Salim Lamrani (CENTER FOR INTERNATIONAL POLICY, especial para ARGENPRESS.info)
Habla
del papel de Fidel Castro desde su retiro de la vida política y explica
la presencia de Raúl Castro en el poder. Evoca también la reforma del
modelo económico y social cubano así como los desafíos que esperan a la
nación. Después, Alarcón aborda la cuestión migratoria y las relaciones
con Estados Unidos bajo la administración Obama. Diserta también sobre
la espinosa problemática de los derechos humanos y los presos políticos.
Tampoco vacila en abordar el caso Alan Gross, contratista
estadounidense encarcelado en Cuba, así como el caso de los cinco
agentes cubanos encarcelados en Estados Unidos. La entrevista evoca el
descubrimiento de importantes yacimientos petroleros en la zona
económica exclusiva de Cuba del Golfo de México y sus posibles
consecuencias. Finalmente la conversación termina con las relaciones con
la Iglesia Católica y el Vaticano, la próxima visita del Papa Benedicto
XVI, las relaciones con la Unión Europea, los vínculos con la nueva
América Latina y el futuro de Cuba después de Fidel y Raúl Castro.
Fidel y Raúl Castro
Salim
Lamrani: Señor Presidente, Fidel Castro abandonó el poder en 2006 por
razones de salud. ¿En qué estado se encuentra actualmente y a qué dedica
su tiempo?
Ricardo
Alarcón de Quesada: Según mis informaciones, goza de una excelente salud
si tomamos en cuenta la edad avanzada y las operaciones a las cuales
tuvo que someterse. Tiene una vida muy activa. Pasa mucho tiempo leyendo
y escribe regularmente sus reflexiones. También ha publicado varios
libros. Actualmente se concentra en temas de investigación precisos,
particularmente en la cuestión alimentaria y agrícola. Analiza las
diferentes formas de producción agrícola posibles que permitirían
resolver la grave crisis alimentaria que afecta al mundo, y
particularmente a las regiones más pobres.
Fidel
Castro es un hombre que dispone de centros de interés sumamente
variados. Estudia todo tipo de temáticas y problemáticas, y debo
confesar que está muy ocupado por ello.
SL:
¿Cómo se explica la presencia de Raúl Castro en el poder? ¿Acaso es por
su lazo familiar con Fidel Castro? ¿No se trata de alguna forma de
sucesión dinástica?
RAQ:
De ninguna manera la presencia de Raúl Castro a la cabeza de la nación
cubana se vincula con su relación parental con el líder de la Revolución
Cubana que es Fidel Castro. Permítame explicarme. Raúl Castro ya
ocupaba el puesto de Primer vicepresidente cuando Fidel Castro estaba en
el poder. Había sido electo para ese cargo. Resultaba lógico entonces
que sustituyera al Presidente en caso de vacío de poder. Del mismo modo
que sería constitucionalmente normal que el Presidente del Senado
francés sucediera al Presidente de la República francesa en caso de
vacío de poder. Por otra parte, Raúl Castro fue electo Segundo
secretario del Partido Comunista durante el Primer Congreso en 1975 y
por ello ocupa actualmente el cargo de Primer secretario.
SL: ¿Pero acaso no ocupaba esas funciones por su estatus de hermano de Fidel Castro?
RAQ:
Creo que la explicación es de orden histórico y no familiar. Permítame
precisar mi pensamiento. Raúl, independientemente del hecho de que sea
el hermano de Fidel, desempeñó un papel fundamental desde los primeros
momentos de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista en 1956.
Fue el organizador y el jefe del Segundo Frente del Ejército Rebelde en
la Sierra Maestra en 1958. Siempre fue considerado como el segundo jefe
de la Revolución, desde la época de la lucha armada contra el régimen
militar, por sus méritos personales y sus excepcionales cualidades de
líder, y no por su relación familiar con Fidel Castro.
