sábado, 18 de junio de 2011

De los desconocidos “indignados” surgirán los nuevos líderes. Alejandro Martínez Pereiras

Cuba

La historia es realmente una gigantesca espiral, aunque no queramos, se repite y se repite, en ocasiones en el mismo nivel.

En la Cuba de principios de los años 50 del siglo pasado, hasta el año 1959, existía una nutrida representación de partidos políticos, todos bien organizados y con un grupo importante de directivos, todos dispuestos, en cualquier momento a cargos elegibles para las grandes posiciones de dirección del Estado.
Después del golpe de estado batistiano, en 1952, no pasó nada, aquellos partidos se acoplaron a la situación de forma directa o indirecta, movieron un tanto sus ejecutivos y continuaron funcionando como si nada hubiese pasado la madrugada del 10 de marzo de ese año. La violación flagrante de la democracia, de las leyes y las instituciones no afectó aquel estado de cosas.

La partidocracia, como se dice en estos tiempos, gozaba de plena salud, brillaba por su buena estructuración nacional, por sus sargentos políticos bien distribuidos y bien pagados, por todo el país, y sus cabecillas dispuestos en todos los niveles del gobierno en esa época, municipios, partidos judiciales, provincias y nación.
Todos comenzaron a politiquear buscando como acoplar el pastel de la hacienda del Estado hacia sus partidos, y especialmente hacia sus bolsillos, pasaron algunos años, y en plena confabulación con el tirano Batista, accionaron para que se organizaran “elecciones libres” que “devolvieran” la seudo democracia a Cuba, -nada se resolvía,- todos bebían en la misma fuente, y hasta el final de la dictadura estuvieron haciéndole el juego vergonzante, llorando por los rincones las migajas de aquella ensangrentada situación.

Pero… el pueblo tenía otro criterio, la inmensa mayoría sintió asco de aquellos políticos que variaban de color como los camaleones y vendían sus vidas a los tiranos de turno, nadie se conmovía por los crímenes del batistato, sus destrozos a la economía del país, y su entrega al poder de las corporaciones y del gobierno norteamericano.
Pero lo que sucedió después, fue lo que tenia que suceder, lo lógico, aquella estructura de la partidocracia, perdió todo su prestigio y dejó de ser (realmente nunca lo fue) representativa de los intereses reales del pueblo cubano. Fue casi una foto exacta de lo que hoy sucede en algunas plazas españolas.
Fue Fidel el que primero rompió con la partidocracia y convocó al pueblo a luchar por otros medios, por la verdadera justicia y soberanía. Fueron momentos muy difíciles, el asalto al cuartel Moncada, el desembarco del Granma, los combates en las sierras de todo el país, y finalmente, aquello que comenzó con 12 hombres se convirtió en un ejercito de todo el pueblo.
Al triunfo de la Revolución, aquellos partidos politiqueros, desaparecían de la arena política cubana, no porque se haya dictado alguna ley o documento legal que los disolviera, no todo lo contrario, ellos mismos se disolvieron, desmoralizados, y cómplices de todos aquellos males que la dictadura le impuso al pueblo cubano.

Para las actuales generaciones de cubanos, hablarle de aquellos partidos, es verdaderamente, una clase de vieja historia nacional, y demostración palpable, que a pesar de la cantidad de partidos que eran en ese tiempo, todos eran un solo partido, el de la oligarquía nacional, el de los entreguistas al gobierno norteamericano y en el caso de algunos, verdaderos instrumentos de Batista. 

Pero por qué este tema en el momento actual, bien claro, las condiciones revolucionarias se han presentado en muchos países, en especial en la vieja Europa, las masas se lanzan a las calles a exigir los cambios imprescindibles que tienen que producirse en esas sociedades, y el síndrome principal es el resquebrajamiento de la estructura partidista de esas sociedades.

El caso de España, los dos partidos que se turnaban en el poder, el Partido “Socialista Obrero” “Español” y el Partido “Popular”, se han desacreditado hasta la médula, los indignados gritan “Democracia real, ya”, “no nos representan” y otra múltiples consignas que lanzan a los basureros de la historia política ibérica a ambas instituciones, el resto de las instituciones políticas tampoco han salido bien paradas, los indignados no creen en ninguna de esas instituciones que han vegetado en esas condiciones, viviendo a costa del dinero del pueblo.

Ahora son masas sueltas, aparentemente descabezadas, los antiguos “líderes” políticos ya no existen, “socialistas y democráticos”, se van manchados de estiércol del panorama político, y resulta verdaderamente bochornoso, ver a dirigentes que hasta hace poco se auto titulaban “socialistas” defender las posiciones mas reaccionarias del gran capital español e internacional, resulta verdaderamente terrible verlos descargar el peso de la crisis económicas en el erario público y pagar las deudas de los grandes capitalista, cuando su pueblo, sus jóvenes, se debaten entre los mas desempleados del continente, y las condiciones más terribles de explotación social.

En Cuba, pocos conocían a Fidel, nadie conocía al Che, y mucho menos a Raúl, a Camilo, a Almeida, a Echevarría, a Frank País, y tantos y tantos héroes y líderes que se forjaron en días, en meses y en los años de lucha, aparecieron dentro de las masas de “indignados” cubanos de aquellos tiempos y de la noche a la mañana saltaron del anonimato a los mas altos escaños del conocimiento público tanto nacional como universal.

El espiral se repite, la historia ha vuelto a dar un giro, esta vez en Europa. De los indignados, de España, Grecia, Portugal, Francia, Italia y después, los demás, surgirán los “desconocidos” y serán los nuevos líderes reales de las grandes revoluciones que están por venir.

 

Y la partidocracia “bien gracias”.

CUBA

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