Por José Alejandro Rodríguez
LA HABANA - El año que se fue mostró que en Cuba hay una verdadera movida, en lo que han dado en llamar la actualización del modelo económico; no haría falta ser partidario del Gobierno cubano ni abrazar la ideología socialista, para constatarlo.
El propio vicepresidente del Consejo de Ministros, Mariano Murillo, por demás responsable visible de la aplicación de los cambios, al valorar el proceso de implementación de los Lineamientos Económicos y Sociales del VI Congreso del Partido después de un debate nacional, manifestó ante la última sesión del Parlamento cubano en 2011 que lo recorrido hasta ahora es los primeros pasos, y vaticinó que quedan por delante las etapas de mayor complejidad y exigencia.
En buen cubano: que lo “gordo”, “el pollo del arroz con pollo”, va a ir perfilándose a partir del presente año.
Lentas para los más impacientes, y desbocadas para los burócratas exégetas del inmovilismo ortodoxo, las reformas de la economía cubana avanzaron sustancialmente en el 2011, dándole los primeros mazazos a la hegemónica propiedad estatal de tantos años, ampliando los espacios al trabajo privado y flexibilizándole el camino a este con medidas favorecedoras, eliminando prohibiciones y rigideces ya obsoletas, y creando mecanismos financieros y bancarios que beneficien a las distintas formas de gestión económicas y a los ciudadanos. Fue el año del boom del llamado trabajo por cuenta propia.
Apenas en octubre de 2010 se aprobó su ampliación en el universo económico y laboral del país, y ya al concluir el 2012 las personas que laboraban mediante ese sistema autosustentable ya se habían duplicado, para sobrepasar las 350 mil. Es tal el peso que van adquiriendo en la circulación monetaria y las operaciones económicas, que ya para el presente año, mediante el sistema tributario, aportarán más de mil millones de pesos a las arcas del Presupuesto de la nación.
Entre las medidas que benefician a los trabajadores no estatales, contenidas en 33 disposiciones del Consejo de Ministros durante 2011, están la exoneración del pago del impuesto por utilización de fuerza laboral a quienes contraten hasta a 5 empleados, la reducción de las cuantías mensuales a pagar a los arrendadores de vivienda y en otras actividades, y el aumento de 5 mil a 10 mil de la porción de gastos exonerada, en la base para calcular el impuesto sobre ingresos personales.
También se amplió a 50 sillas la capacidad máxima permitida a las llamadas “paladares” o restaurantes privados, que antes era de 20.
Se generalizó a fines de año el experimento de las barberías y peluquerías antes estatales, convirtiendo a sus trabajadores en autónomos y arrendándoles los locales.
A partir del 2012, esa gestión de arrendamiento se extenderá a un sinnúmero de otros servicios en 6 provincias, para su posterior aplicación en todo el país. Va desapareciendo el “chinchalismo” burocrático del Estado acaparando los oficios y servicios, sin capacidad de controlarlos, y se abre paso a la iniciativa personal, el sentido de pertenencia en el mercado.
Aunque se decidió que a partir del 2012 disminuirían en un 20 por ciento los precios minoristas en CUC para los productos comercializados en grandes formatos, beneficiosos para los trabajadores no estatales, aún el problema de los insumos es un freno que a la larga se refleja en los precios a la población de ese sector, dado que, según señaló el Gobierno, aún no están las condiciones financieras para crear un mercado mayorista, con precios más bajos para esas formas de propiedad. Otros pasos liberalizadores fueron: la apertura de créditos bancarios para trabajadores por cuenta propia, productores agrícolas y ciudadanos que construyan o remocen sus propias viviendas, esto último antes una insostenible carga para el Estado; la eliminación de un límite exiguo de pago por servicios que las entidades estatales les soliciten a los trabajadores privados; la libre compraventa de vehículos automotores y viviendas, y la posibilidad de que los productores agrícolas, estatales o cooperativistas, vendan directamente sus cosechas y bienes a las instalaciones turísticas. La agricultura cubana, pivote esencial de las transformaciones, está abocada a cambios aún mayores que los registrados hasta hoy, para alcanzar la eficacia y autosustentabilidad. Aunque sigue el Estado entregando tierras en usufructo a particulares, aún hay ociosidades en la tierra, y zancadillas burocráticas que perturban el progreso de ese sector. En tal sentido se estudian nuevos pasos que favorezcan a ese productor, ya cooperativo o estatal, sin tantas mediaciones y trabas monopólicas, se piensa ampliar los años de usufructo y acercar el habitat del productor a las tierras que trabaja.
