martes, 3 de enero de 2012

Cuba 2012: Esperanzas y desafíos por  Jorge Gómez Barata

Basta reparar en las expresiones más repetidas de los mensajes, la publicidad y los saludos que se intercambian en navidad y fin de año para conocer qué necesitan y desean más ardientemente los individuos, las familias y los pueblo de todas las culturas y civilizaciones: paz, prosperidad, salud y felicidad, éxitos para los hijos y los jóvenes, un mejor porvenir para los niños, una vejez sana y digna para los mayores; así como oportunidades y seguridad para todos. En términos más específicos cada comunidad o nación eleva sus oraciones o pide aquello que le resulta más urgente y de lo cual depende su futuro y su felicidad. Lo que cada pueblo demanda es una pregunta difícil de responder debido a que, según el estilo que abren las democracias de tercera generación, las vanguardias políticas o los comunicadores sociales, en lugar de suplantar a los pueblos e intentar hablar en su nombre, trabajan por crear condiciones para que ellos mismos se expresen. Es exactamente lo que en Cuba el presidente Raúl Castro pide a sus colaboradores del gobierno y del Partido: “Peguen los pies y los oídos a la tierra”. Así podrán escuchar los deseos, los rumores y los ruidos que singularizan a los cubanos y que se derivan de tres procesos: la Revolución, la crisis y las reformas. La Revolución Cubana ha sido un proceso formidable, hecho de grandes conquistas y tensiones enormes, realizaciones magnificas y momentos desafortunados que en conjunto suman medio siglo de cambios que han proporcionando al país y al pueblo un progreso político, económico, cultural y social brillante. Al sumarse al rígido bloqueo norteamericano, la crisis que puso fin al socialismo real resultó devastadora para la Isla, formando un entorno que se integró con la actual coyuntura mundial y ha puesto en peligro lo alcanzado. El desastre no fue mayor porque Fidel Castro encontró la fórmula: resistir para salvar las esencias del socialismo e introducir reformas para hacer más eficiente y compatible el sistema. Bajo el prisma de que “resistir no es sufrir sino crear”, en los años noventa el país comenzó un periodo de reformas que, con altas y bajas llega hasta hoy cuando, eufemismos aparte, más que de ajustes y de actualizaciones, se trata de cambios esenciales en el modelo económico y el sistema político. Al finalizar 2011, pudiera declararse que: La Revolución está hecha; lo que había que salvar, salvado está y las reformas están en curso. Comienza ahora la evolución. Evolucionar significa crecer y progresar sin traumas, sin dramatismo y sin rupturas. Para los cubanos es vital que en 2012 las reformas en curso tengan éxito y se profundicen y, omitiendo cualquier tendencia unilateral o minimalista, se amplíen hasta abarcar las estructuras que regulan el funcionamiento del sistema político y la sociedad civil. Es vital reforzar y modernizar el Partido, refundar el Estado, reformar la Constitución y avanzar hacia la democratización de la sociedad y de todas sus organizaciones. La democratización no hace peligrar a la Revolución sino que la fortalece, no es su final sino su etapa más fecunda. Los cubanos necesitan que su dirección política conduzca serena y firmemente el proceso, “sin prisas y sin pausas”, sin concesiones a la impaciencia ni a la pasividad. No hay que cambiarlo todo, sino lo que es necesario cambiar y no dejar para mañana lo que puede ser hecho ya. Los cubanos que no viven solos en el mundo necesitan de sus hermanos, amigos, incluso de sus adversarios. Nadie le pide al imperio americano que aplauda las reformas; basta conque, por una vez conceda al pueblo cubano el beneficio de la duda y permita a la Revolución hacer su autocritica y rectificar por cuenta propia. No hace falta que depongan la hostilidad ni que levanten el bloqueo: basta una moratoria que sin ganar ni perder, decrete tablas. Respecto a Cuba el presidente Barack Obama habló de “un Nuevo comienzo”: ¡Es la hora!  Me arriesgo a creer que los cubanos son unánimes al desear que desaparezca de nuestra región la pobreza y la exclusión, que el ambiente de progreso y crecimiento económico nos abarque a todos, que se consoliden y se extiendan los avances de Brasil, Argentina y toda Sudamérica, que Centroamérica cure las heridas de las guerras sucias, el dominio oligárquico, los desastres naturales y la pobreza, que México y Colombia recuperen la paz interna y avancen resueltos por la senda del progreso. Los pueblos de América necesitan que Lugo, Chávez, Lula y Cristina venzan la enfermedad y que la lucidez de Fidel nos acompañe mucho más. Estamos con ustedes: ¡Fuerza compañeros! Y feliz 2012. Allá nos vemos.

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