martes, 24 de abril de 2012

Hillary Clinton se divierte en un bar de Cartagena de Indias



La visita de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, a la VI Cumbre de las Américas ha sido una gota más en el vaso de la mala reputación estadounidense. Al escándalo con el Servicio Secreto de Barack Obama, que recurrió a los servicios de prostitutas días antes de que llegara el presidente, se suma ahora unas fotos de Clinton bailando y bebiendo cerveza en un bar de Cartagena de Indias, que visitó la noche del sábado pasado.

Según los empleados del bar, durante media hora la funcionaria norteamericana acompañada por un grupo de amigos pidieron varias cervezas. Algo que no hubiera pasado de mera anécdota sin trascendencia si no hubiera imágenes de ese momento, que se han extendido como la pólvora por varios medios de comunicación internacionales y por todo internet, donde han generado diversos comentarios y críticas de los internautas.

A ver quién etiqueta a Hillary Clinton. Será por gente que lo ha intentado en las últimas horas, desde que emergieran las fotos de la secretaria de Estado en el Café Havana de Cartagena de Indias (Colombia), jaranera y vivaz cual madre en el baile de una boda, dándole a la cerveza y bailando salsa con algunas mujeres que le habían acompañado a la Cumbre de las Américas este fin de semana. Desde entonces, en el sector conservador han estado de lo más liados intentando guisarse un cervezagate que suena muy parecido a lo del rey Juan Carlos ("¿qué hace esta mujer de fiesta cuando hay 13 millones de parados en Estados Unidos?", ha escrito el británico Daily Telegraph) y el más liberal, aplaudiendo lo que está resultando uno de los mejores momentos políticos de la mujer más poderosa de Estados Unidos (en el tuit de abajo, uno de muchos escritos anoche sobre el tema, se lee: "las fotos de Hillary Clinton de fiesta me hacen quererla aún más. Que la mujer tome cerveza y baile salsa. Se lo ha ganado").
En esto, los liberales llevan las de ganar. Hillary Clinton está viviendo un momento de aceptación sin precedentes. Aunque bien es cierto que el único hecho contrastado que apoya este sentimiento colectivo es, de momento, el que lidere unas encuestas de opinión sobre las elecciones presidenciales de 2016, cuya representatividad podríamos permitirnos cuestionar.




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Pero hay una prueba mucho más tangible de que la farra colombiana no dañará a Hillary. Se trata de otra imagen en la que aparece la secretaria de Estado bajo unas gafas de sol de órdago, mirando el móvil detrás de una montaña de papeles en un avión. En las últimas semanas, se ha convertido en la imagen de referencia para hablar de Hillary Clinton y patentiza el dulce momento de credibilidad política que está pasando gracias a las redes sociales.


Esta imagen la tomó la agencia Reuters el otoño pasado, cuando Clinton iba a bordo de un avión militar C-17 haciendo la ruta Malta a Tripoli (Siria). Hace poco la rescató un tal Adam Smith, de 29 años, un hombre que se dedica a recaudar dinero para las campañas electorales desde Washington DC. La publicó en Twitter comentando algo en plan: "¿Habéis visto lo implacable que sale Hillary en esta foto?". Y es verdad. Hillary sale algo zarrapastrosa pero de algún modo elegante a la vez; con el pelo sin recoger, un cruce entre Meryl Streep y Anna Wintour. El miércoles de hace unas semanas, Smith se la enseñó a una amiga suya, Stacy Lambe, de 26, en un bar de Washington. A Lambe, que trabaja para una empresa de comunicación, le pareció que podían hacer algo con ello. Algo como TextsFromHillary (MensajesDeHillary).
Al poco, habían montado uno de los fenómenos cibernéticos más populares del año. Siguió la tradición de Internet de coger una imagen y añadirle un texto que cambiara completamente su significado. Al gesto circunspecto de Clinton se ponía junto a otra foto de cualquier persona usando su móvil y un texto con un mensaje que le estaban mandando al móvil. Lo que quedaba era una especie de tira cómica de dos viñetas: un personaje escribe, Hillary responde. Vale cualquier interlocutor. Nadie era demasiado grande para esa cara de soberbia concentración. Barack Obama, Arianna Huffington, Mitt Romney... Esta serie de tiras situaba a Hillary por encima de todos ellos. Su cara le daba una toque de controlar la situación más que nadie. Por ejemplo:

Por ejemplo:

Tumblr_m20n1i9DCt1rt7gleo1_500Barack Obama
:
 Hola Hil! Qué haces?
Hillary: Dirigir el mundo.
O:
Sarah Palin
:
Hey, durante una temporada tuvimos el mismo trabajo!!
Hillary: Mujer, haz el favor.
O:
Meryl Streep
:
 ¿Comemos juntas?
Hillary: Obviamente.
Y así hasta un par de docenas de diálogos, originados en un blog de la plataforma Tumblr. El éxito de este formato ha sido tan salvaje, tan ubicuo en las redes sociales estadounidenses, que la propia Clinton se puso en contacto con Smith la semana pasada para darle su bendición y enviarle su propia variación del tema (traducirlo sería, más que difícil, chusco). En ese momento, acaso sabiéndose en la cúspide de su experimento, Smith abandonó el ya mítico TextsFromHillary, convirtiéndolo en el primer fenómeno virtual de un político que cuenta con el visto bueno de su protagonista.

¿Qué tiene que ver esto con la Hillary cervecera de Caragena de Indias? Total, Internet ha loado a políticos de forma espontánea varias veces. Barack Obama protagonizó varias bromas después de anunciar la muerte de Bin Laden. El alcalde de Newark (Nueva Jersey), Corey Booker, todavía está propiciando muchos desde de que se metiera en una casa en llamas la semana pasada y rescatara de ella a una mujer con sus propios brazos. No está en el formato la clave del asunto.

Lo que originó TextsFromHillary, lo que ha dado pie a esas marcianas encuestas de cara a 2016, lo que confirma la juerga colombiana es todo lo mismo: la estampa de Hillary con la sartén del mundo por el mango. Una política cuyo trabajo ha sojuzgado su condición de mujer, de esposa de Bill Clinton y cuantas trabas tuviera en su carrera política. Y no tiene por qué mover un dedo ante este éxito.
Quizá antes, allá por 2008, parecía que tenía que competir con el carisma de Obama. Pero ahora las criticas que asolan a este le resbalan a ella. Ella parece controlar su territorio, sin dejar hueco para bromas pero con la suficiente credibilidad como para desmelenarse cuando procede. Mientras el panorama político a su alrededor se compone de hombres que se mueren por venderse al votante medio (estamos en año electoral), ella sigue a lo suyo.

Mientras pasaba esto, la semana pasada varios medios denunciaban que Obama (siempre tan digital,con su Tumblr, su Pinterest y su Instagram) había empezado a seguir en Twitter a Celebrity Sideboobs, un blog centrado en las tetas de las famosas (tampoco es para tanto: el equipo de Obama debe de haber configurado su cuenta para elija a las 700.000 personas a las que sigue según unos criterios. También me sigue a mi, el pobre, por haberlo mencionado un par de veces, y mi influencia en la geopolítica estadounidense es, cuando menos, negociable).
No deja de ser una anécdota colorida, pero ilustra a la perfección por dónde van los tiros en la identidad digital de dos de las personas más poderosas de la primera potencia mundial. Si Hillary gana las elecciones de 2016 -mal que le pese a los instigadores del Cervezagate- es posible que más de un dirigente no le felicite por telegrama ni por correo electrónico. Lo hará por mensaje.


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