Algo que distinguió en tal sentido al año recién concluido fue constatar que los cambios económicos no están regidos por criterios inamovibles, si no que la propia aplicación está aconsejando, flexiblemente, la toma de decisiones a tiempo para corregir los errores y desviaciones posibles en la práctica. Asignaturas pendientes
Es copioso el inventario de asignaturas pendientes que dejó el 2011 al 20012 y los años venideros, en materia de “actualización económica”.
El propio Parlamento cubano en su última sesión, y el mensaje del Presidente a la nación, en su discurso de clausura de la misma, hicieron hincapié en las debilidades de control económico, la insuficiente y vulnerable base contractual del país, la cadena de impago entre empresas y demás factores que propician el delito económico y la corrupción, ya de cuello blanco o de raterismo, calificada por Raúl como la contrarrevolución de estos tiempos.
Pero esos serios escollos tienen que ver con la continuación, gradual pero sistémica e incesante, de los cambios.
Y muy especialmente, con el nervio esencial de la economía cubana aún casi intocado; su célula vital y más importante, en torno a la cual debe girar todo: la empresa estatal socialista, que deberá dar un vuelco total, dejar atrás los fracasos de tantos años y desarrollar la autonomía, autosuficiencia, descentralización y toma de decisiones en el mercado, con esquemas de reproducción ampliada atrayentes para sus principales actores: los colectivos de trabajadores, que deben ver conjugados los intereses personales, los de la entidad y los del país.
Algo así como su bolsillo, bienestar y capacidad de decisión, con la salud de la fábrica ,el progreso de la nación y la probidad de un socialismo renovado y más pleno, participativo y democrático, que deje atrás tantas armas ya oxidadas. Hacia allí deben conducir los cambios venideros, siempre que haya ojos alertas para integrar y compatibilizar las transformaciones.
Y, sobre todo, para rectificar a tiempo, con el concurso de todos, lo que la vida demuestre que brota mal. Alea jacta est, digamos al cruzar este Rubicón del siglo XXI, mucho más difícil que el que desafió al César. En un mundo de tantas turbulencias e inequidades, hostigada por una feraz obsesión del más poderoso por estrangularla, Cuba levanta su espada para arrancar sus propias malezas, y preservar el sueño de justicia social, con los pies, y las manos, bien pegados a la tierra.
Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.
LA HABANA - El año que se fue mostró que en Cuba hay una verdadera movida, en lo que han dado en llamar la actualización del modelo económico; no haría falta ser partidario del Gobierno cubano ni abrazar la ideología socialista, para constatarlo.
El propio vicepresidente del Consejo de Ministros, Mariano Murillo, por demás responsable visible de la aplicación de los cambios, al valorar el proceso de implementación de los Lineamientos Económicos y Sociales del VI Congreso del Partido después de un debate nacional, manifestó ante la última sesión del Parlamento cubano en 2011 que lo recorrido hasta ahora es los primeros pasos, y vaticinó que quedan por delante las etapas de mayor complejidad y exigencia.
En buen cubano: que lo “gordo”, “el pollo del arroz con pollo”, va a ir perfilándose a partir del presente año.
Lentas para los más impacientes, y desbocadas para los burócratas exégetas del inmovilismo ortodoxo, las reformas de la economía cubana avanzaron sustancialmente en el 2011, dándole los primeros mazazos a la hegemónica propiedad estatal de tantos años, ampliando los espacios al trabajo privado y flexibilizándole el camino a este con medidas favorecedoras, eliminando prohibiciones y rigideces ya obsoletas, y creando mecanismos financieros y bancarios que beneficien a las distintas formas de gestión económicas y a los ciudadanos. Fue el año del boom del llamado trabajo por cuenta propia.
Apenas en octubre de 2010 se aprobó su ampliación en el universo económico y laboral del país, y ya al concluir el 2012 las personas que laboraban mediante ese sistema autosustentable ya se habían duplicado, para sobrepasar las 350 mil. Es tal el peso que van adquiriendo en la circulación monetaria y las operaciones económicas, que ya para el presente año, mediante el sistema tributario, aportarán más de mil millones de pesos a las arcas del Presupuesto de la nación.
Entre las medidas que benefician a los trabajadores no estatales, contenidas en 33 disposiciones del Consejo de Ministros durante 2011, están la exoneración del pago del impuesto por utilización de fuerza laboral a quienes contraten hasta a 5 empleados, la reducción de las cuantías mensuales a pagar a los arrendadores de vivienda y en otras actividades, y el aumento de 5 mil a 10 mil de la porción de gastos exonerada, en la base para calcular el impuesto sobre ingresos personales.
