CARLOS FUENTES | Madrid, Publicado el mayo 20, 2011
Cae la tarde y anochece en Madrid. Es el quinto día de movilización popular en la Puerta del Sol, donde una marea humana compuesta principalmente por jóvenes, estudiantes y desempleados ha tomado la primera plaza de la capital para protestar por la falta de empleo, el paulatino encarecimiento de la vida y, sobre todo, por lo que muchos consideran, el agotamiento de una democracia política imperfecta. En Sol, kilómetro cero de España, sigue viva la llama que varios centenares de personas prendieron en la noche del pasado domingo.
Aquella movilización primera, que en la madrugada del lunes concluyó con una intervención policial y 19 detenidos, ha derivado en una movilización sin precedentes. Desde entonces, miles de personas colapsan cada tarde la zona céntrica al amparo del campamento del 15-M liderado por el movimiento homónimo. Y entre ellos se encuentran estudiantes y trabajadores canarios, que se han sumado a la movilización para denunciar la falta de oportunidades. La ausencia de un futuro a la vista cuando haya culminado la etapa formativa.
Yeray Corujo tiene 32 años y lleva cinco temporadas trabajando en Madrid. Originario de Las Palmas de Gran Canaria, está ocupado como administrativo en una empresa de prevención de riesgos. Trabaja entre ocho y diez horas al día, cobra 900 euros al mes y vive en un piso compartido con otros dos amigos. Entre los tres pagan 1.200 euros por el alquiler, que no incluye gastos comunes, agua ni electricidad.
“Algunas personas me dicen que soy un privilegiado porque tengo un trabajo con contrato indefinido, aunque yo no me siento así. En realidad estoy harto de aguantar un trato injusto en mi empresa porque al final, como los empresarios saben que hay mucha mano de obra en paro, presionan más de la cuenta a los que tenemos trabajo”, explica el joven grancanario, “harto”, afirma, “de sentirme uno más de la generación ni-ni”. Ni estudian, ni trabajan. Aunque, siendo estrictos, la definición no se ajuste a su actual situación.
Pero Yeray se explica: “Que tenga trabajo ahora no garantiza que lo vaya a tener siempre y con los sueldos que recibimos no podemos tener seguridad de que el piso compartido que tengo alquilado vaya a estar siempre”. ¿Al menos podrá ahorrar por si llegan tiempos peores? “Ahorros, eso casi no sé lo que es. ¿Qué ahorros puedes tener si ganas 900 euros al mes y tienes que gastarlo todo para llegar al mes siguiente?”, señala el joven canario, que se toma como broma de mal gusto que su generación sea denominada la de los mileuristas. “¿Mil euros? Nunca he cobrado más de 1.000 euros y como yo están muchos de mis amigos. Los que viven aquí y los que están en Canarias. Eso del mileurismo es un cuento chino… ¿Qué futuro podemos tener así?”. Sin embargo, este panorama económico no es lo peor que lleva Yeray Corujo. Asegura que lo más complicado es lidiar cada día con situaciones injustas en su empresa. Con jefes que saben que pueden exprimir el jugo a los empleados porque si no trabaja él ya hay cientos, miles, esperando en la cola del paro. “Al poco de entrar en la empresa me nombraron responsable de un área, pero no me ofrecieron una mejora salarial. Fue una oferta-trampa: más responsabilidad por el mismo dinero. Y no podías decir no. Era o lo tomas o lo dejas, o aceptas o te vas al paro. Así de claro, sin anestesia”, recuerda este trabajador canario, satisfecho por ser testigo y protagonista de la movilización en la Puerta del Sol.
“Por fin se produce una protesta social en este país tan acomodado, apático, donde todos estamos demasiado acostumbrados a bajar la cabeza y obedecer. Y ahora hemos salido a la calle para reclamar lo que consideramos que es de justicia: queremos un sitio en la sociedad, que no solo se nos tenga en cuenta cada cuatro años cuando hay elecciones”, explica Yeray Corujo.
¿Y para qué estudio?
Ana no es tan optimista. Lleva tres años en Madrid para estudiar en la Universidad Autónoma. Asegura venir del norte de Tenerife y prefiere no facilitar su su apellido. Pero tiene muchas ganas de hablar, de gritar, de soltar todo el miedo y la frustración que lleva dentro. Habla sin que sean necesarias demasiadas preguntas. “Cada curso, que he pasado aquí, le ha costado a mis padres más de 10.000 euros al año. Yo agradezco que ellos se estén esforzando por mi futuro, pero lo que ahora me planteo es si realmente voy a tener futuro”, explica la joven tinerfeña sin ocultar la “sorpresa” que le causa la escasa movilización de la universidad española.
“A la postre”, asegura, “el sistema ha logrado hacer de nosotros lo que quiere. Meternos el miedo en el cuerpo para que cada uno vaya a lo suyo, para que te dediques a estudiar y no te metas en asuntos sociales o políticos”, señala Ana. Y continúa sin que medie pregunta nueva. “Este sistema nos tiene aborregados… Puede parecer un capricho, pero esta ausencia de expectativas va generando una sensación de insatisfacción…” ¿Y qué le parece a Ana la movilización de la Puerta del Sol? “A veces pienso que estoy en medio de un sueño. No me creo que al final haya gente que se arriesgue a tomar las calles para protestar por lo que considera una injusticia que sufre toda una generación”.
Miles de personas se concetraron ayer en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia donde se ha celebrado una asamblea abierta convocada por el colectivo 15M. / EFE
Lo primero hay que encontrarlo en Internet
La movilización que arrancó el domingo en Madrid, y que durante la semana se ha reproducido en las principales ciudades españolas, comenzó en Internet. Herramientas como Facebook o Twitter han jugado el rol de las ágoras que en la antigua Grecia estaban en plazas, coliseos y anfiteatros.
Nicolás Melini, escritor canario y director de cine, ya había advertido a este cronista de la importancia creciente de la información sin cortapisas en la red. “La gente lleva bastante tiempo comprobando la gran disonancia que existe entre los intereses políticos y los intereses ciudadanos, entre lo que preocupa al político y lo que de verdad preocupa a la gente”, indica este novelista y poeta, residente en Madrid desde hace 18 años.
“Algo similar ha terminado por ocurrir con los medios de comunicación. Cuando tanta gente ha dejado de encontrar noticias e informaciones de calado en los medios convencionales ha ido a buscarla a Internet, en el uso de Internet nos hemos dado cuenta de que no nos convence la versión de los medios convencionales que comentamos a diario”, abunda Melini, usuario cotidiano de redes sociales como Facebook.
“Hemos visto cómo se han desarrollado los últimos acontecimientos en algunos países del norte de África, como antes vivimos en directo los problemas de Islandia y Grecia”, explica, “y no disponer de una información seria y rigurosa sobre estas situaciones nos ha alentado a buscar otros medios de comunicación y de participación activa.
En resumen, ahora la gente critica la inacción política ante la crisis económica, pero también el pobre debate que ofrecen los medios de comunicación. Sobra manipulación, sobra sesgo y sobra sectarismo”, asegura el novelista canario. Prueba de esta situación, continúa, son las pancartas colgadas en la Puerta del Sol, en las que abundan ataques a la clase política dirigente y bancaria, pero también a los medios de comunicación.
1 comentario:
Hola, ¿existe alguna forma de contactar contigo?, tengo que pedirte algo al respecto de
cierta información aparecida en esta entrada, sin vulnerar tu derecho a la libre expresión.
Un cordial saludo.
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