Ernesto Vera Mellado
El
autor de Las aventuras de Tom Sawyer, de Huckleberry Finn y Un yanqui
de Connecticut en la corte del rey Arturo, entre otros textos
trascendentes, lamentó en varios escritos que la “invención curiosa e
interesante” que es el ser humano, fuera tan propensa a legitimar, por
la fuerza de la costumbre, los más abominables engendros políticos.
Pero
es precisamente desde Estados Unidos que se ataca al sistema electoral
cubano: “Las elecciones en Cuba son una farsa”, o “en Cuba no hay
elecciones”, se contradicen los representantes de la extrema derecha de
Miami, tan supuestamente ducha en "asuntos democráticos".
Cuando
la partidocracia “hace aguas” en muchos lugares del mundo, proponen que
sean los partidos -y no el pueblo- quienes postulen y elijan a los
candidatos y promuevan sus “virtudes” mediante carnavalescas campañas
electorales en las cuales, invariablemente, vence quien logró conseguir
mayor recaudación, y no el de mayores méritos y más capacitado.
Pretenden
abolir el derecho que tienen todos los ciudadanos cubanos, al arribar a
la edad de 16 años, a la inscripción gratuita y automática en el
registro electoral sin importar sexo, religión, raza o ideología
política, así como aademás la transparencia que garantiza el escrutinio
abierto de los votos.
La
derecha más recalcitrante de Miami tiene como voceros a políticos
norteamericanos de origen cubano que desde la época de la administración
republicana de Ronald Reagan, y gracias a su apoyo, ocuparon puestos
-que han llegado a ser incluso relevantes- en el Congreso de Estados
Unidos.
Con
ese soporte se montaron en la cresta de la ola reaccionaria la cual
ellos levantan y pretenden hacer romper sobre Cuba, o por lo menos,
arrastrar con ella a todo lo que no esté fuertemente aferrado a sus
raíces.
Cuentan
que fue a Mark Twain a quien, en cierta ocasión, una bella dama se
acercó para insinuarle: "un hijo nuestro sería perfecto, pues sacaría mi
belleza y su talento; y el sarcástico escritor -con quien la naturaleza
no fue particularmente generosa en el aspecto físico- respondió: ¿Ha
pensado usted, señorita, en la posibilidad de que el vástago herede esas
cualidades nuestras, pero trocadas?"
No
sería difícil anticipar el aspecto que tendría el resultado del
maridaje entre el poco agraciado y nada participativo sistema electoral
norteamericano y las “virtudes” humanistas y el "sentido de justicia" de
quienes defendieron con histérica vehemencia el secuestro en Miami del
niño cubano Elián González, y reclaman para sí el protagonismo de cuanto
se fragua en ese país contra Cuba.
Engendro
de tal naturaleza tendría, sin lugar a dudas, aspecto tan monstruoso
que haría rabiar de envidia al mismísimo Frankestein.
De
espaldas a manipulaciones y campañas, y frente al pueblo, el sistema
electoral cubano ajusta engranajes para realizar su décimo tercer
proceso desde 1976, con la activa participación de todos sus ciudadanos
en edad de elegir.
El
próximo 21 de octubre, y una semana después en aquellos sitios donde
fuera necesaria la segunda vuelta, se efectuarán las elecciones
parciales de las cuales saldrán los representantes municipales. En fecha
posterior, los cubanos elegirán a sus diputados nacionales y a los
integrantes de las asambleas provinciales.
Será
oportunidad también para la autodenominada disidencia interna; basta
que un miembro de su comunidad los proponga, o se postulen ellos, como
ya ha sucedido.
Es
probable que ninguno alcance la cantidad de votos necesarios -como ya
ocurrió- pero al menos comprobarán el apoyo real que tienen entre la
masa de votantes de su localidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario