Homar Garcés
Estos
antecedentes debemos tenerlos siempre presentes porque ellos nos
señalan que no existen nacionalidades que dividan a los revolucionarios
cuando los ideales por un mundo mejor son comunes y guían nuestros
pasos, especialmente cuando los mismos se basan en el socialismo, siendo
el internacionalismo y la solidaridad dos de sus elementos
primordiales. Por ello, al ser Cuba un bastión de la construcción del
socialismo revolucionario en nuestro América ha hecho gala de estos dos
elementos en cualquier parte del mundo donde se necesite esa ayuda que
no está apuntalada por el afán de ganancias económicas, como sucede en
la sociedad capitalista, sino que está guiada por grandes sentimientos
de amor a la humanidad, evocando lo dicho por el Che en algún instante
de su vida.
Es
así que hoy en Venezuela, bajo la iniciativa conjunta de Fidel Castro y
Hugo Chávez, se han visto en marcha diversidad de misiones de contenido
social que buscan promover una emancipación integral de la población,
sobre todo de aquella que por muchísimas décadas fue marginada social y
económicamente, a pesar de hablarse de igualdad, libertad y democracia
durante los gobiernos del pasado. Esto ha sido un modo de saldar la
deuda social acumulada por más de medio siglo y cuenta con la
participación de cubanas y cubanos que vinieron a suelo venezolano con
ese compromiso internacionalista que siempre ha caracterizado a Cuba.
Esto causó, indudablemente, un gran impacto en las comunidades de
Venezuela, dándosele una acogida entusiasta, al mismo tiempo que los
grupos opuestos a la política socialista del Presidente Chávez
comenzaron a satanizar la presencia de nuestros hermanos cubanos a
través de todos los medios de información, echando mano a los argumentos
trasnochados de quienes siempre adversaron la revolución cubana, hasta
el punto de intentar saquear y destruir la embajada cubana durante el
golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
De
ahí que nos quepa decir igualmente que cuando defendemos a Cuba,
defendemos las Misiones sociales y al proceso de cambios en Venezuela,
puesto que ambas naciones enfrentan a un enemigo común y peligroso,
capaz de cometer cualquier tipo de atropello y de violaciones con tal de
imponer su dominio a todo el planeta: el imperialismo yanqui. El mismo
que hoy, violentando toda normativa legal y sin evidencias contundentes,
ha condenado injustamente a prisión a cinco ciudadanos cubanos,
simplemente por prevenir atentados que iban a cometerse contra su pueblo
y su gobierno.
Esta
situación común de confrontación con el principal enemigo de la
libertad de nuestros pueblos nos obliga a compartir espacios y a asumir
el compromiso de extenderlos a otras naciones de nuestro continente, con
la misma visión estratégica de la integración promovida hace ya
doscientos años por Bolívar y secundada luego por José Martí, teniendo
ella una mayor vigencia que antes.
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