miércoles, 16 de marzo de 2011

La diplomacia estadounidense y la disidencia cubana (1/2)


Por Salim Lamrani Introducción Desde hace medio siglo, la política exterior de Washington hacia La Habana, cuyo objetivo es conseguir un cambio de régimen, se basa en dos pilares fundamentales: la imposición de sanciones económicas drásticas –que afectan a todos los sectores de la sociedad cubana– y la organización y financiación de una oposición interna. Así, el 6 de abril de 1960 Lester D. Mallory, subsecretario adjunto de Estado para los Asuntos Interamericanos, recordaba en un memorándum a Roy R. Rubottom Jr., entonces subsecretario de Estado Para los Asuntos Interamericanos, el objetivo de las sanciones económicas: “La mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay oposición política eficaz […]. El único medio posible para aniquilar el apoyo interno [al régimen] es provocar el desencanto y el desaliento por la insatisfacción económica y la penuria […]. Se deben emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba […]. Una medida que podría tener un fuerte impacto sería negar todo financiamiento o envío a Cuba, lo que reduciría los ingresos monetarios y los salarios reales y provocaría el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno”. 1 De 1959 a 1990, el programa de creación de una disidencia interna se mantuvo secreto. Así, los archivos estadounidenses parcialmente desclasificados confirman la existencia de múltiples programas destinados a crear una oposición al gobierno de Fidel Castro, la cual serviría los intereses de Estados Unidos que deseaba un cambio de régimen. A partir de 1991, tras el desmoronamiento de la Unión Soviética, el apoyo financiero y logístico a los disidentes cubanos se ha vuelto público y se ha integrado en la legislación estadounidense. La financiación de la oposición interna Durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional celebrada el 14 de enero de 1960, el subsecretario Livingston Merchant declaró: “Nuestro objetivo es ajustar todas nuestras acciones con vistas a acelerar el desarrollo de una oposición en Cuba [...]”. Por su parte el secretario adjunto para los Asuntos Interamericanos, Roy Rubottom, afirmó que “el programa aprobado [destinado a derrocar al gobierno cubano] nos ha autorizado a brindar nuestra ayuda a elementos que se oponen al gobierno de Castro en Cuba para que parezca que su caída es el resultado de sus propios errores”. 2 A partir de 1991, persuadido de que la hora final de la Revolución había llegado, Estados Unidos no ha vacilado en afirmar públicamente su apoyo a la oposición interna. La sección 1705 estipula que “Estados Unidos proporcionará asistencia a las organizaciones no gubernamentales adecuadas para apoyar a individuos y organizaciones que promueven un cambio democrático no violento en Cuba”. 3 La sección 109 de ley Helms-Burton de 1996 prevé que «el presidente [de Estados Unidos] está autorizado para proporcionar asistencia y ofrecer todo tipo de apoyo a individuos y organizaciones no gubernamentales independientes para unir los esfuerzos con vistas a construir una democracia en Cuba». 4 El primer informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre prevé la elaboración de un «sólido programa de apoyo que favorezca la sociedad civil cubana». Entre las medidas previstas se destina una financiación, por importe de 36 millones de dólares, al “apoyo de la oposición democrática y al fortalecimiento de la sociedad civil emergente”. 5 El 3 de marzo de 2005 Roger Noriega, secretario adjunto para los Asuntos del Hemisferio Occidental de la administración Bush, señaló que se habían añadido 14,4 millones de dólares al presupuesto de 36 millones de dólares previsto en el informe de 2004. Noriega reveló la identidad de algunas de las personas que se encargan de la elaboración de la política exterior estadounidense contra Cuba, a saber, Marta Beatriz Roque, las Damas de Blanco y Oswaldo Payá. 6 El segundo informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre prevé un presupuesto de 31 millones de dólares para financiar, todavía más, a la oposición interna. Además está prevista una financiación de al menos 20 millones de dólares anuales, con el mismo objetivo, para los años siguientes «hasta que la dictadura deje de existir» El plan prevé también «entrenar y equipar a periodistas independientes de la prensa escrita, radiofónica y televisiva en Cuba». 8 La Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), que depende del gobierno federal, admite que financia a la oposición cubana. Según la Agencia, para el año fiscal 2009, la suma de la ayuda destinada a los disidentes cubanos se elevó a 15,62 millones de dólares. “La gran mayoría de esta suma se destina a individuos que se encuentran en cuba. Nuestro objetivo es maximizar la suma del apoyo del cual se benefician los cubanos en la isla”. 9 La organización gubernamental enfatiza también el siguiente punto: “Hemos formado a centenares de periodistas en un periodo de diez años cuya labor ha aparecido en grandes medios de comunicación internacionales”. Esta declaración destroza las afirmaciones sobre el carácter independiente de los periodistas opositores en Cuba. Formados y estipendiados por Estados Unidos, responden ante todo a los intereses de Washington, cuyo objetivo es, como lo señalan los documentos oficiales del Departamento de Estado, un “cambio de régimen” en la isla. 10 Desde un punto de vista jurídico, esta realidad ubica de hecho a los disidentes que aceptan los emolumentos ofrecidos por la USAID en una situación de agentes al servicio de una potencia extranjera, lo que constituye una grave violación del código penal en Cuba, pero también en cualquier país del mundo. Consciente de esta realidad, la Agencia recuerda que “nadie está obligado a aceptar o formar parte de los programas del gobierno de Estados Unidos”. 11 La representación diplomática estadounidense en La Habana, la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA) lo confirma en un comunicado: “La política estadounidense, desde hace mucho tiempo, es proporcionar asistencia humanitaria al pueblo cubano, específicamente a familias de presos políticos”. 12 Laura Pollán, del grupo disidente las Damas de Blanco, admite que recibe dinero de Estados Unidos: “Aceptamos la ayuda, el apoyo, desde la ultraderecha hasta la izquierda, sin condiciones”. 13 El opositor Vladimiro Roca confiesa que la disidencia cubana está subvencionada por Washington alegando que la ayuda financiera recibida es «total y completamente lícita». Para el disidente René Gómez, el apoyo económico de Estados Unidos “no es una cosa que haya que ocultar o de la que tengamos que avergonzarnos”. 14 Del mismo modo, el opositor Elizardo Sánchez confirma la existencia de una financiación por parte de Estados Unidos: “La clave no está en quién envía la ayuda, sino en qué se hace con la ayuda”. 15 Por su lado, Marta Beatriz Roque declara que la ayuda financiera recibida de Estados Unidos es indispensable para su actividad de disidente. 16 Agence France-Presse informa de que «los disidentes, por su parte, reivindicaron y asumieron esas ayudas económicas». 17 La agencia española EFE , alude a los «opositores pagados por Estados Unidos». 18 Según la agencia de prensa británica Reuters , «el gobierno estadounidense proporciona abiertamente un apoyo financiero federal para las actividades de los disidentes, lo que Cuba considera un acto ilegal». 19 La agencia de prensa estadounidense The Associated Press afirma que la política de fabricar y financiar una oposición interna no es nueva: «Desde hace años, el gobierno de Estados Unidos gasta millones de dólares para apoyar a la oposición cubana». 20 También recuerda el nivel de vida de los disidentes que se benefician a la vez de los emolumentos de Washington y del sistema social cubano: «Una parte del financiamiento proviene directamente del gobierno de Estados Unidos, cuyas leyes promueven el derrocamiento del gobierno cubano. La Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID), que supervisa el apoyo financiero del gobierno para una ‘transición democrática’ en Cuba, ha dedicado más de 33 millones de dólares a la sociedad civil para el presente año fiscal [2008]». Casi todos los cubanos, incluso los disidentes, disponen de una vivienda gratuita, de acceso gratuito a la salud y a la educación hasta la universidad. Raciones de arroz, patatas, jabón y otros productos básicos permiten a las personas satisfacer sus necesidades básicas durante casi todo el mes 21 El diario francés Libération señaló que “Fariñas nunca ha negado que rtecibe ‘donaciones’ de la Sección de Intereses Norteamericanos para procurarse una computadora y ejercer su oficio de ‘periodista independiente’ en Internet”. 