Nótese
por otra parte que Raúl es el único miembro de la familia Castro en
ocupar un puesto político en Cuba. Si se tratase de nepotismo, todos los
miembros de su familia ocuparían puestos claves. Pero no es el caso.
Fidel Castro tiene varios hermanos y hermanas pero ninguno ha desempeña
un papel político en la historia de Cuba salvo Raúl. No obstante Fidel
tiene un hermano mayor que se llama Ramón. Sepa usted que éste –ni
ningún otro miembro de su familia– ha ocupado un puesto jerárquico
nacional. Ramón trabaja en la agricultura, que constituye su principal
centro de interés. Los hijos de Fidel Castro no son ministros. Repito,
la presencia de Raúl Castro en el poder responde más bien a una lógica
histórica que a un vínculo familiar.
SL:
En 2008, tras su elección, Raúl Castro propuso al Parlamento que se
consultara a Fidel Castro sobre todas las cuestiones estratégicas. Los
diputados aceptaron esta propuesta. ¿Acaso no sería una discreta forma
de gobernar por parte del líder histórico de la Revolución? ¿Quién toma
realmente las decisiones en Cuba?
RAQ:
En nuestro país las decisiones se toman de modo colegiado, incluso
cuando Fidel Castro se encontraba en el poder. Raúl Castro ha insistido
mucho en este aspecto, en la institucionalización del proceso
revolucionario. Estamos preparando actualmente la conferencia del
Partido que tendrá lugar en enero de 2012, con una participación muy
amplia no sólo de todos los militantes sino también de los ciudadanos
que no son miembros del Partido.
También el
gobierno funciona como un órgano de dirección colectiva. El Consejo de
Ministros se reúne todas las semanas. Del mismo modo, el Buró Político
del Comité Central del Partido, así como el Comité Ejecutivo del Consejo
de Ministros, se reúnen todas las semanas para discutir, debatir y
tomar las decisiones importantes.
Fidel Castro
dispone de una autoridad moral y política muy fuerte que no proviene de
un cargo, de una función o de una responsabilidad que habría conseguido
mediante las elecciones en un momento dado, sino de su papel histórico.
Por ello, como lo explicó Raúl Castro ante el Congreso, siempre se
solicita su opinión para las cuestiones estratégicas de primera
importancia. No participa en las reuniones que acabo de mencionarle pero
cuando se trata de cuestiones de primer orden, se le consulta
sistemáticamente.
Recuérdese no obstante que nos
encontramos en un país donde se consulta a todo el mundo sobre casi
todos los temas. Si existe una realidad en Cuba que es innegable, es el
abundante número de reuniones donde la gente expresa sus puntos de vista
y le puedo asegurar que los debates son animados pues las divergencias
de opinión son reales. Los trabajadores, los militantes, los vecinos,
absolutamente todo el mundo participa en ellos. Lógicamente, Fidel
Castro tiene voz y voto. Resulta claro que no da su opinión sobre todo
sino que se concentra más bien en las cuestiones fundamentales.
SL: Un sabio, si se puede decir
RAQ:
Fidel no ocupa ninguna posición formal hoy día, pero sigue siendo Fidel
Castro, el líder histórico de la Revolución, el que nos llevó a la
victoria contra Batista. Sigue siendo el principal arquitecto de la
resistencia frente a Estados Unidos desde hace más de medio siglo. Su
opinión reviste lógicamente un carácter particular sobre lo que es de
orden estratégico.
La reforma del modelo económico cubano
SL:
En abril de 2011, el Congreso del Partido Comunista decidió reformar el
modelo económico cubano. ¿A qué se debe este cambio? ¿En qué consiste
exactamente?
