jueves, 9 de febrero de 2012

Salvemos al soldado Bradley Manning!

¡Salvemos al soldado Bradley Manning!

Salvador López Arnal

Bradley Manning debe "dormir desnudo" desde la primera semana de febrero en Quantico, el centro militar donde está detenido [1]. El soldado norteamericano, de 23 años, se enfrenta a 52 años de cárcel. Algunas voces exigen pena de muerte y vociferan sobre ello con eco que debe tenerse muy en cuenta. Se le acusa de facilitar miles de documentos diplomáticos a WikiLeaks. Julian Assange lo ha negado reiteradamente.

Su arresto se produjo tras la denuncia de un “angelito” informático: Adrian Lamo: Manning, señaló Lamo, era la "garganta profunda" de WikiLeaks. En junio de 2010, las autoridades militares estadounidenses le acusaron de incumplir el Código Militar. Según la denuncia, Manning tuvo acceso a los documentos cuando estaba destinado en la Base Operativa Avanzada Hammer, 60 kilómetros al este de Bagdad [2]. Aprovechó la ocasión.
Amnistía Internacional ha denunciado las condiciones de su detención: Manning está confinado 23 horas diarias en una celda desprovista prácticamente de mobiliario. Sin almohada, sábanas o posesiones personales
Su abogado defensor, David Coombs, ha explicado que este nuevo atropello al que es sometido su defendido, la obligación de dormir desnudo, obedece a un comentario sarcástico que realizó. Los responsables de la Base del Cuerpo de Infantería de Marina en Quantico (Virginia) lo niegan: hablan de “preocupación por su seguridad”. Tal como suena. Así lo ha sostenido el teniente Brian Villiard, el portavoz de la base cuántica: "La intención no es humillar ni causar ningún tipo de degradación. La intención es velar por la seguridad del detenido y asegurarnos de podrá comparecer ante el tribunal". Alicia a través del espejo: el poder dotando a las palabras del significado que les viene en gana.
Lo que ha sucedido: desde su detención hace ahora unos nueve meses, Manning había dormido en calzoncillos. Un día comentó ante un funcionario de la base militar, el error siempre nos acecha, que si quisiese suicidarse lo podría hacer con la goma de su calzoncillo. El psiquiatra de la base, por su parte, ha situado a Manning dentro del nivel de "riesgo bajo" de suicidio, añadiendo, sin taparse la boca, que el anterior comentario "en ningún caso había sido motivado” por su condición psiquiátrica.
Coombs ha señalado lo razonable, lo único que puede afirmarse con sensatez: la decisión militar tomada no tiene ninguna justificación. Es una vergüenza (bien mirado, acaso no lo sea tanto), ha añadido, para el sistema de justicia militar usamericano y no debería ser tolerada. El abogado de Manning ha destacado un nudo de interés: "ningún otro detenido tiene que sufrir este tipo de aislamiento y humillación". El análisis comparativo denuncia la raíz de la discriminación.
Las denuncias han conseguido que un relator especial de las Naciones Unidas sobre torturas haya presentado ante al Departamento de Estado una petición formal de detalles sobre el tratamiento que sufre Manning. El Departamento de Estado está "preparando una respuesta formal". Por el momento, no se niega a un encuentro con el relator especial.
Un portavoz del Pentágono, Geoff Morrell, visitó el centro de detención el pasado mes de febrero para conocer las condiciones de detención. Sus declaraciones, la crónica del cinismo previsible: "Salgo enormemente impresionado (sic) por la profesionalidad (sic) del personal y reafirmado de que la manera en la que está siendo alojado (sic) y tratado es la apropiada". El portavoz pentagonal señaló también, traicionándose, que la situación de Manning respondía a "la seriedad de los cargos que enfrenta, la duración potencial de la sentencia y las implicaciones para la seguridad nacional". Para temblar, salir corriendo y no mirar atrás.
Activos ciudadanos norteamericanos, con riesgos indudables y más de una incomprensión, se reúnen y manifiestan cada semana en los alrededores de la base de Quantico. Exigen la liberación del soldado Manning, quieren salvarle Ahora piden también un tratamiento digno alejado de la obsolescencia del ser humano denunciada por Günter Anders [4].
