Omar Pérez Salomón
Desde hace varios meses personeros del gobierno de Barack Obama, representantes de la pandilla anticubana en el Congreso norteamericano y aspirantes a la presidencia por el Partido Republicano, realizan declaraciones donde abogan por aplicar a Cuba la fórmula libia, es decir, emplear métodos bélicos para destruir la Revolución Cubana.
Recuerdo que a principios de septiembre del año pasado, los congresistas Ileana Ros y Mario Díaz Balart, en un programa de la televisión de Miami, reclamaron al presidente Obama pasar a las palabras de condena y los actos bélicos contra Cuba al estilo libio. La loba feroz se preguntaba, “¿Por qué Cuba tendrá que ser la excepción?”, y a continuación la emprendió hasta con la ONU por no lograr el poder de convocatoria necesario para atacar a la mayor de las Antillas.
El odio furibundo contra la Revolución no les permite reconocer que ni por asomo en Cuba se dan las condiciones que existían en Libia, Túnez, Egipto y otros países del Medio Oriente al iniciarse los conflictos en los mismos.
¿Qué condiciones habían en Libia que facilitaron la agresión?
- Existían serios problemas económicos y sociales, provocados por la implantación de recetas neoliberales y desatendidos por el gobierno de Gadafi.
- Corrupción en las más altas esferas gubernamentales y desunión en el gobierno y las Fuerzas Armadas.
- Gadafi vendió su alma a Occidente y pactó con el imperio del Norte y sus aliados europeos, el desarme de su país a cambio de que Libia fuera retirada de todas las listas del Departamento de Estado norteamericano.
- Varios generales de las Fuerzas Armadas de Libia retiraron su apoyo a Gadafi durante de la agresión.
Por otra parte, en Cuba existe una unidad indisoluble del pueblo y los órganos de la defensa en torno a Fidel, Raúl y el Partido, y las decisiones de trascendencia se consultan a nivel de toda la sociedad. Más aún, quien conozca la historia de Cuba sabe que la independencia y la soberanía de nuestra isla no se negocian con nada.
Y aunque los fanáticos del dólar y la sangre se empeñen en ignorarlo, como dijera el escritor y periodista francés Salim Lamrani, la Primavera cubana ocurrió en 1959.
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