Cuba el país más católico del mundo
Alberto Manuel León Pacheco
No se asombre, yo sé que es Brasil donde
vive la mayor cantidad de católicos del planeta, pero los cubanos son
mucho más practicantes. Fíjense que uno de los rituales más practicados
por los creyentes, el bautizo, es realizado en Cuba por todos los
ciudadanos. Ahora le explico.
Para bautizar a una persona todos
conocemos que se rocía con agua bendita y ello actúa como purificador de
los pecados cometidos. En la isla tropical el bautizo es mucho más
común y no solo reciben el ritual las personas, sino los alimentos,
objetos y sobre todo los líquidos.
Pero, ya no solo se rocía levemente con
un poco de agua bendita, nosotros en el afán constante de ahorrar,
utilizamos cualquier agua para el acto litúrgico, sea del acueducto o de
pozo. No se salva del bautismo ningún líquido comercial: refrescos,
cervezas, leche, siropes y otros que seguro usted recuerda.
Pero no solo los líquidos son bendecidos
por el agua. También existen otras formas de hacerlo: el azúcar y la sal
que llega a la bodega también recibe su “toque” de agua, no tan
bendita, para hacerlas más pesadas en la balanza y que el bodeguero
pueda quedarse con su parte (robar). Otro caso que toca de cerca a los
cubanos es el del pollo que viene con unas libras de más por el agua que
trae encima, pero esta vez congelada.
Nada, que para estos sacerdotes del
invento no se escapa nada de su “lucha”diaria. Pero no crea que el
proceso es solo con las cosas a granel, también cogen su “azabache
licuado” las latas y botellas que supuestamente vienen selladas y para
eso tenemos algunos “enfermeros” que las inyectan para sacarle la
bebida e introducirles el agua bendita y de paso, que las ganancias
aumenten.
Posiblemente los más conocidos
“sacerdotes” sean los termeros. (Termo en Cuba es vehículo equipado con
un tanque refrigerado que contiene cerveza o refresco) Dicha cerveza a
granel es las más bendecida por los dioses: se bautiza en la fábrica,
cuando se llena el termo y al final el vendedor también se precigna y le
hecha su poco de agua.
Pero no pensemos mal de estos individuos.
Hagamos cuenta de que ellos no actúan de mala fe, sino que lo hacen
para prevenir males: le bajan los grados de alcohol al ron y a la
“Laguer” para no crear adicción ni malos momentos de borracheras,
también evitan que un refresco con mucha azúcar le pueda causar una
diabetes.
Ya esto forma parte del habla cotidiano y
para muchos es sinónimo mojarse o lloviznarse de bautizarse. Habrá
en el futuro que estudiar como los cubanos ya asimilamos el bautizo de
todos estos elementos y mucho más. Por eso ahora siempre nos preguntamos
al probar uno de dichos productos: ¿Será puro?
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