La izquierda europea, latinoamericana, árabe, la izquierda del mundo ha sido y es internacionalista. Es una de sus señas centrales de identidad. No puede quedar muda ante una infamia de estas dimensiones. Un filósofo español fallecido en 1985 era preguntado durante su estancia en la UNAM mexicana por la revista Argumentos sobre temáticas nacionales e internacionales. La indocumentada pregunta de la revista: “El marxismo se ha convertido en un fenómeno universal, pero creo que más como método de solución a todos los problemas. Sin embargo, en este momento, la tendencia es hacia una interiorización, hacia una nacionalización de la política. No soy universal porque soy de este mundo, soy universal a partir de un punto concreto, un barrio, una ciudad, de un país o una autonomía, y a partir de ese momento, puedo trascender para llegar a la universalidad. No obstante, el marxismo no ha entendido ni las autonomías, ni los nacionalismos y mucho menos los elementos subjetivos, psicológicos de las sociedades. ¿Cree usted que esta crisis del marxismo es definitiva?” La respuesta de Manuel Sacristán, del traductor de El Capital al castellano: “La nacionalización de la política es uno de los procesos que más deprisa pueden llevarnos a la hecatombe nuclear. El internacionalismo es uno de los valores más dignos y buenos para la especie humana con que cuenta la tradición marxista. Lo que pasa es que el internacionalismo no se puede practicar de verdad más que sobre la base de otro viejo principio socialista, que es el de la autodeterminación de los pueblos. Lo que hay que hacer es criticar a muchos partidos de izquierda, marxistas o no, que han abandonado un principio fundamental como es el de la autodeterminación de los pueblos. Todo lo demás que dice usted en esta pregunta es pura moda neorromántica irracionalista, efecto de la pérdida de esperanzas revolucionarias” [5].
La izquierda europea, la española siendo más concreto, debería situar este atropello político, judicial y militar en uno de los nudos de sus protestas y reivindicaciones. Es un claro atentado a los derechos humanos, a la dignidad de un prisionero pendiente de juicio, de un ciudadano que, sea cual sea su papel en la transmisión de documentación a Wikileaks, no ha cometido ninguna falta moral. Si ha jugado algún papel, en ese supuesto no demostrado, su actuación demandaría un juicio muy distinto: Manning habría sido alguien que pone en riesgo su, digamos, cómoda situación para que aflore la verdad y las diabólicas dimensiones abisales de los poderes imperiales. Republicanismo crítico en estado puro.
Las izquierdas deberían convocar concentraciones y manifestaciones en las embajadas usamericanas de todos los países. Deberíamos ser tenaces, incansables en ello: ¡Libertad para Manning!, ¡condiciones dignas durante su estancia en la base militar!. Y no estaría de más ir pensando en algún boicot. Por ejemplo, el de todo “producto cultural” que sea una apología de la violencia militar y del exterminio de los pueblos del mundo, una ropaje que justifica actuaciones como la denunciada. La industria americana segrega cada nanosegundo miles de esas infamias para sembrar intencionadamente en el lado oscuro de nuestras mentes.
Notas:
1. La noticia apareció en The Washington Post la segunda semana de febrero de 2011. Extraigo la información de una noticia de IPS.
2. Allí podía consultar dos redes clasificadas, secretas, del gobierno estadounidense: la SIPRNET, Secret Internet Protocol Router Network, y Joint Worldwide Intelligence Communications System
3. Tras esta declaración, los responsables del Centro Militar decidieron que Manning debía dormir también sin calzoncillos.
4. ¿Qué hubiera escrito y dicho el gran filósofo alemán en un caso así?
5. “¡¡Una broma de entrevista!!” (1983), en S. López Arnal y Pere de la Fuente (eds), Acerca de Manuel Sacristán, Barcelona, Destino, 1996, p. 232.

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