martes, 24 de abril de 2012

¡Última hora: se muere un cubano en Madrid!




El triste panorama para aquellos que aceptaron convivir con el capitalismo ha mostrado su rostro crudamente verdadero, y aquellos cubanos que una vez repudiaron a su país bloqueado y con algunas carencias materiales, encandilados por los cantos de sirena de sus amos de la SINA, pagan hoy una dolorosa cuota de desamparo y olvido. Al conocer sus historias, no puedo menos que compararlos con aquellos "embarcados" mercenarios, vencidos por el pueblo cubano en menos de 72 horas en las arenas de Playa Girón.
Una decena de ellos ha decidido manifestar su frustración ante la sede del Ministerio de Exteriores, iniciando una huelga de hambre, tan mediáticamente empleada en Cuba, para forzar al gobierno español a dar una respuesta a sus demandas, luego de que se han ido agotando las ayudas de las que disfrutaron desde hace año y medio.
Acostumbrados a tener cerca de sí al médico de la familia y de acceder a la atención hospitalaria en Cuba, sin tener que pagar un centavo, sin discriminación alguna a pesar de su rol como asalariados de los enemigos de su Patria, hoy padecen la inaceptable sorpresa de que uno de ellos, Randol Roca Mursuli, ha recibido una rotunda negativa por parte de un centro hospitalario español y del Servicio Médico de Urgencia (SAMUR) para atenderle porque ya no está en vigor su tarjeta sanitaria.
El infarto al miocardio sufrido por Roca hace dos días no conmovió a los galenos españoles, condenándolo prácticamente a la muerte. Esto nunca le habría ocurrido en Cuba.

Tampoco les ha conmovido que esté acompañado por su familia, que incluye a un bebé de 6 meses.
Todavía no se ha podido averiguar la suerte del infartado, ni si ha recibido las atenciones médicas necesarias para salvar su vida. Tampoco se conoce información alguna sobre los presuntos "huelguistas", que esta vez sí deben ayunar de verdad para conmover los duros corazones de Mariano Rajoy y sus socios de Partido Popular. Esta vez, el show mediático no cuenta. ¡Esto es el capitalismo, señores!

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