Sin preguntarse cómo es posible impartir justicia a esa velocidad, el diario español El País nos cuenta que los tribunales juzgan a los acusados de participar en los recientes disturbios en el Reino Unido a un ritmo de diez por hora.
Sacando el promedio, se trata de apenas seis minutos para decidir sobre la culpabilidad o no de los comparecientes, en su mayoría menores de edad. Sin embargo, todos los testimonios que recoge desde Londres el reportero Juan Losa condenan a los procesados y entre ellos no hay una sola voz de familiares, amigos, o de los propios implicados.
Y las lecciones llegan lejos. Desde Nueva York, la agencia Europa Press informa elogiosamente que la policía de esa ciudad ha creado -a partir de los sucesos de Londres- un departamento para vigilar Internet que tendrá “como objetivo rastrear las redes sociales como Facebook y Myspace y las de comunicación como Twitter para estar informados sobre los movimientos en la Red”. Tampoco esta vez hay espacio para voces disidentes que nos digan qué les parece esta decisión.
Bonita lección de justicia rápida y disidencia muda nos dan estos informadores, tan atentos para convertir cualquier delicuente en héroe, si de Cuba se trata. Bien distinta es su cobertura sobre esta Isla donde los juicios “sumarísimos” duran varios días, los “movimientos en la Red” son alentados por el departamento de poliCIA más grande del mundo, y los “disidentes” ocupan primeras planas precisamente en medios como El País y Europa Press.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario