Son
miles las detenciones de cualquier persona sospechosa de terrorismo en
todo el mundo realizadas conforme a la Ley del Acta Patriótica y las
disposiciones del Departamento de la Defensa de la Patria o Departamento
de Seguridad Interior, sin cumplirse trámite procesal alguno, sin
acusarse ni ponerse a disposición de tribunal competente, sometiéndolos a
una verdadera “oscuridad o limbo jurídico”; el acoso a periodistas que
se niegan a ser “prenstitutas”, la suspensión de las libertades civiles
que garantiza la constitución como las represiones de la policía contra
manifestantes pacíficos de “Ocupa Wall Street; la detención indefinida
de ciudadanos estadounidense sin el “Debido Proceso legal”; las
ocupaciones de las líneas telefónicas, revisión de computadoras,
análisis de cuentas bancarias y otros desmanes, que dicha ley y demás
disposiciones complementarias autorizan emplear contra ciudadanos de ese
país, que llegó al paroxismo de que el presidente Obama haya anunciado
recientemente, que él, a su discreción, puede asesinar a ciudadanos de
su país si los considera una amenaza para los EE.UU. El terror estatal
personificado.
Pero no sólo es en los propios Estados Unidos, sino en otros, siendo el ejemplo más palpable, las contribuciones de los regímenes de Bush y Obama a los derechos humanos, ya que desde hace años se aplica a cientos de confinados primero en la prisión de Abu Ghraib, los sitios secretos de entregas extraordinarias de la CIA y la Base Naval de Guantánamo, territorio ilegalmente ocupado en contra de la voluntad del pueblo cubano.
A partir de la década del 60 (después del triunfo de la Revolución cubana), comienza a cobrar protagonismo el apoyo de gobiernos al terrorismo; arropados en la teoría de la lucha contra los países socialistas, la independencia de colonias, neo-colonias y de los Movimientos de Liberación Nacional (MLN). Para que se tenga una idea y según fuentes oficiales, entre 1960-1974 se realizaron 468 actos de terrorismo internacional, de ellas el 50 % en Europa, el 21 % en América Latina, el 14 % en América del Norte y el 11 % en el Medio Oriente y el norte de África.
Otro dato es que en los Estados Unidos de América, se efectuaron por las organizaciones terroristas cubanas -en especial: Omega-7, Comando F-4 y CORU radicadas en Miami- más de 300 actos, que incluyó ataques a la sede de las Naciones Unidas, a diplomáticos, a buques mercantes, asesinatos de personas, magnicidios y otros.
Nuevas variantes, formas y métodos terroristas, que unido a los conocidos se fueron imponiendo: sabotajes; utilización de bombas; muerte de personas con diversos medios; uso de sustancias biológicas, incendiarias y gases; secuestros de barcos y aviones; el apartheid; torturas y otros métodos brutales de represión son un azote de la humanidad.
El genocida bloqueo económico impuesto a Cuba (o muerte por hambre como también se le conoce); los daños a la economía; operaciones encubiertas como “Mangosta” o “Cóndor”; invasiones militares y ocupación; guerras; “ayudas humanitarias”; chantajes económicos, desestabilización o derrocamientos de gobiernos y apoyo a regímenes sanguinarios como el de Pol-Pot en Camboya son algunas muestras. Los destinatarios han sido diversos: estadistas, dirigentes y otras personalidades; exterminio o intento de desaparecer pueblos, etnias, razas, religiones y culturas; sedes diplomáticas y otras instalaciones, naves y aeronaves. Ningún objetivo fue ajeno a estos brutales y pérfidos métodos.
En 1977 J. Marks, una personalidad del gobierno, sentenció: “En los últimos 35 años, el gobierno de los EUA, utilizó con regularidad el terrorismo como instrumento de la política exterior”.
Años más tarde, Reagan refiriéndose a los hechos cometidos por sus acólitos señaló: “son pequeñas formas de violencia”; y el campeón de las violaciones de las leyes internacionales y el terrorista mayor de ese país, W. Bush, en el año 2001 al referirse a los hechos de las torres gemelas y la posición de su gobierno manifestó: “o estás conmigo o estás a favor del terrorismo, si no estás con nosotros estás a favor del terrorismo, ya que todo aquel que de albergue, facilite el trabajo de los terroristas o de cualquier forma de lugar a actos terroristas, es también un terrorista”.