RAQ:
Nosotros, cubanos, nos hemos dado cuenta de que debíamos introducir
importantes cambios en el proyecto económico y social de nuestro país,
con el fin de salvar el socialismo, mejorarlo, perfeccionarlo. Tomamos
en cuenta factores objetivos de la realidad. El socialismo cubano
durante un largo periodo estuvo muy vinculado al socialismo basado en la
Unión Soviética. Desde luego, ya no puede ser así. También resulta
necesario tomar en cuenta factores globales presentes en la escena
internacional. Por otra parte, conviene rectificar algunos aspectos de
nuestro proyecto económico y social, que tenían sin duda un sentido en
aquella época en la que se aplicaron, pero ya no se justifican. Algunas
políticas que se tomaron en el pasado tenían una explicación coyuntural,
pero ya no es el caso.
¿Qué buscamos
exactamente? Tratamos alcanzar una mejor eficiencia económica, un uso
más racional y eficaz de nuestros recursos naturales, materiales,
económicos y financieros, los cuales son limitados. Debemos tomar en
cuenta los principales factores externos relativos a Cuba, que son las
sanciones económicas que nos impone Estados Unidos, y que no han dejado
de intensificarse en los últimos años. Conviene también tomar en cuenta
las realidades positivas, tales como los cambios importantes ocurridos
en América Latina y el Caribe. Tras un análisis de los problemas de la
sociedad cubana, una reflexión colectiva al respecto, llegamos a la
conclusión de que había que introducir cambios para hacer frente a estas
realidades objetivas y también porque estamos convencidos de que hay
una mejor manera de proceder para construir una sociedad más justa.
SL: Cuba decidió reducir el papel del Estado.
RAQ:
Efectivamente hemos decidido reducir el papel del Estado en nuestra
sociedad. No hemos renunciado a la idea que la sociedad tiene una
responsabilidad hacia sus ciudadanos. Seguimos convencidos de que el
acceso a la salud, a la educación, a la cultura, a la seguridad social, a
la asistencia social, a la jubilación, a las bajas de todo tipo, al
bienestar son derechos humanos fundamentales. Estos sectores representan
la mayor parte del presupuesto nacional y nos obligan a mantener cada
año un déficit presupuestario de cierta importancia que tratamos de
controlar y reducir, como la mayoría de los países del mundo. No
obstante, en nuestro caso, ello no se hace en detrimento del papel
fundamental del Estado.
SL: ¿Es decir?
RAQ:
El Estado no renuncia a su papel y no pone en tela de juicio las
conquistas sociales. Para mantener un acceso a la salud universal y
gratuita, a la educación universal y gratuita y garantizar a todos las
prestaciones sociales, el derecho a la jubilación, a la asistencia
social, resulta imprescindible alcanzar la mayor eficiencia posible en
la elaboración de los derechos sociales. Realizamos un trabajo de fondo
con el fin de ofrecer un servicio de excelente calidad a menor costo, lo
que no significa reducir el salario del maestro sino al contrario
eliminar los gastos inútiles, inherentes a la burocracia. Se trata aquí
de la perspectiva general para el resto de la economía.
SL:
Uno de los objetivos es entonces acabar con los obstáculos
burocráticos, con una salida del Estado de los sectores no estratégicos,
tales como las peluquerías, por ejemplo.
RAQ:
Raúl Castro ha evocado a menudo el caso de las peluquerías. ¿En qué
momento afirmó Carlos Marx que el socialismo consistía en colectivizar
las peluquerías? ¿En qué momento dijo que esta actividad, así como
muchas otras, tenía que ser administrada y controlada por el Estado? La
idea del socialismo siempre fue la socialización de los medios
fundamentales de producción. Resulta claro que la acepción del término
“fundamental” puede tener un espectro más o menos amplio. En cuanto a
nosotros, estamos convencidos de que es imposible renunciar a ciertas
cosas. No obstante, para el resto es indispensable reducir la
implicación del Estado en tareas y actividades que la gente puede
realizar ella misma, por su cuenta, de modo cooperativo. Ello permite al
Estado reducir sustancialmente los costos y garantizar lo que
consideramos derechos humanos fundamentales. Para ello, hay que liberar
nuevas fuerzas productivas, permitir las iniciativas personales tanto en
la ciudad como en el campo, con el fin de construir un socialismo a la
cubana, que, en fin de cuentas, no consiste en responder a un dogma
establecido, en seguir un ejemplo o en copiar un modelo preestablecido.
