José Manzaneda*
“Exiliados” o “refugiados” son términos que los medios emplean para denominar a quienes emigran de Cuba a EEUU. Pero, ¿es correcto su empleo cuando raramente se aplican a la emigración de otros países de la zona?
“Exiliados”
(1) o “refugiados” (2) son términos que una buena parte de los medios
internacionales emplean para denominar a quienes emigran de Cuba a EEUU.
Pero, ¿es correcto su empleo cuando raramente se aplican a la
emigración de otros países de la zona? (3) Veamos.
La llamada Ley de Ajuste Cubano de EEUU,
de 1966, privilegia -frente a cualquier inmigrante de América Latina- a
los cubanos y cubanas que llegan a territorio norteamericano,
otorgándoles la residencia permanente al de un año (4). Lo curioso del
caso es que estas personas, con estatus de refugiadas, suelen regresan
al poco tiempo a su país de origen a visitar, por ejemplo, a la familia,
sin problema de ningún tipo. El periodista de la BBC Fernando Ravsberg,
con ironía, decía que los “exiliados” cubanos son únicos en el mundo,
porque pasan las vacaciones en el país que –supuestamente- les persigue
(5).
Esto mismo era reconocido implícitamente
por el ultraderechista de origen cubano David Rivera, congresista del
Partido Republicano, quien está impulsando varias modificaciones a la
citada Ley de Ajuste Cubano. Recientemente, afirmaba en los medios que
se ha hecho común que “los cubanos pidan asilo político (en EEUU) bajo
dicha ley y después viajen al país que les persigue” (6). Pero, a pesar
de reconocer de esta manera tan nítida la farsa política construida
entorno a la emigración cubana, el congresista de ultraderecha, en
contradicción con su propia denuncia, insistía en que “todos los cubanos
(que llegan a EEUU) son refugiados políticos”.
Las enmiendas a la Ley de Ajuste Cubano
que impulsa David Rivera pretenden que, en el futuro, ninguna persona
beneficiada por dicha ley pueda regresar a Cuba mientras no obtenga la
ciudadanía estadounidense (7). Ésta, además, se obtendría en un plazo no
menor a diez años. Viajar a Cuba antes supondría perder todos los
privilegios de la Ley de Ajuste y, por tanto, acercarse a la situación
del resto de inmigrantes, incluyendo la posibilidad de la deportación.
Sin ser su intención, este congresista
pone aún más en evidencia que las personas beneficiadas por la Ley de
Ajuste Cubano no son verdaderamente exiliadas, ni perseguidas ni
refugiadas, sino, sencillamente, migrantes de raíz económica con
similares características a las de México, Haití o El Salvador (8).
Pero, para entender las razones que
impulsan estas propuestas de cambio legislativo, recordemos que David
Rivera es una de las figuras destacadas de la extrema derecha de origen
cubano en EEUU (9). Sus posiciones son abiertamente belicistas contra el
Gobierno cubano, y ha participado en Miami en homenajes a terroristas
como Luis Posada Carriles (10).
En este sentido, las enmiendas a la Ley de Ajuste persiguen espurios objetivos políticos y electorales.
El primero, el de atacar cualquier
intento de normalización en las relaciones EEUU-Cuba, golpeando al
sector de la emigración cubana más favorable a ella. Según encuestas de
la Universidad Internacional de La Florida, la emigración cubana después
de 1994 y, sobre todo, la de menor edad, está en contra del bloqueo a
su país, en favor de un diálogo entre ambos gobiernos, y no entiende que
la ciudadanía norteamericana no pueda viajar a Cuba, por imposición de
su propio gobierno (11).
El segundo objetivo es el de cortar el
flujo normalizado de viajes de esta emigración cubana a su país, y la
consiguiente entrada de divisas a Cuba. La mayoría de los más de 400.000
cubanos y cubanas residentes en EEUU que visitan su país cada año
pertenecen a esta emigración reciente. Muchas de estas personas, además,
están ahora ayudando a sus familias con la inversión inicial y el envío
de suministros y equipos para disímiles negocios privados en Cuba, tras
la aprobación de las reformas económicas por parte del Gobierno de Raúl
Castro (12).
El tercer objetivo es claramente
electoral: alejar a esta emigración partidaria del diálogo y no
vinculada a la ultraderecha, de la posibilidad de obtener la ciudadanía y
por tanto el derecho a voto, previsiblemente más cercano al Partido
Demócrata (13).
Nada de esto, sin embargo, trasciende a
los grandes medios internacionales que, a pesar de todas las evidencias,
siguen empleando términos obsoletos e inexactos, con una clara carga
política, como “refugiados” o “exiliados”, para referirse a un fenómeno,
el de la emigración económica, tan común a Cuba como al resto de los
países de América Latina y del Tercer Mundo.
*Coordinador de Cubainformación
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