Daniela Saidman
Por
resolución de la Asamblea de las Naciones Unidas se celebra cada 18 de
julio el Día Internacional de Nelson Mandela, por la paz, la democracia y
la libertad
Se
hizo himno “Sueño con serpientes”, esa canción en la que Silvio
Rodríguez comienza recitando unos versos del poeta Bertolt Brecht, que
dicen que “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que
luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy
buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los
imprescindibles”. Estos versos parecen escritos y cantados para esos
héroes infinitos que abriga la historia humana, pero no la escrita por
los vencedores, sino esa otra, la que a pesar de haber tratado de
silenciar se vuelve canto y poema. Así es la vida de Nelson Mandela
(Mvezo, Provincia Oriental del Cabo en Sudáfrica, 18 de julio de 1918)
una voz necesaria de los pueblos que resistieron y aún resisten.
En
reconocimiento a su vida y a sus luchas, fue que la Organización de las
Naciones Unidas decidió celebrar cada 18 de julio, el Día Internacional
de Nelson Mandela, un día para la paz, la democracia y la libertad.
Un hombre, un sueño
Cuando
salió de su encierro de 28 años, Mandela había cumplido ya los 72 años
de edad. Pasó su juventud tras las rejas, acusado de sabotaje y
condenado a una cadena perpetua. Pero la cárcel no dejó de hacerlo
crecer en el imaginario de su pueblo. Sino que se convirtió en la
metáfora de la lucha por la igualdad en Sudáfrica. Su vida, sus
palabras, su legado, son luz venciendo las sombras de la persecución y
el apartheid. Fue además el primer negro Presidente de Sudáfrica, pero
eso fue después.
Luego
de la fundación del Partido Nacional Sudafricano en 1948, con su
política de segregación racial (el apartheid), las posiciones y el
compromiso político de Mandela cobraron relevancia dentro del Congreso
Nacional Africano, fundamentalmente en la Campaña de desobediencia civil
de 1952, y el Congreso del Pueblo de 1955, en el que la adopción de la
“Carta de la Libertad” dejó de manifiesto el programa principal en la
causa contra la discriminación.
“Lucharé
contra el gobierno junto a ustedes, pulgada a pulgada y milla a milla,
hasta que logremos la victoria. (…) ¿Qué harán ustedes? Por mi parte, ya
he hecho mi elección. No abandonaré Sudáfrica no me rendiré. Sólo con
penurias, sacrificio y acción militante se puede conquistar la libertad.
La lucha es mi vida. Seguiré luchando por la libertad hasta el fin de
mis días”. Declaración de prensa, «La lucha es mi vida». 26 de junio de
1961.
Mientras
estuvo en la cárcel Mandela estudió Derecho por correspondencia, a
través de un programa externo de la Universidad de Londres. Logró
titularse como Licenciado en Derecho, herramienta que le sirvió también
para blandir la defensa de los más que tenían menos en esa Sudáfrica que
fue durante tanto tiempo prisión para sus hijos e hijas. Nelson Mandela
combatió contra la segregación racial de Sudáfrica, que no es más que
una forma de dominación y violencia, que durante décadas fue impuesta
por los blancos colonizadores ingleses.
“En
todo lo que hagamos tenemos que asegurar la cicatrización de las
heridas que se infligieron a todo nuestro pueblo a través de la gran
línea divisoria impuesta a nuestra sociedad por siglos de colonialismo y
apartheid. Debemos garantizar que el color, la raza y el género sean
sólo un don dado por Dios a cada uno de nosotros y no una marca o un
atributo indeleble que otorgue a algunos una condición especial”.
(Discurso ante la Asamblea General de la ONU, 3 de octubre de 1994).
Libertad
No
hay forma de encerrar o asesinar las ideas. Ellas, hermosa pasión
humana, siempre, siempre vuelan y hallan caminos para encontrarse con
las otredades. Por eso, tal vez nunca pudieron doblegar a Mandela y por
eso es él, ejemplo de compromiso libertario.
Despertó
solidaridades a lo largo de su vida en cautiverio. Cuando en 1990 fue
liberado, Mandela había recorrido un largo camino en la vida política de
Sudáfrica. Desde la cárcel fue un factor de unificación entre los
movimientos políticos de oposición al apartheid.
En
1993 recibió el Premio Nobel de la Paz (junto con F.W. de Klerk) y un
año después, en la realización de las primeras elecciones
“multirracionales” de Sudáfrica, Mandela fue electo, con un alto
porcentaje de respaldo popular, como Presidente de su país.
Su
voz, es voz también del sur, de ese otro sur que lleva entre los
pliegues el hondo sonido de los tambores y los sueños. Y es que al
final, el camino del África, es nuestro camino, porque son los andares
de los pueblos que andan soñando y haciendo nacer libertades de la
tierra.
Compromiso
“Vivimos
en un mundo en el que los conocimientos y la información han avanzado a
pasos agigantados, sin embargo millones de niños no van a la escuela.
Vivimos en un mundo en el que la pandemia del SIDA pone en peligro el
entramado mismo de nuestras vidas. Pero gastamos más dinero en armas que
en garantizar el tratamiento y el apoyo para millones de personas
infectadas con VIH. Es un mundo de grandes promesas y esperanzas. Pero
también es un mundo de desesperanza, enfermedad y hambre.
La
eliminación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de
justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a
la dignidad y a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no
habrá verdadera libertad”.
Nelson Mandela, Concierto Live 8, Johannesburgo, Sudáfrica, 2005
No hay comentarios.:
Publicar un comentario