SL: Un socialismo que por lo tanto sería genuinamente cubano.
RAQ:
Lo que actualmente caracteriza América Latina es que un cierto número
de países, a su modo, están construyendo su propio socialismo. Durante
mucho tiempo, uno de los errores fundamentales que cometió el movimiento
socialista y revolucionario fue creer que existía un modelo de
socialismo. En realidad no hay que hablar de socialismo sino de
socialismos en plural. No hay un socialismo que sea similar a otro. El
socialismo es “creación heroica” decía Mariátegui. Si se trata de
creación, debe responder a realidades, motivaciones, culturas,
situaciones, contextos y objetivos que no son idénticos, sino
diferentes.
SL: ¿Cómo se decidió esta reforma del modelo económico?
RAQ:
Nos encontramos frente a una situación experimental, desarrollada según
un método muy cubano y –diría yo– muy socialista, es decir a través de
un proceso constante, amplio y auténtico de consulta popular. El Partido
propuso un proyecto de reforma del sistema económico. Este proyecto se
debatió en todo el país, no sólo entre los militantes, sino también con
todos los ciudadanos que quisieron participar en esas discusiones. El
proyecto se modificó profundamente tras estos debates. Unos artículos se
modificaron, algunos se propusieron, otros se eliminaron. El documento
inicial se modificó en más de un 70% tras los debates ciudadanos y se
propuso luego al Congreso del Partido. Se crearon varias comisiones con
el fin de trabajar y reflexionar sobre el documento final y analizar las
nuevas propuestas que surgieron después del gran debate nacional.
Finalmente, se presentó un nuevo documento con 311 propuestas de cambio
al Parlamento, el cual lo aprobó. Algunas medidas ya están en
aplicación, otras se están elaborando y otras se hallan en fase de
debate no en cuanto al contenido sino en cuanto al modo de realizarlas.
No creemos que haya muchos gobiernos en el mundo que se tomen el
trabajo de consultar a la población antes de lanzar una política de
transformación del sistema económico. No estamos convencidos de que los
gobiernos que aplicaron medidas de austeridad drásticas, que redujeron
los presupuestos de la salud y de la educación, que aumentaron la edad
de la jubilación, por la crisis sistémica neoliberal que toca a
numerosas naciones, hayan pedido la opinión de los ciudadanos sobre los
cambios profundos que afectan ahora a su vida diaria.
De
todo ello emergerá un socialismo nuevo, diferente del que tenemos
actualmente pero siempre será socialismo y será sin lugar a duda más
auténtico.
SL: ¿Acaso no se trataría de un regreso al capitalismo?
RAQ:
No lo creemos, aunque es verdad que habrá más presencia en la sociedad
cubana de mecanismos de mercado, de elementos que caracterizan la
economía de mercado, del capitalismo, si prefiere.
SL:
Desde el mes de noviembre de 2011, los cubanos pueden comprar y vender
su vivienda o su coche. ¿Por qué algo que constituye la norma en el
resto del mundo estaba prohibido, o por lo menos fuertemente controlado
en Cuba?
RAQ:
Permítame darle una explicación histórica. En los años 60, cuando se
tomaron estas medidas, el objetivo era impedir la restauración
capitalista con la acumulación de bienes. Tomemos el ejemplo de la
Revolución que había hecho una reforma agraria, pero poco tiempo después
volvió a surgir el latifundio. La Revolución Cubana no quería cometer
el mismo error. Si el campesino que posee un pedazo de tierra gracias a
la reforma agraria decidía vendérselo al latifundista más rico, dañaba
los fundamentos de la reforma agraria, pues contribuía a una nueva
acumulación de bienes y al resurgimiento del latifundio.