Lo más significativo ha sido el apoyo moral y logístico dado dentro o fuera del territorio norteamericano desde hace años a terroristas, mafiosos, mercenarios, torturadores, narcotraficantes y miembros de las organizaciones paramilitares de tiranías, en complicidad con las altas esferas de otros países como las Brigadas Rojas y la Logia P-2 en Italia; las bandas de la UNITA, FLEC y FNLA en Angola; los talibanes y Al Queda de Bin Laden cuando la guerra de Afganistán contra la antigua URSS.
Igualmente ha sido una constante en América Latina el apoyo al cartel de la droga en Colombia; las bandas paramilitares y escuadrones de la muerte en Centro América y América del Sur y las organizaciones terroristas ALPHA-66, OMEGA-7, COMANDO F-4, CORU, FNCA, Hermanos al rescate y otras radicadas, en su mayoría, en el territorio de los propios EUA; poniendo a disposición de sus intereses, dinero, recursos materiales, técnica, personal y órganos especializados, tal es el caso de la CIA y el FBI en EUA y otros Servicios de Inteligencia o especiales de otros países.
Esta política de doble rasero no es nueva, el presidente de EUA Lindon B. Johnson dijo en 1973: “Lo cierto es que en el Caribe habíamos montado una sociedad anónima dedicada al asesinato”.
El caso cubano lo demuestra. En la Demanda del pueblo de Cuba contra el Gobierno de los Estados Unidos, ha quedado evidenciado cuál ha sido la política de ese país contra Cuba a lo largo de más de 50 años de Revolución y diez administraciones demócratas y republicanas.
En primer orden un despiadado y genocida bloqueo económico contra el pueblo cubano, así como en su participación concreta apoyando logística y militarmente y protegiendo a las organizaciones contrarrevolucionarias en los ataques contra objetivos militares, económicos, sociales y turísticos de nuestro país. Como consecuencia de esos actos han quedado pérdidas de vidas humanas (nacionales y extranjeras), mutilados y lesionados física y mentalmente y pérdidas cuantiosas de recursos materiales.
Quién puede olvidar la introducción de virus y agentes biológicos contra personas: como el dengue hemorrágico (miles de enfermos, falleciendo 158, de ellos 101 niños), contra la economía: como el caso de la broca en el café, el moho azul en el tabaco, el trip-palme en la papa, la roya en la caña de azúcar y la fiebre porcina africana en cerdos. Súmele la invasión por Playa Girón; intentos de privar de la vida a dirigentes de la Revolución, dentro de ellas más de 640 veces contra Fidel Castro Ruz, por mencionar algunas.
Es así como toma cuerpo y se engendra un fenómeno denominado en nuestros días: Terrorismo de Estado y pese a que está prohibido por el Derecho Internacional, su fundamental sostenedor es los EUA. No son acciones cometidas por personas individuales o por obediencia ciega a una fe, fanatismo o ideología política de una organización religiosa, existencialista o política, sino que han utilizado esos sentimientos para sacar provecho y no verse envueltos en las mismas ante la opinión pública internacional o la propia de su pueblo norteamericano.
Pero no sólo es en los propios Estados Unidos, sino en otros, siendo el ejemplo más palpable, las contribuciones de los regímenes de Bush y Obama a los derechos humanos, ya que desde hace años se aplica a cientos de confinados primero en la prisión de Abu Ghraib, los sitios secretos de entregas extraordinarias de la CIA y la Base Naval de Guantánamo, territorio ilegalmente ocupado en contra de la voluntad del pueblo cubano.
A partir de la década del 60 (después del triunfo de la Revolución cubana), comienza a cobrar protagonismo el apoyo de gobiernos al terrorismo; arropados en la teoría de la lucha contra los países socialistas, la independencia de colonias, neo-colonias y de los Movimientos de Liberación Nacional (MLN). Para que se tenga una idea y según fuentes oficiales, entre 1960-1974 se realizaron 468 actos de terrorismo internacional, de ellas el 50 % en Europa, el 21 % en América Latina, el 14 % en América del Norte y el 11 % en el Medio Oriente y el norte de África.
Otro dato es que en los Estados Unidos de América, se efectuaron por las organizaciones terroristas cubanas -en especial: Omega-7, Comando F-4 y CORU radicadas en Miami- más de 300 actos, que incluyó ataques a la sede de las Naciones Unidas, a diplomáticos, a buques mercantes, asesinatos de personas, magnicidios y otros.
Nuevas variantes, formas y métodos terroristas, que unido a los conocidos se fueron imponiendo: sabotajes; utilización de bombas; muerte de personas con diversos medios; uso de sustancias biológicas, incendiarias y gases; secuestros de barcos y aviones; el apartheid; torturas y otros métodos brutales de represión son un azote de la humanidad.
