martes, 28 de junio de 2011

El che y las herramientas, Antonio Aponte


Fidel alguna vez calificó al Che de adivino.
El Che Guevara, cuando todavía la Unión Soviética tenía imagen rozagante y nadie presentía el final, le dijo al mundo: el Socialismo va por mal camino, está usando las herramientas melladas del capitalismo para construirse, y esa vía es la destrucción.
Y fue así, el campo socialista se derrumbó, y el mundo se sentó a esperar la caída de la solitaria Cuba. Y la pequeña isla resiste hasta el día de hoy, y los capitalistas siguen todos los años vaticinando el derrumbe del último bastión del Socialismo, de la esperanza de la humanidad.
El hecho merece estudio. ¿Por qué el campo socialista, poderoso, fuerte, cayó estrepitosa y vergonzantemente? ¿Y por qué la pequeña Cuba aún resiste? ¿Qué relación tiene este asombro con el pensamiento del Che? Veamos.

El pensamiento del Che y Fidel, marca la última frontera del pensamiento revolucionario, con ellos la idea alcanzó límites inéditos, al punto que hoy no es concebible una Revolución sin empinarse sobre los hombros de estos dos teóricos.
Las enseñanzas del Che son muchas y valiosísimas, una de ellas, quizá la más famosa, es que no se puede construir el Socialismo con las armas melladas del capitalismo.

Es decir, la construcción del Socialismo no está separada de los instrumentos que usemos para construirlo. Si en aras de una supuesta eficacia hacemos concesiones a los métodos y a las empresas capitalistas, estaremos fomentando la cultura, la espiritualidad capitalista, la del egoísmo, y cavando la sepultura del Socialismo.

Esta advertencia, esta enseñanza de Fidel y del Che, resume todo su pensamiento, de allí se puede deducir todo su edificio teórico.
Para ellos lo principal en la Revolución es la Conciencia de pertenencia a la sociedad.

Dice Fidel que se debe formar riqueza con conciencia, y no conciencia con riqueza. Postula el Che: los estímulos morales son la principal arma para construir el hombre nuevo.
Desde al Asalto al Moncada, desde los primeros pasos en la Sierra Maestra, hasta nuestros días, la elevación de la conciencia revolucionaria es la brújula de la Revolución Cubana.

La enseñanza suprema de estos pensadores es: si los problemas que nos presenta el camino los resolvemos con más Socialismo, con más participación de las masas, si cada acción de la Revolución tiene como objetivo la elevación de la conciencia de pertenencia a la sociedad, el futuro del Socialismo está asegurado.

Lo contrario, caer en la tentación de confundir caminos con trochas, nos conducirá a la derrota, la historia es clara.
Es vital oír esas advertencias de la teoría y de la práctica revolucionaria.

Debemos tener cuidado de no caer en la tentación de ir en busca de las metas materiales, por los atajos que nos propone la cultura capitalista. Aquí es necesario, como nunca, ahora sí, “inventar”, buscar los caminos propios de la Revolución.
Oír las voces de los tiempos revolucionarios.

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