..Cronopiando en Cuba no podría ser.....Y es que en Cuba, afortunadamente, no es costumbre, ni siquiera
ocasional, que aparezcan todas las mañanas media docena de cadáveres
cosidos a balazos y tirados en calles y caminos, como en cualquier
democracia americana, por lo que todas las columnas en las que he
denunciado el ejercicio del crimen y su impunidad no tendrían sentido.....
...... En Cuba no se asesinan monseñores, ni obispos, ni jesuitas, ni se violan y asesinan monjas, ni se incendian embajadas, ni se desaparecen miles de personas, ni se matan o secuestran periodistas, sindicalistas, maestros, políticos, ecologistas y hasta diputados del Parlacén. En Cuba no se fusila en las plazas, ni se reprime en las calles, ni se suicidan los presos, ni se pone en libertad a terroristas como Posada Carriles, por lo que las tantas columnas que he escrito en recuerdo de Arnulfo Romero, de los jesuitas y las monjas estadounidenses asesinadas en El Salvador y Guatemala, de los indígenas achicharrados en la embajada española guatemalteca, de Chico, de los venezolanos asesinados en los “carachazos” de Carlos Andrés Pérez, de los muertos en los “bogotazos” de la CIA, o en el golpe de Estado del 11 de septiembre, o en el terror vivido en el cono Sur donde se sigue reventando a los mapuches, carecerían de otro sentido que no fuera el testimonio ajeno.....
.... Así que, no pudiendo escribir mis Cronopiandos en Cuba, posiblemente me dedicara a escribir poesía, teatro, novela… literatura, lo que no estaría nada mal considerando el respaldo que el Estado cubano ofrece a los autores y las ventajas de un medio cultural en el que la mezquindad, por mucha que sea, no puede llegar a tanto.
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...... En Cuba no se asesinan monseñores, ni obispos, ni jesuitas, ni se violan y asesinan monjas, ni se incendian embajadas, ni se desaparecen miles de personas, ni se matan o secuestran periodistas, sindicalistas, maestros, políticos, ecologistas y hasta diputados del Parlacén. En Cuba no se fusila en las plazas, ni se reprime en las calles, ni se suicidan los presos, ni se pone en libertad a terroristas como Posada Carriles, por lo que las tantas columnas que he escrito en recuerdo de Arnulfo Romero, de los jesuitas y las monjas estadounidenses asesinadas en El Salvador y Guatemala, de los indígenas achicharrados en la embajada española guatemalteca, de Chico, de los venezolanos asesinados en los “carachazos” de Carlos Andrés Pérez, de los muertos en los “bogotazos” de la CIA, o en el golpe de Estado del 11 de septiembre, o en el terror vivido en el cono Sur donde se sigue reventando a los mapuches, carecerían de otro sentido que no fuera el testimonio ajeno.....
.... Así que, no pudiendo escribir mis Cronopiandos en Cuba, posiblemente me dedicara a escribir poesía, teatro, novela… literatura, lo que no estaría nada mal considerando el respaldo que el Estado cubano ofrece a los autores y las ventajas de un medio cultural en el que la mezquindad, por mucha que sea, no puede llegar a tanto.
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