Tras noticias de escándalos de soldados norteamericanos en Afganistán, que van desde asesinatos, profanación de víctimas o cadáveres hasta el irrespeto por la cultura árabe con la quema del Corán, incluidas hipócritas disculpas e impunidad, el hecho incuestionable es el espeluznante deterioro moral del poder político estadounidense y de sus invasores, así como el drama humano de hombres puestos en condiciones bélicas por intereses.
Queda al descubierto una filosofía de guerra, fragmentada en los medios corporativos, que tiene en su práctica común la tortura con depravada legalización y otras violaciones de los derechos humanos tanto para víctimas como para victimarios por parte del imperio norteamericano y sus aliados, que explicarían en parte el gran número de suicidios de soldados.
La “guerra total”, aquella sin límites legales, morales, geográficos, temporales o espaciales, proclamada por Bush, Rumsfeld y los sionistas del Pentágono y sostenida por la administración Obama, ha llegado al máximo de perversión: hallaron enemigos en todas partes: sus santuarios, sus cómplices, sus barriadas, sus familias, sus instituciones religiosas, así como a todo aquel que pudiera ofrecerle apoyo material o espiritual, protección o aliento. [1]
La perversión se vuelve desmoralizante y deja en esas sociedades imperiales un enorme costo financiero, ético, psicológico y vivencial en particular en los seres humanos envueltos en esas experiencias. En los agredidos se maximizan esos efectos.
Rostros de los soldados implicados en tales conflictos los captó el fotógrafo escoses Lalage Snow, en 2010, precisamente cuando sucedieron los hechos de Afganistán que vuelven a escandalizar al mundo hoy.
Snow realizó una serie de fotografías tituladas “We are the not dead: soldiers of afghan misión” traducido al español como “Somos los no muertos: soldados de la misión afgana”.
En éstas imágenes se muestra un patrón en el que se puede apreciar el antes, durante y el después de los soldados escoceses, que no es difícil extender a norteamericanos, ingleses, franceses, etc. que han estado en las guerras de rapiña actuales.
El mundo interior de esos hombres, invita a pesar humana y responsablemente, y si produce estos efectos en los invasores, obviamente ha multiplicado el drama en los invadidos. ¡Que no nos sea ajeno!
Soldados antes, durante y después de Afganistán
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