jueves, 1 de septiembre de 2011

Ni jovenes, ni cristianos, ni tolerantes


Se suponía que la visita del papa era con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud (católica), aunque como se ve en el siguiente video, no parece que muchos de los participantes fueran precisamente jóvenes.
Ni jóvenes, ni cristianos (que esto ni siquiera lo es el papa), ni mucho menos tolerantes. Parece que algunos se pasaron con el alcohol aprovechando la juerga pagada con nuestros impuestos y aprovecharon la fiesta para "desmelenarse" y dejar salir a la luz sus inveteradas fauces fascistas.

Las protestas contra la subvencion publica de la orgia fundamentalista fueron desde el principio reventadas por los "jóvenes" (por llamar de alguna forma a especimenes como el que aparece en el video) que aprovecharon la oportunidad para "salir del armario" y demostrar lo mucho que sufren teniendo que ocultar su ansia de una España uniforme y homogenea, y su frustracion por no poder hacer lo que hacia su padre ideologico, Franco, con todos los que no pensaban como él queria: fosas comunes y trabajos forzados.

Madrid ciertamente se lleno de peregrinos catolicos que vinieron de todas las partes del mundo. Pero curiosamente los que mostraron la cara mas radical de la iglesia (esa que comparte cama simbolica con dictadores y física con niños), fueron los españoles, muchos de ellos lejos de ser jóvenes. Sin embargo, y como suele suceder con la España triunfante tras el paripé de la transición, que dejo el pais convertido en una gran fosa comun tal y como lo dejo Franco, la España Intereconomia salio no a celebrar la visita del Papa, que quedo en el plano secundario, sino a mostrar su intolerancia, su vision cerril de la democracia y su latente ganas de sangre y violencia que hasta ahora no han llevado a cabo porque ya les hace el trabajo sucio la policia.

Desde el primer momento gritaron aquello de "La puerta del Sol es del papa", y esta señora que se sentia todavia bajo los efectos de la embriaguez por la sensacion de medievalismo que ha traido la visita del exnazi Ratzinger a Madrid, siguio pensando que la calle era suya, increpando e insultando a los que protestaban contra la violencia policial que, como en todo estado totalitario, apaleo impunemente a aquellos que han protestado contra el akelarre fachacatolico mientras permitia que el fascismo español (es decir, los suyos) tomará la calle aunque no tuviera nada que ver con la JMJ.

Si esta señora, o gentuza como ella, hubiera tenido una porra a mano, por supuesto que hubiera hecho lo mismo que los desequilibrados que hoy visten de azul pero que todavia siguen pensando como los grises de hace treinta años.
Como ha escrito en el diario La Jornada el chileno Marcos Roitman, presente en Madrid durante esta nueva Cruzada de los talibanes de la iglesia catolica, y anodadado ante la complicidad del estado con ellos:

"En Madrid, mientras se celebra la reunión mundial de la juventud católica, quienes hemos protestado por el uso de los impuestos para financiar la prédica papal nos hemos visto sometidos a un alud, primero de insultos y a continuación golpes y la represión policial. Se han creído los dueños de la ciudad. Campan a sus anchas, sin respeto alguno pretenden la conversión del "infiel". Y cuando se les hace saber que no participas de su credo, los católicos practicantes se transforman en violentos inquisidores, siguiendo a Torquemada. Hoy no pueden quemarnos vivos, pero sí utilizar a la policía para castigar al hereje. En medio de una manifestación legal, los católicos practicantes, con la complacencia de las autoridades locales y la delegada del gobierno, no han sabido compartir ni el espacio público ni las buenas maneras de quienes, desde el laicismo, han querido mostrar el rechazo, no a su presencia, sino a la forma en la cual el Estado aconfesional patrocina un evento privado con fondos del erario público. Molestos por la crítica, los católicos practicantes quisieron romper la manifestación, provocando y lanzando improperios.

Incapaces de comprender el significado de la palabra tolerancia, se pusieron a rezar el rosario, cantar misa, tirar estampitas en medio de los manifestantes laicos, quienes ante el asombro, sólo les quedó apartarse. Los organizadores del evento católico eran conscientes de la manifestación laica y debieron haber informado a sus partícipes de no transitar por los sitios por los cuales transcurriría la protesta. Pero su decisión fue incomprensible, alentaron a sus militantes para hacer acto de presencia, romperla y luego pasar por víctimas. Hoy el Papa se queja del maltrato sufrido por sus jóvenes en la Puerta del Sol. En mi ingenuidad, creía que los católicos y su juventud, salvo excepciones, eran gentes educadas en la paz y el amor cristiano. Tolerantes. Pero su comportamiento dice lo contrario. Militan en la excrecencia de la pasiones más abyectas, les puede la ira, el odio y la violencia. La inquisición pervive en sus almas".



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