En
cuanto a la vivienda, la reforma urbana había permitido que todos los
cubanos tuvieran una vivienda limitando la concentración de propiedad.
Usted puede pasear por La Habana y no encontrará absolutamente a nadie
que viva en la calle o debajo de un puente, como es el caso en numerosas
capitales occidentales. Puede existir un problema de saturación, con
varias generaciones que viven bajo el mismo techo, pero nadie queda
desamparado. No queríamos encontrarnos de nuevo con acaparadores de
propiedades y por eso se impusieron restricciones, aunque no una
prohibición total.
SL: ¿Y en cuanto a los coches?
RAQ:
En cuanto a los coches, la cuestión es más compleja pues se trata de un
producto de importación del cual depende la nación. Históricamente Cuba
jamás tuvo una industria automovilística. Cuba produjo algunos medios
de transporte colectivo, pero el automóvil jamás se produjo en Cuba.
Existe también otro elemento fundamental que es el combustible, que
siempre constituyó el talón de Aquiles de la economía cubana. Había que
establecer entonces controles y algunas restricciones.
Conviene
recordar que algunas de esas medidas de control son anteriores a la
idea del socialismo cubano. Me refiero a menudo a un documento sumamente
interesante que data de febrero de 1959, cuando se estableció en Cuba
un control sobre las divisas y las importaciones. Así, hasta febrero de
1959, la burguesía cubana estaba acostumbrada a ir al banco para comprar
dólares e importar un coche, perfume o artículos de lujo. Cuando
triunfó la Revolución, una parte de la elite vinculada al antiguo
régimen tomó el camino del exilio y entre esas personas se encontraba el
presidente del Banco Nacional de Cuba.
El
gobierno provisional que dirigía Manuel Urrutia nombró entonces al
doctor Felipe Pazos a la cabeza de esa institución. Pazos había sido el
fundador y primer presidente de esa entidad financiera nacional que
nació en 1950 bajo el gobierno de Carlos Prío Socarrás. Pazos era un
economista de prestigio, independiente y no era de izquierda. Había
dirigido el Banco de 1950 a marzo de 1952, fecha que marcó el golpe de
Estado de Fulgencio Batista. Cuando tomó su cargo, redactó un informe
que entregó al presidente Urrutia –Fidel Castro sólo era jefe de las
Fuerzas Armadas en aquella época– en el cual describía el estado de las
finanzas cubanas y revelaba el saqueo de las reservas que hicieron los
dirigentes del antiguo régimen antes de huir.
Pazos
–no el Che Guevara, Raúl Castro u otro radical del Movimiento 26 de
Julio– que era el representante emblemático de las clases pudientes, muy
respetado por la burguesía de la época, decidió entonces establecer un
control de cambios, suspender la venta de dólares e imponer un control
estricto sobre las importaciones. Como presidente del Banco Nacional,
había informado a Urrutia de que resultaba imperativo tomar esas medidas
por el desastre financiero en el cual se encontraba la nación. La
situación económica de Cuba era dramática y conviene reconocer que los
elementos de tensión que existían en la economía cubana todavía no han
desaparecido.
Así, a partir de los años 60, hubo
una fuerte restricción sobre la importación de productos –incluso los
coches– y ello ha persistido hasta hoy por razones económicas. Esa
decisión –repito– la tomó un economista de prestigio, Felipe Pazo, que
no era un radical o un comunista, sino más bien un conservador.
Existían
dos tipos de situaciones. Los que ya poseían un coche antes del triunfo
de la Revolución podían usarlo como les diera la gana, venderlo, etc.
