El ex secretario de defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, admitió en su biografía que cometió un error al afirmar que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva cerca de Bagdad y Tikrit, justificación fundamental para lanzar la invasión a Iraq.
Rumsfeld dice, según The Guardian, que hizo “una declaración equivocada”. En realidad quiso decir que eran “sitios sospechosos”. Nada, si es que el papel aguanta todo lo que le pongan.
El hecho es uno de tantos en su autobiografía de 815 páginas, “Lo que sabemos y lo que desconocemos”, en las que pasa revista a la historia de la administración Bush, con temas que van desde Iraq hasta la cárcel ilegal en Guantánamo.
Rumsfeld cuenta cómo durante la invasión a Iraq en el 2003 le preguntaron en un programa de noticias sobre las armas de destrucción masiva. Dice que, lógicamente, intentó ser reservado y preciso sobre temas de inteligencia. pero que cometió un error al respecto. “Interpelado sobre la designación de la CIA de varios sitios “sospechosos” de tener armas de destrucción masiva en Iraq, respondí: ‘Nosotros sabemos dónde están. Están en el área cercana a Tikrit y Bagdad’.
Mis palabras han sido usadas muchas veces por críticos de la guerra como un ejemplo de cómo la administración Bush engañó a la opinión pública”
Los críticos de la guerra, escribió, acusaron al gobierno de Bush de mentir, compilando una pequeña cadena de comentarios - “mal elegidos o deficientes” - para tratar de demostrar que la administración tergiversó deliberadamente la información de inteligencia.
Además de reconocer los “errores” sobre las armas de destrucción masiva, se lamentó de uno de sus comentarios más famosos sobre Iraq “cosas que pasan”.
Al respecto de la prisión de Guantánamo, Rumsfeld explica que supervisó su creación y dijo que las duras técnicas de interrogación fueron necesarias entonces para usarlas en aquellos con información sensible que pudiera salvar vidas americanas. Expresó que no autorizó el “submarino”, tortura que simula el ahogo.
Las técnicas que sí aprobó fueron usadas con Mohammed al-Qahtani, un saudí encerrado en Guantánamo en el 2002, acusado de intentar entrar a Estados Unidos para unirse a los secuestradores del 11/9.
Relata Rumsfeld que dos años y medio después, él ha conocido que sucedió durante el interrogatorio. “Estaba sorprendido y turbado. Lo que se hizo me sonaba como si el interrogatorio hubiera ido más allá de las técnicas que yo aprobé.” Qahtani fue expuesto a bajas temperaturas, desnudado y humillado.
Ha criticado a Barack Obama por el acoso a que sometió a la administración Bush sobre la cárcel de Guantánamo y su incapacidad para cerrarla él mismo, y de hecho, mantener en pie muchas de las políticas del anterior gobierno.
Rumsfeld también cita el uso creciente de Obama de aviones no tripulados en Afganistán y Paquistán. “Vale la pena señalar que el asesinato de estas personas por ataques con misiles de aviones no tripulados les brinda menos derechos legales que las comisiones militares a las que el presidente Obama se opuso durante años“, añadió.
Rumsfeld dice, según The Guardian, que hizo “una declaración equivocada”. En realidad quiso decir que eran “sitios sospechosos”. Nada, si es que el papel aguanta todo lo que le pongan.
El hecho es uno de tantos en su autobiografía de 815 páginas, “Lo que sabemos y lo que desconocemos”, en las que pasa revista a la historia de la administración Bush, con temas que van desde Iraq hasta la cárcel ilegal en Guantánamo.
Rumsfeld cuenta cómo durante la invasión a Iraq en el 2003 le preguntaron en un programa de noticias sobre las armas de destrucción masiva. Dice que, lógicamente, intentó ser reservado y preciso sobre temas de inteligencia. pero que cometió un error al respecto. “Interpelado sobre la designación de la CIA de varios sitios “sospechosos” de tener armas de destrucción masiva en Iraq, respondí: ‘Nosotros sabemos dónde están. Están en el área cercana a Tikrit y Bagdad’.
Mis palabras han sido usadas muchas veces por críticos de la guerra como un ejemplo de cómo la administración Bush engañó a la opinión pública”
Los críticos de la guerra, escribió, acusaron al gobierno de Bush de mentir, compilando una pequeña cadena de comentarios - “mal elegidos o deficientes” - para tratar de demostrar que la administración tergiversó deliberadamente la información de inteligencia.
Además de reconocer los “errores” sobre las armas de destrucción masiva, se lamentó de uno de sus comentarios más famosos sobre Iraq “cosas que pasan”.
Al respecto de la prisión de Guantánamo, Rumsfeld explica que supervisó su creación y dijo que las duras técnicas de interrogación fueron necesarias entonces para usarlas en aquellos con información sensible que pudiera salvar vidas americanas. Expresó que no autorizó el “submarino”, tortura que simula el ahogo.
Las técnicas que sí aprobó fueron usadas con Mohammed al-Qahtani, un saudí encerrado en Guantánamo en el 2002, acusado de intentar entrar a Estados Unidos para unirse a los secuestradores del 11/9.
Relata Rumsfeld que dos años y medio después, él ha conocido que sucedió durante el interrogatorio. “Estaba sorprendido y turbado. Lo que se hizo me sonaba como si el interrogatorio hubiera ido más allá de las técnicas que yo aprobé.” Qahtani fue expuesto a bajas temperaturas, desnudado y humillado.
Ha criticado a Barack Obama por el acoso a que sometió a la administración Bush sobre la cárcel de Guantánamo y su incapacidad para cerrarla él mismo, y de hecho, mantener en pie muchas de las políticas del anterior gobierno.
Rumsfeld también cita el uso creciente de Obama de aviones no tripulados en Afganistán y Paquistán. “Vale la pena señalar que el asesinato de estas personas por ataques con misiles de aviones no tripulados les brinda menos derechos legales que las comisiones militares a las que el presidente Obama se opuso durante años“, añadió.
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