Por Salim Lamrani*
Yoani Sánchez, famosa bloguera habanera, es un
personaje peculiar en el universo de la disidencia cubana. Jamás ningún opositor
se ha beneficiado de una exposición mediática tan masiva ni de un reconocimiento
internacional de semejante dimensión en tan poco tiempo.
Después de emigrar a Suiza en 2002, decidió regresar a
Cuba dos años después, en 2004. En 2007, integró el universo de la oposición en
Cuba al crear su blog Generación Y, y se vuelve una acérrima detractora del
gobierno de La Habana.
Jamás ningún disidente en Cuba –quizás en el mundo– ha
conseguido tantas distinciones internacionales en tan poco tiempo, con una
característica particular: han suministrado a Yoani Sánchez suficiente dinero
para vivir tranquilamente en Cuba el resto de su vida. En efecto, la bloguera ha
sido retribuida a la altura de 250 mil euros en total, es decir un importe
equivalente a más de 20 años de salario mínimo en un país como Francia, quinta
potencia mundial. El salario mínimo mensual en Cuba es de 420 pesos, es decir 18
dólares o 14 euros, por lo que Yoani Sánchez ha conseguido el equivalente a mil
488 años del salario mínimo cubano por su actividad de opositora.
Yoani Sánchez está en estrecha relación con la
diplomacia estadunidense en Cuba, como señala un cable, clasificado secreto por
su contenido sensible, que emana de la Sección de Intereses Norteamericanos
(SINA). Michael Parmly, antiguo jefe de la SINA
en La Habana, que se reunía regularmente con Yoani Sánchez en su
residencia diplomática personal como lo indican los documentos confidenciales de
la SINA, hizo partícipe de su preocupación respecto a la publicación de los
cables diplomáticos estadunidenses por Wikileaks: Me molestaría mucho si las
numerosas conversaciones que tuve con Yoani Sánchez fueran publicadas. Ella
podría pagar las consecuencias toda la vida. La pregunta que viene
inmediatamente en mente es la siguiente: ¿por cuáles razones Yoani Sánchez
estaría en peligro si su actuación, como lo afirma, respeta el marco de la
legalidad?
En 2009, la prensa occidental mediatizó fuertemente
la entrevista que el presidente Barack Obama había concedido a
Yoani Sánchez, lo que se consideró como un hecho excepcional.
Sánchez también había afirmado haber mandado un cuestionario similar al
presidente cubano Raúl Castro y que ése no se había dignado en responder a su
solicitud. Sin embargo, los documentos confidenciales de la SINA, publicados por
Wikileaks, contradicen esas declaraciones.
Se descubrió que en realidad fue un funcionario de la
representación diplomática estadunidense en La Habana quien se encargó de
redactar las respuestas a la disidente y no el presidente Obama. Más grave aún,
Wikileaks reveló que Sánchez, contrariamente a sus afirmaciones, jamás mandó un
cuestionario a Raúl Castro. El jefe de la SINA, Jonathan D. Farrar, confirmó
esta realidad en un correo enviado al Departamento de Estado: Ella no esperaba
una respuesta de éste, pues confesó que nunca las [preguntas] había mandado al
presidente cubano.
La cuenta Twitter de Yoani Sánchez
Además del sitio Internet Generación Y, Yoani Sánchez
dispone también de una cuenta Twitter y reivindica más de 214 mil seguidores
(registrados hasta el 12 de febrero de 2012). Sólo 32 de ellos residen en Cuba.
Por su lado, la disidente cubana sigue a más de 80 mil personas. En su perfil,
Sánchez se presenta del siguiente modo: Blogger, resido en La Habana y cuento mi
realidad en trozos de 140 caracteres. Twitteo vía sms sin acceso a la
web.
No obstante, la versión de Yoani Sánchez es
difícilmente creíble. En efecto, resulta absolutamente imposible seguir a más de
80 mil personas, sólo por sms o a partir de una conexión semanal desde un hotel.
Un acceso diario a la red es indispensable para ello.
La popularidad en la red social Twitter depende del
número de seguidores. Cuanto más numerosos son, mayor es la exposición de la
cuenta. Del mismo modo, existe una fuerte correlación entre el número de
personas seguidas y la visibilidad de la propia cuenta. La técnica que consiste
en seguir numerosas cuentas se utiliza comúnmente para fines comerciales, así
como por la clase política durante las campañas electorales.