Después, dado que el Estado tenía el monopolio sobre las importaciones,
el automóvil se vendía a los funcionarios a un precio subvencionado –a
menudo apenas al 10% de su valor real– o a los elementos que se habían
destacado por sus méritos. La contrapartida era que no podían venderlo,
por evidentes razones “antiespeculación”. Así se limitaba la propiedad
personal del automóvil y se destinaba a una función social. Si se
legalizaba la venta de coches, la posesión de ellos no sería de los que
tenían un uso social o los que lo habían conseguido por sus méritos,
sino de los que disponían de los ingresos más importantes. Eso se
justificaba así en aquella época. Había que impedir el desarrollo de la
especulación sobre los coches puesto que el país, desde luego, no
disponía de recursos suficientes para importarlos en masa ni para
proporcionar el combustible necesario para su funcionamiento. Ahí
también el Estado impuso algunas restricciones.
SL: ¿Cuál es la nueva situación?
RAQ:
Ahora, vemos eso con una perspectiva diferente. Si uno es propietario
de su vivienda –que es el caso del 85% de los cubanos– es posible
venderla. ¿Por qué? Tomemos el caso de una familia que crece o que desea
conseguir un bien más grande y el caso de otra familia que se reduce
pues los hijos han crecido y se han casado, y que necesita una vivienda
más modesta. Ahora les será posible proceder a un intercambio o a una
venta. También es posible donarla, prestarla, arrendarla, etc. Antes
sólo era posible el intercambio, así como alquilar una habitación. En
realidad, se trata ahora de facilitar este tipo de transacciones y
eliminar todos los obstáculos burocráticos.
SL: ¿Cuáles eran los obstáculos?
RAQ:
Antes hacía falta una decisión administrativa del Instituto Nacional de
la Vivienda. Para ello, era necesario un acuerdo de la Oficina
Municipal de la Vivienda, luego había que conseguir una autorización a
nivel provincial y por fin a nivel nacional. La burocracia era enorme y
dado que se trataba de decisiones administrativas, eran fuentes de
corrupción y de soborno.
Ahora, desde el 1 de
diciembre de 2011, si dos personas desean intercambiar su vivienda sólo
necesitan ir ante el notario con los títulos de propiedad. Se eliminaron
todos los trámites burocráticos inútiles. Siempre hubo notarios en Cuba
pero antes actuaban al final tras la obtención de las autorizaciones
administrativas por parte del vendedor y del comprador.
¿Qué pasa en caso de litigio?
RAQ:
En caso de litigio, si una persona reivindica por ejemplo algunos
derechos sobre una transacción que se hizo, sea una venta o una permuta,
los tribunales decidirán y tendrán la última palabra. Los burócratas no
tendrán voz ni voto. Usted se da cuenta de que en un solo sector,
logramos reducir de modo drástico la función administrativa y
burocrática eliminando los trámites inútiles. Estas reformas permitirán
resolver algunos problemas relativos a la vivienda facilitando las
transacciones de venta y permuta.
En cuanto a
los coches, será más simple porque existe un registro de vehículos desde
hace mucho tiempo. Se trata de desburocratizar nuestra sociedad. La
gran limitación reside en el hecho de que los particulares no pueden
importar vehículos y –perdóneme la repetición– esa decisión la tomó hace
cincuenta años Felipe Pazos y no Fidel Castro, antes de que Estados
Unidos decretara un embargo comercial contra nuestra nación, antes de la
Ley Torricelli de 1992, antes de la Ley Helms-Burton de 1996 y de los
dos informes de la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre de 2004 y
2006, que agravan las sanciones económicas. Como usted se puede
imaginar, estas sanciones han agravado nuestra economía nacional y nos
han llevado a imponer un control estricto sobre las importaciones
personales.
Del mismo modo, un candidato a la
emigración podrá vender ahora su vivienda, antes de abandonar el país o
donarla a su familia hasta el cuarto grado de consanguinidad. Antes, el
Estado tomaba posesión de la vivienda abandonada y se la entregaba a
otra familia. En adelante ya no será el caso.
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