Escrito por: Anulfo Mateo Pérez.
Sería la segunda visita de un Papa a la isla socialista, después de 14 años en que Juan Pablo II intercambiara impresiones con Fidel Castro y llamara a que “Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba”.
En tanto, los cubanos creyentes y no creyentes aúnan esfuerzos por desarrollar las potencialidades de un país agredido por el imperio desde 1959.
La cúpula eclesial y los conductores del proyecto socialista en la patria de Carlos Manuel de Céspedes, han advertido las coincidencias entre el proyecto social cubano y los sentimientos cristianos.
Esa realidad, sumado el acercamiento y manifiesto interés de la Santa Sede y La Habana en dar a sus relaciones mayor fluidez y contenido, preocupa a los enemigos de Cuba. Benedicto XVI agota hoy su último día de visita a México, la cual ha generado algunas controversias político-religiosas.
Los estados mexicano y cubano son, por igual, laicos.
En la isla, luego de una abrupta separación Estado-Iglesia, van consensuando sus relaciones, mientras en México prevalecen con agudas tensiones políticas. En 2002, el beso del presidente Vicente Fox al anillo de Juan Pablo II empeoró las relaciones entre el Vaticano y sectores liberales de la sociedad mexicana.
El analista John Ackerman lo consideró entonces como “algo sin precedentes, que un representante de un estado extranjero llegara y que el presidente de México se arrodillara ante él".
Auque parezca paradójico, la visita de Benedicto XVI a Cuba no provocará las tensiones generadas en México, donde el Vaticano tiene mayores influencias políticas sobre la feligresía.
Sería la segunda visita de un Papa a la isla socialista, después de 14 años en que Juan Pablo II intercambiara impresiones con Fidel Castro y llamara a que “Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba”.
En tanto, los cubanos creyentes y no creyentes aúnan esfuerzos por desarrollar las potencialidades de un país agredido por el imperio desde 1959.
La cúpula eclesial y los conductores del proyecto socialista en la patria de Carlos Manuel de Céspedes, han advertido las coincidencias entre el proyecto social cubano y los sentimientos cristianos.
Esa realidad, sumado el acercamiento y manifiesto interés de la Santa Sede y La Habana en dar a sus relaciones mayor fluidez y contenido, preocupa a los enemigos de Cuba. Benedicto XVI agota hoy su último día de visita a México, la cual ha generado algunas controversias político-religiosas.
Los estados mexicano y cubano son, por igual, laicos.
En la isla, luego de una abrupta separación Estado-Iglesia, van consensuando sus relaciones, mientras en México prevalecen con agudas tensiones políticas. En 2002, el beso del presidente Vicente Fox al anillo de Juan Pablo II empeoró las relaciones entre el Vaticano y sectores liberales de la sociedad mexicana.
El analista John Ackerman lo consideró entonces como “algo sin precedentes, que un representante de un estado extranjero llegara y que el presidente de México se arrodillara ante él".
Auque parezca paradójico, la visita de Benedicto XVI a Cuba no provocará las tensiones generadas en México, donde el Vaticano tiene mayores influencias políticas sobre la feligresía.
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