En Madrid, uno de los cubanos en huelga de hambre, pide volver al país.
Desde hace días él y un grupo de exiliados duerme en la calle, al
extinguírseles el programa de acogida. Miguel Manrique, nuestro
corresponsal en España, recogió su testimonio. En Madrid, uno de los cubanos en huelga de hambre, pide volver al país. Desde hace días él y un grupo de exiliados duerme en la calle, al extinguírseles el programa de acogida. Miguel Manrique, nuestro corresponsal en España, recogió su testimonio.
Ciro Pérez Santana: el pirata político
Desde
el
pasado 13 de abril, un grupo creciente de llamados ex presos cubanos, sigue
en huelga de hambre frente al Ministerio español de Asuntos Exteriores en Madrid. Los “nuevos
disidentes”, esta vez, denuncian el abandono por parte del nuevo ejecutivo de
Mariano Rajoy -quien les cortó todas las ayudas financieras otorgadas por el
precedente gobierno de Zapatero- y una situación de profunda desesperación.
El último
“desesperado” (y tal vez arrepentido por creer en el canto de la sirena) es
Ciro Pérez Santana, quien está siguiendo todas las etapas de la desilusión.
En
octubre del 2010, Ciro Pérez llegaba a España. Ocho días más tarde ya se daba
cuenta de cual sería su futura vida en el capitalismo español. En una entrevista contaba su
trágica situación por tener a su madre gravemente enferma en un hospital de
Madrid, a su hermana que no podía viajar desde Miami para verlos y pedía ayuda
a todos los “hermanos exiliados” ya que ni siquiera “podían comer”. Estaban
llenas de amargura y decepción casi infantil sus palabras: “España es un país que yo pensé.. que no iba a tener
que sufrir más. Llevo aquí ocho días y he sufrido en esos ocho días lo que no
he sufrido en 17 años en las cárceles
de Castro. Estoy agradecido al gobierno español por haberme sacado de ahí. Pero no se saca a una persona de un lugar
para dejarlo morir en otro.”
Tras
años de silencio, en los úlimos días, se volvió a hablar de Ciro Pérez cuando
Martí Tv publicaba otra entrevista del llamado “disidente” -titulada “Expatriado en huelga
de hambre en Madrid pide volver a Cuba”- en la que el llamado “expatriado” anunciaba su
voluntad de regresar a Cuba para sacar a su familia de la situación de
desamparo que viven en España, culpabilizando al nuevo gobierno de Rajoy y a
sus recientes medidas por una situación que –como él afirmó en 2010- vive desde
cuando llegó a España.
Al mismo tiempo,
en el blog anticubano Frente Común Cubano, se
publicaba una
entrevista más que Ciro Perzer otorgó telefónicamente
a Alfredo Viso, un supuesto ex compañero de celda en Cuba, en la que el entrevistado
contó su historia de desamparo en España y volvió a hacer su típico llamado a
la “solidaridad del exilio”: “Cualquier
ciudadano, hermano que se solidarice con nosotros, que quiera hacernos llegar
cualquier ayuda para nosotros podernos mantener aquí, nosotros les vamos a
estar muy agradecidos lo mismo da que nos manden un centimo como lo que puedan
mandarnos porque nosotros estamos aquí y nuestros familiares están sin ningún
recurso, lo que puedan nosotros se lo vamos a agradecer, pero lo que más vamos
a agradecer es que rieguen en el mundo entero y pidan la solidaridad del mundo
entero para que nuestra situación se normalice para que se nos de una solución
razonable para nuestras familias. Ese es nuestro llamado.”
Es evidente el
intento de Ciro Pérez de querer seguir jugando el papel del “disidente
decepcionado” y de inserirse en todas las cuestiones políticas cubanas para
seguir viviendo de ayudas extranjeras; lo que choca frontalmente con la
supuesta búsqueda de libertad y de capitalismo que esa persona afirmaba querer.
Hay que recordar
que Ciro Pérez Santana –que los medios internacionales definen “preso
político”- en Cuba fue condenado varias veces hasta cuando, en 1994, lo sentenciaron a 20 años de prisión por piratería
(secuestro de un barco), intento de salida ilegal de la isla, tenencia ilegal
de armas de fuego robadas en una estación de policía y lesiones (El
País). Vale la pena recordar también que el código penal español, en el artículo
616-ter, penaliza el delicto de piratería al establecer que “el que con
violencia, intimidación o engaño, se apodere, dañe o destruya una aeronave,
buque u otro tipo de embarcación o plataforma en el mar, o bien atente contra
las personas, cargamento o bienes que se hallaren a bordo de las mismas, será
castigado como reo del delito de piratería con la pena de prisión de diez a
quince años.”
Es decir, una prueba más de como algo que en todos los países del mundo sería
sancionado como delicto común, cuando ocurre en Cuba se convierte en un asunto de conciencia
o, a lo mejor, político. Claramente eso no puede funcionar en eterno y los medios internacionales -que ahora silencian la “desesperación de Ciro Pérez”- quizá se hayan dado cuenta de lo peligroso que puede ser confiar en un “pirata político”.
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