El genocida bloqueo económico impuesto a Cuba (o muerte por hambre como también se le conoce); los daños a la economía; operaciones encubiertas como “Mangosta” o “Cóndor”; invasiones militares y ocupación; guerras; “ayudas humanitarias”; chantajes económicos, desestabilización o derrocamientos de gobiernos y apoyo a regímenes sanguinarios como el de Pol-Pot en Camboya son algunas muestras. Los destinatarios han sido diversos: estadistas, dirigentes y otras personalidades; exterminio o intento de desaparecer pueblos, etnias, razas, religiones y culturas; sedes diplomáticas y otras instalaciones, naves y aeronaves. Ningún objetivo fue ajeno a estos brutales y pérfidos métodos.
En 1977 J. Marks, una personalidad del gobierno, sentenció: “En los últimos 35 años, el gobierno de los EUA, utilizó con regularidad el terrorismo como instrumento de la política exterior”.
Años más tarde, Reagan refiriéndose a los hechos cometidos por sus acólitos señaló: “son pequeñas formas de violencia”; y el campeón de las violaciones de las leyes internacionales y el terrorista mayor de ese país, W. Bush, en el año 2001 al referirse a los hechos de las torres gemelas y la posición de su gobierno manifestó: “o estás conmigo o estás a favor del terrorismo, si no estás con nosotros estás a favor del terrorismo, ya que todo aquel que de albergue, facilite el trabajo de los terroristas o de cualquier forma de lugar a actos terroristas, es también un terrorista”.
Lo más significativo ha sido el apoyo moral y logístico dado dentro o fuera del territorio norteamericano desde hace años a terroristas, mafiosos, mercenarios, torturadores, narcotraficantes y miembros de las organizaciones paramilitares de tiranías, en complicidad con las altas esferas de otros países como las Brigadas Rojas y la Logia P-2 en Italia; las bandas de la UNITA, FLEC y FNLA en Angola; los talibanes y Al Queda de Bin Laden cuando la guerra de Afganistán contra la antigua URSS.
Igualmente ha sido una constante en América Latina el apoyo al cartel de la droga en Colombia; las bandas paramilitares y escuadrones de la muerte en Centro América y América del Sur y las organizaciones terroristas ALPHA-66, OMEGA-7, COMANDO F-4, CORU, FNCA, Hermanos al rescate y otras radicadas, en su mayoría, en el territorio de los propios EUA; poniendo a disposición de sus intereses, dinero, recursos materiales, técnica, personal y órganos especializados, tal es el caso de la CIA y el FBI en EUA y otros Servicios de Inteligencia o especiales de otros países.
Esta política de doble rasero no es nueva, el presidente de EUA Lindon B. Johnson dijo en 1973: “Lo cierto es que en el Caribe habíamos montado una sociedad anónima dedicada al asesinato”.
El caso cubano lo demuestra. En la Demanda del pueblo de Cuba contra el Gobierno de los Estados Unidos, ha quedado evidenciado cuál ha sido la política de ese país contra Cuba a lo largo de más de 50 años de Revolución y diez administraciones demócratas y republicanas.
En primer orden un despiadado y genocida bloqueo económico contra el pueblo cubano, así como en su participación concreta apoyando logística y militarmente y protegiendo a las organizaciones contrarrevolucionarias en los ataques contra objetivos militares, económicos, sociales y turísticos de nuestro país. Como consecuencia de esos actos han quedado pérdidas de vidas humanas (nacionales y extranjeras), mutilados y lesionados física y mentalmente y pérdidas cuantiosas de recursos materiales.
Quién puede olvidar la introducción de virus y agentes biológicos contra personas: como el dengue hemorrágico (miles de enfermos, falleciendo 158, de ellos 101 niños), contra la economía: como el caso de la broca en el café, el moho azul en el tabaco, el trip-palme en la papa, la roya en la caña de azúcar y la fiebre porcina africana en cerdos. Súmele la invasión por Playa Girón; intentos de privar de la vida a dirigentes de la Revolución, dentro de ellas más de 640 veces contra Fidel Castro Ruz, por mencionar algunas.
Es así como toma cuerpo y se engendra un fenómeno denominado en nuestros días: Terrorismo de Estado y pese a que está prohibido por el Derecho Internacional, su fundamental sostenedor es los EUA. No son acciones cometidas por personas individuales o por obediencia ciega a una fe, fanatismo o ideología política de una organización religiosa, existencialista o política, sino que han utilizado esos sentimientos para sacar provecho y no verse envueltos en las mismas ante la opinión pública internacional o la propia de su pueblo norteamericano.
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