Iroel Sánchez
La visita del Papa a Cuba y los medios de comunicación.
Una nube de periodistas extranjeros invadía La Habana en enero de 1998. Los conductores de los principales noticieros de la televisión norteamericana se habían desplazado a la capital cubana ante las expectativas de que la llegada a la Isla del Papa Juan Pablo II supusiera el inicio del fin de la Revolución cubana. Sin embargo, uno de ellos comenzó su programa con las siguientes palabras: “Buenas noches, estamos en La Habana pero la noticia está en Washington”. Acaba de estallar el escándalo alrededor de las relaciones sexuales del hombre más importante del mundo, el presidente norteamericano William Clinton, con una becaria llamada Mónica Lewinsky.
Meses y meses duró el culebrón Clinton-Lewinsky en los medios que incluyó el papel de esposa digna, que pone por delante su familia y defiende a su conyuge, de la señora Hilllary Clinton. Pero la semana que estuvo el Sumo Pontífice en Cuba fue la más intensa, generando un volumen de “información”, detalles, y análisis que prácticamente inundó todos los medios de comunicación del planeta. Para más noticias, el presidente Clinton intentó levantar una cortina de humo sobre su incómodo protagonismo enviando misiles sobre Afganistán y Sudan por albergar terroristas que hasta ese momento andaban tranquilos y felices.
Visto desde la distancia, el affaire Lewinsky, pareciera un escenario artificialmente construido para dañar la reputación del presidente norteamericano pero también para disminuir el impacto positivo para Cuba de la visita del Papa, con sus condenas al bloqueo, su respetuosa relación con los cubanos -católicos, creyentes y no creyentes- y su excelente comunicación con el líder de la Revolución, Fidel Castro.
Pasemos balance: Clinton es hoy un expresidente recibido respetuosamente en muchos lugares, su esposa es una de las voces más influyentes del mundo, casi siempre para mal, y Mónica Lewinsky publicó su biografía autorizada “Monica’s Story“, que detalla su aventura con el presidente, vende su propia marca de bolsos y fue la anfitriona de una serie de televisión llamada Mr. Personality. Mientras tanto, Cuba sigue siendo demonizada por los grandes medios de comunicación y el bloqueo norteamericano continúa en pie, a pesar de las reiteradas condenas internacionales, incluyendo las de la Iglesia Católica.
Viendo el fracaso sucesivo de las provocaciones orquestadas para dañar el clima social en Cuba, en vísperas de la ya muy próxima visita del Papa Benedicto XVI a la Isla, que no han hecho sino evidenciar la solidez de las relaciones entre el estado cubano y la Iglesia Católica, y la debilidad ética de sus enemigos, es previsible que en los próximos días ocurra algún acontecimiento que busque colocar en un segundo plano lo que sin dudas será un nuevo éxito para la Revolución y sus líderes, y un aporte a la unidad de los cubanos.
¿Resucitarán temporalmente a Osama Bin Laden o un meteorito amenazará la Tierra hasta que poco después se sepa que era una falsa alarma? No sabemos, pero una nueva noticia como el affaire Lewinsky puede estar cociéndose en los laboratorios mediáticos que no logran publicar los titulares que llevan decenios preparando para anunciar el fin de la Revolución cubana. Esperemos.
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