Por: Harold Cárdenas Lema
“Nuestra única seguridad yace en un ataque preventivo, combatiremos el terror, con terror” Esta frase parece sacada de un discurso presidencial en la época de Bush, sin embargo es un diálogo de la película Avatar, cuando el jefe militar alienta a sus marines a exterminar la población aborigen a la que pretenden expulsar de sus tierras.
Obviamente James Cameron le hizo un guiño crítico a la política imperial que en el momento de filmación de
la película, estaba de moda e invadía las pantallas de todos los cines del mundo. Películas bélicas que enaltecían el coraje de los marines norteamericanos, filmes que satanizaban a los enemigos del momento, resulta difícil de creer que la moraleja que transmiten
The Hurt Locker y 300, apareciera por pura casualidad.
Es casi risible (si no fuera por lo que ello conlleva) la escena de Transformers en que los soldados norteamericanos protegen a los niños árabes y muestran cuan bien se llevan con los locales de ese país, simultáneamente, bombas cayendo sobre niños árabes, grabaciones saliendo a la luz pública mostrando los asesinatos a civiles en el Medio Oriente, y hasta torturas en varias cárceles.
No sé cuanta conciencia podría tener Cameron del mensaje antimperialista de su película cuando la escribió, a lo mejor cuando leyeron la trama sus productores, no les gustó mucho la crítica a los marines, obviamente norteamericanos, pero nadie puede atreverse a ponerle condiciones a un director que nunca ha dado un paso en falso en toda su carrera cinematográfica.
De esta forma se gastaron el mayor presupuesto de la historia en una película que muchos se atrevieron a vaticinar sería un fracaso, después de su estreno, se convirtió en la más vista de todos los tiempos, desbancando precisamente a otro filme (Titanic) hecho por el mismo director y así James Cameron se convirtió en el rey de la taquilla mundial.
No puedo describir mi decepción cuando los Premios Oscar más ansiados, el de mejor director y mejor película, los perdió ante su ex esposa hace dos años, nada más y nada menos que con The Hurt Locker, un engendro bélico que nunca me gustó, donde se presenta la guerra iraquí desde la mirada norteamericana, simplificando a los iraquíes y demonizándolos sistemáticamente. Una vez más los intereses políticos ensombrecían a Hollywood, mucha gente escribió sobre esto, a mí me recordó un poco el Macarthismo.
Después de más de dos años estrenada, la imagen que se trata de conservar sobre Avatar es la del espectáculo visual, los efectos especiales que todos disfrutamos y también la convertían un producto único, pero se deja a un segundo plano el mensaje que contiene, de lucha contra el invasor, de cuan salvaje e inhumana puede ser la naturaleza de un marine yanqui, y yo llegaría aún más lejos, cuan egoístas podemos ser los seres humanos en la sociedad que nosotros mismos hemos creado.
Le gradezco a James Cameron la fantasía extraterrestre que nos regaló, pero más aún agradezco la moraleja antimperialista vestida de azul, que gracias a él buena parte del planeta observó por más de dos horas. Espero por la segunda, que todo parece indicar será un espectáculo submarino, solo espero que el contenido de la primera parte no se ahogue entre los millones de dólares que están en juego, pongo mi fe en el director de las utopías azules.
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