jueves, 11 de agosto de 2011

Descontento social desata protestas en tres continentes

Manifestaciones en Israel, Chile y España y disturbios en Londres hacen parte del inédito panorama.


Marchas sin precedentes en Tel Aviv y Jerusalén

Inspirada en el 15-M de España, la movilización que comenzó el pasado 14 de julio en Tel Aviv para expresar el rechazo a los altos precios de la vivienda se ha convertido en la mayor protesta social que ha tenido Israel en su historia.
Una marcha realizada el sábado congregó a más de 250 mil 'indignados' en Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades, una cifra sin precedentes en este país de alrededor de 7,5 millones de habitantes.
Poco a poco, el movimiento ha ido ganando seguidores de diversos sectores de la población, aunque el grueso de los manifestantes hace parte de la clase media. Y es que, a pesar de que Israel prevé un crecimiento de 4,8 por ciento este año y posee un nivel de desempleo relativamente bajo (5,7%), la desigualdad en los salarios y el costo de vida tienen en jaque a los ciudadanos.

Los 'indignados' quieren una enmienda a la ley de Edificación, que obligue a los contratistas a construir "viviendas asequibles", una reducción gradual de los impuestos indirectos y un aumento del salario mínimo, entre otros puntos. También piden un incremento de los inspectores de trabajo, bomberos, policías, profesores y trabajadores sociales, y una reducción del número de alumnos por aula.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció ayer una comisión de ministros, observadores y expertos para negociar con los representantes de la protesta social que ha tenido el país. "Escucharemos a todos. No podremos contentar a todos, pero mantendremos un verdadero diálogo", aclaró quien el pasado miércoles tildó de populista al movimiento de 'indignados'.
Noche violenta en Londres
El barrio londinense de Tottenham fue escenario de numerosos actos de violencia y vandalismo durante la noche del sábado.
Todo comenzó como una pequeña manifestación pacífica de 120 personas para exigir "justicia" por la muerte, de Mark Duggan, un joven de 29 años que iba a ser arrestado por la Policía.
Aunque la violencia se le ha atribuido a un puñado de vándalos adolescentes, el barrio de Tottenham cuenta con un pasado marcado por el racismo, problemas con inmigrantes y conflictos con la Policía, además de ser una de las zonas con mayor desempleo de Londres.

La protesta pacífica terminó en una especie de guerra, con lanzamiento de bombas molotov y quema de edificios y vehículos, entre ellos, una patrulla y un bus de dos pisos. Además de los numerosos daños materiales, 26 agentes y tres civiles resultaron heridos y se practicaron 48 detenciones, según un portavoz de Scotland Yard.
'Indignados' pacíficos y organizados en Madrid
El movimiento, que comenzó el pasado 15 de mayo en Madrid, vivió uno de sus mayores triunfos este fin de semana, cuando cerca de 500 mil 'indignados' volvieron a la plaza de Sol, de donde habían sido expulsados el pasado martes.

El 15-M español se ha caracterizado desde el principio por el pacifismo, así como por su gran nivel de organización. Esto es lo que permitió que se haya convertido en fuente de inspiración de protestas en otros países, como Israel o Grecia.

Ya de vuelta en la plaza de Sol, los 'indignados' celebraron el fin de semana el Foro intercalles, en el que discutieron acerca de las actividades que realizarán durante la visita papal que se inicia el próximo 18 de agosto. Entre las actividades están un vía crucis reivindicativo y una manifestación paralela a la misa que se realizará en Cibeles para inaugurar la Jornada Mundial de la Juventud.

Entre las principales reivindicaciones del 15-M están la regeneración de la clase política, el control de la banca, la transparencia en los organismos públicos, una mayor participación de la ciudadanía, alternativas a los desahucios (despidos de inquilinos) y un mayor control para que los políticos sindicados de corrupción no puedan ejercer cargos públicos.

Dos meses de protestas estudiantes en Chile

Las protestas estudiantiles en Chile, que comenzaron hace dos meses, se han convertido en un dolor de cabeza para el Gobierno de Sebastián Piñera. No sólo porque sus propuestas para reformar el sistema de educación han sido rechazadas por los manifestantes, sino porque ha sido incapaz de controlar las marchas y protestas.
El anuncio de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de que le pidió información al Gobierno de Chile sobre el "uso desproporcionado de la fuerza" durante la protesta del jueves es una muestra de que la situación es cada vez más crítica.
Este domingo unas 20.000 personas marcharon por el centro de Santiago en una protesta de "familiares y alumnos", mientras que estudiantes y profesores ya anunciaron un paro nacional mañana, para seguir exigiendo el fin del lucro en la educación y de los esquemas de endeudamiento.

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