También se amplió a 50 sillas la capacidad máxima permitida a las llamadas “paladares” o restaurantes privados, que antes era de 20.
Se generalizó a fines de año el experimento de las barberías y peluquerías antes estatales, convirtiendo a sus trabajadores en autónomos y arrendándoles los locales.
A partir del 2012, esa gestión de arrendamiento se extenderá a un sinnúmero de otros servicios en 6 provincias, para su posterior aplicación en todo el país. Va desapareciendo el “chinchalismo” burocrático del Estado acaparando los oficios y servicios, sin capacidad de controlarlos, y se abre paso a la iniciativa personal, el sentido de pertenencia en el mercado.
Aunque se decidió que a partir del 2012 disminuirían en un 20 por ciento los precios minoristas en CUC para los productos comercializados en grandes formatos, beneficiosos para los trabajadores no estatales, aún el problema de los insumos es un freno que a la larga se refleja en los precios a la población de ese sector, dado que, según señaló el Gobierno, aún no están las condiciones financieras para crear un mercado mayorista, con precios más bajos para esas formas de propiedad. Otros pasos liberalizadores fueron: la apertura de créditos bancarios para trabajadores por cuenta propia, productores agrícolas y ciudadanos que construyan o remocen sus propias viviendas, esto último antes una insostenible carga para el Estado; la eliminación de un límite exiguo de pago por servicios que las entidades estatales les soliciten a los trabajadores privados; la libre compraventa de vehículos automotores y viviendas, y la posibilidad de que los productores agrícolas, estatales o cooperativistas, vendan directamente sus cosechas y bienes a las instalaciones turísticas. La agricultura cubana, pivote esencial de las transformaciones, está abocada a cambios aún mayores que los registrados hasta hoy, para alcanzar la eficacia y autosustentabilidad. Aunque sigue el Estado entregando tierras en usufructo a particulares, aún hay ociosidades en la tierra, y zancadillas burocráticas que perturban el progreso de ese sector. En tal sentido se estudian nuevos pasos que favorezcan a ese productor, ya cooperativo o estatal, sin tantas mediaciones y trabas monopólicas, se piensa ampliar los años de usufructo y acercar el habitat del productor a las tierras que trabaja.
Algo que distinguió en tal sentido al año recién concluido fue constatar que los cambios económicos no están regidos por criterios inamovibles, si no que la propia aplicación está aconsejando, flexiblemente, la toma de decisiones a tiempo para corregir los errores y desviaciones posibles en la práctica. Asignaturas pendientes
Es copioso el inventario de asignaturas pendientes que dejó el 2011 al 20012 y los años venideros, en materia de “actualización económica”.
El propio Parlamento cubano en su última sesión, y el mensaje del Presidente a la nación, en su discurso de clausura de la misma, hicieron hincapié en las debilidades de control económico, la insuficiente y vulnerable base contractual del país, la cadena de impago entre empresas y demás factores que propician el delito económico y la corrupción, ya de cuello blanco o de raterismo, calificada por Raúl como la contrarrevolución de estos tiempos.
Pero esos serios escollos tienen que ver con la continuación, gradual pero sistémica e incesante, de los cambios.
Y muy especialmente, con el nervio esencial de la economía cubana aún casi intocado; su célula vital y más importante, en torno a la cual debe girar todo: la empresa estatal socialista, que deberá dar un vuelco total, dejar atrás los fracasos de tantos años y desarrollar la autonomía, autosuficiencia, descentralización y toma de decisiones en el mercado, con esquemas de reproducción ampliada atrayentes para sus principales actores: los colectivos de trabajadores, que deben ver conjugados los intereses personales, los de la entidad y los del país.
Algo así como su bolsillo, bienestar y capacidad de decisión, con la salud de la fábrica ,el progreso de la nación y la probidad de un socialismo renovado y más pleno, participativo y democrático, que deje atrás tantas armas ya oxidadas. Hacia allí deben conducir los cambios venideros, siempre que haya ojos alertas para integrar y compatibilizar las transformaciones.
Y, sobre todo, para rectificar a tiempo, con el concurso de todos, lo que la vida demuestre que brota mal. Alea jacta est, digamos al cruzar este Rubicón del siglo XXI, mucho más difícil que el que desafió al César. En un mundo de tantas turbulencias e inequidades, hostigada por una feraz obsesión del más poderoso por estrangularla, Cuba levanta su espada para arrancar sus propias malezas, y preservar el sueño de justicia social, con los pies, y las manos, bien pegados a la tierra.
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