Los principales medios hasta la fecha han cubierto la jornada de protestas con equidad y objetividad. Y cuando han tratado de ridiculizar a sus dirigentes, "farandulizándolos", la protesta de la sociedad ha sido masiva, contundente. Aquí se nota la diferencia con nuestro país, en que muchas veces pareciera que los valores están invertidos. Se puede ridiculizar una posición inteligente o descalificarla con insultos sin que nadie se indigne. Las entrevistas políticas (con excepciones) se pueden transformar en jornadas de chacota en busca del escándalo y la noticia. Entrevistar a una persona inteligente "aburre" y no trae "rating". Por eso nuestra política está plagada de personas populares y no con prestigio lo cual es muy distinto.
Camila Vallejo ha intentado ser ridiculizada. Y la sociedad chilena no lo ha permitido. No es la primera vez, de ello debemos aprender.
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