El sitio www.followerwonk.com permite analizar el
perfil de los seguidores de cualquier miembro de la comunidad Twitter. El
estudio del caso Yoani Sánchez es revelador en varios aspectos. Un análisis de
los datos de la cuenta Twitter de la bloguera cubana, que se realizó a través
del sitio, revela a partir de 2010 una impresionante actividad de la cuenta de
Yoani Sánchez. Así, a partir de junio de 2010, Sánchez se ha inscrito en más de
200 cuentas Twitter diferentes cada día, con picos que podían alcanzar 700
cuentas en 24 horas. A menos de pasar horas enteras del día y de la noche en
ello –lo que parece altamente improbable– resulta imposible abonarse a tantas
cuentas en tan poco tiempo. Parece entonces que ha sido generado mediante un
robot informático.
Del mismo modo, se descubre que cerca de 50 mil
seguidores de Sánchez son en realidad cuentas fantasmas o inactivas, que crean
la ilusión de que la bloguera cubana goza de una gran popularidad en las redes
sociales. En efecto, de los 214 mil 63 perfiles de la cuenta @yoanisanchez, 27
mil 12 son huevos (sin foto) y 20 mil revisten las características de cuentas
fantasmas con una actividad inexistente en la red (de cero a tres mensajes
mandados desde la creación de la cuenta).
Entre las cuentas fantasmas que siguen a Yoani Sánchez
en Twitter, 3 mil 363 no tienen a ningún seguidor y 2 mil 897 sólo siguen la
cuenta de la bloguera, así como a uno o dos cuentas. Del mismo modo, algunas
cuentas presentan características bastante extrañas: no tiene ningún seguidor,
sólo siguen a Yoani Sánchez y han emitido más de 2 mil mensajes.
Esta operación destinada a crear una popularidad
ficticia vía Twitter es imposible de realizar sin acceso a Internet. Necesita
también un apoyo tecnológico así como un presupuesto consecuente. Según una
investigación que realizó el diario La Jornada, titulada El ciberacarreo, la
nueva estrategia de los políticos en Twitter, sobre operaciones que implicaban a
candidatos presidenciales mexicanos, numerosas empresas de Estados Unidos, Asia
y América Latina ofrecen este servicio de popularidad ficticia (ciberacarreo) a
precios elevados. “Por un ejército de 25 mil seguidores inventados en Twitter
–dice el periódico– se pagan hasta 2 mil dólares, y por 500 perfiles manejados
por 50 personas se pueden gastar entre 12 mil y 15 mil dólares”.
Yoani Sánchez emite un promedio de 9.3 mensajes al día.
En 2011, la bloguera publicó un promedio de 400 mensajes al mes. El precio de un
mensaje en Cuba es de un peso convertible (CUC), lo que representa un total de
400 CUC mensuales. El salario mínimo en Cuba es de 420 pesos cubanos, es decir
alrededor de 16 CUC. Cada mes Yoani Sánchez gasta el equivalente de dos años de
salario mínimo en Cuba. Así, la bloguera gasta en Cuba una suma que corresponde,
si fuera francesa, a 25 mil euros mensuales en Twitter, es decir 300 mil euros
anuales. ¿De dónde proceden los recursos necesarios a estas
actividades?
Otras preguntas surgen de modo inevitable. ¿Cómo Yoani
Sánchez puede seguir a más de 80 mil cuentas sin un acceso permanente a
Internet? ¿Cómo ha podido abonarse a cerca de 200 cuentas diferentes diarias
como promedio desde junio de 2010, con picos que superan las 700 cuentas?
¿Cuántas personas siguen realmente las actividades de la opositora cubana en la
red social? ¿Quién financia la creación de las cuentas ficticias? ¿Con qué
objetivo? ¿Cuáles son los intereses que se esconden detrás de la figura de Yoani
Sánchez?
*Salim Lamrani, graduado de la Universidad de La
Sorbona, es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Descartes y la
Universidad París-Est Marne-la-Vallée y periodista francés, especialista en las
relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Autor de Fidel Castro, Cuba y Estados
Unidos (2007) y Doble Moral. Cuba, la Unión Europea y los derechos
humanos (2008), entre otros libros.
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