Premio Ortega y Gasett nada menos que en la categoría Periodismo Digital.
La reacción de NH no se hizo esperar: eso no era más que otro embuste de los que se inventa la blodeguera pues, en principio, la cadena hotelera no opera ningún hotel en La Habana, ni en toda la isla de Cuba, ni en ninguna otra parte del archipiélago cubano.
Así lo ha hecho público en sus páginas el diario El País. Ese disparate de la mercenaria recuerda con mucho su ocurrencia de hace menos de un año, cuando acusó al gobierno cubano de bloquear su cuenta de Twitter. En ese entonces ella decía en entrevista telefónica para EFE: “Nos hemos quedado sin voz en el mundo de los 140 caracteres”, e insistía: “twitter debe aclarar si su servicio nos ha censurado publicación de tweets por sms o si ha sido el gobierno de Cuba que nos ha bloqueado”.
Esa noticia también recorrió el mundo como un gato con la cola incendiada, con un y único titular: “Yoani Sánchez denuncia que su cuenta de Twitter fue bloqueada”, y fue repetida una y otra vez hasta que el viceministro cubano de la Informática y las Comunicaciones, José Luis Perdomo declaró: “Cuba no bloquea el acceso de ningún ciudadano al envío de mensajes a las redes sociales en Internet como Twitter o Facebook y ello es una calumnia que se ha levantado contra nuestro país”.
Muy pronto el propio Twitter le daría la razón a Cuba, reconociendo que el gobierno de la Isla no tenía nada que ver en el asunto, y asumía la responsabilidad absoluta por la suspensión temporal del servicio para los usuarios cubanos.
Lo que nadie pudo ver, en ningún periódico del mundo, fue una mínima rectificación de la Yoani, que ni en el momento de su mentira sobre Twitter, ni en su mentira sobre NH, jamás de los jamases se le pasó por la mente reconocer que en lo que había dicho no pesaba ni una gota de verdad.
Y es que otra cosa no sería de esperar, porque rectificar es de sabios, algo que Yoani nunca entenderá.
Lo curioso es que cuando la blodeguera en sus delirios ha arremetido contra los poderosos reales del mundo mundial, enseguida ha recibido de vuelta los rapapolvos mediáticos; sin embargo, cuando con la misma saña miente sobre Cuba, entonces se le premia, se le aplaude, y puntualmente se le paga a tanto por página.
De hecho El País, el periódico que ahora deja en claro que el ataque de Yoani contra NH no es más que un disparate desinformado, propio de la improvisación de quien dice lo que mejor le parece sin consultar fuentes ni cotejar datos ni atenerse al principio de sólo la verdad y nada más que la verdad, es el mismo que la catapultó regalándole en 2008 el Premio Ortega y Gasett nada menos que en la categoría Periodismo Digital.
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