22 Amnistía International admite que «personas a las que considera presos de conciencia» han «recibido fondos o materiales del gobierno estadounidense para realizar actividades que las autoridades consideran subversivas y perjudiciales para Cuba». 23 Wayne S. Smith, último embajador estadounidense en Cuba, confirma el carácter subversivo de la política estadounidense. Según él, es completamente “ilegal e imprudente mandar dinero a los disidentes cubanos” . 24 Agrega que “nadie debería dar dinero a los disidentes y menos todavía con el objetivo de derrocar al gobierno cubano» pues “cuando Estados Unidos declara que su objetivo es derrocar al gobierno cubano y después afirma que uno de los medios para lograrlo es proporcionar fondos a los disidentes cubanos, éstos se encuentran de facto en la posición de agentes pagados por una potencia extranjera para derrocar a su propio gobierno” . 25 Una disidencia que carece de toda base popular según Washington A pesar de los recursos políticos, económicos, mediáticos y financieros que se dedican a la oposición cubana, ésta siempre ha carecido de toda base popular. Además, está profundamente dividida y envejecida. Es la amarga constatación que hace Jonathan D. Farrar, actual jefe de la SINA en La Habana, en un memorándum confidencial del 15 de abril de 2008 titulado “Estados Unidos y el papel de la oposición en Cuba” dirigido al Departamento de Estado. 26 El diplomático señala primero que el presidente cubano Raúl Castro se encuentra actualmente en “una posición de autoridad indiscutida” . En cuanto al papel de la disidencia, es “nulo” pues “los grupos de opositores se hallan dominados por individuos con fuertes egos que no trabajan juntos” . Farrar precisa que “el movimiento disidente en Cuba envejece y está completamente desconectado de la realidad de los cubanos ordinarios” . En efecto, gracias a los emolumentos que recibe, la disidencia cubana lleva un tren de vida que ningún ciudadano normal puede permitirse. 27 Farrar reconoce que está regularmente en contacto “con la mayoría del movimiento disidente oficial en La Habana” , cuyos miembros visitan frecuentemente la SINA. No obstante, señala que “ ninguna prueba permite demostrar que las organizaciones disidentes dominantes en Cuba tengan una influencia sobre los cubanos ordinarios. Los sondeos informales realizados entre los solicitantes de visa y asilo han mostrado que apenas tienen conocimiento de las personalidades disidentes o de su agenda” . 28 Farrar explica eso por la edad de los opositores, la mayoría entre 50 y 70 años, y cita a Francisco Chaviano, René Gómez Manzano y Oswaldo Payá. “Tienen muy pocos contactos con la juventud cubana, y su mensaje no interesa a este segmento de la sociedad” . El diplomático lamenta las luchas internas dentro de los diferentes grupos y la falta de unidad. Su juicio es implacable: “A pesar de las afirmaciones según las cuales representan a ‘miles de cubanos, no tenemos ninguna prueba de semejante apoyo, por lo menos en lo que se refiere a La Habana donde nos encontramos” . Agrega que “no tienen influencia en la sociedad cubana y no ofrecen una alternativa política al gobierno de Cuba” . 29 Otros diplomáticos europeos comparten esta opinión, y la expresaron durante un encuentro con Farrar. “Los representantes de la Unión Europea durante la reunión descalificaron a los disidentes en los mismos términos que los del gobierno de Cuba, insistiendo en el hecho de que ‘no representan a nadie’” . 30 Hay una razón para ello y se encuentra en la idiosincrasia cubana. La sociedad cubana está lejos de ser monolítica y los sectores insatisfechos de la población se muestran severos en sus críticas hacia las autoridades cuando se trata de denunciar las contradicciones, las aberraciones, el sectarismo y las injusticias que engendra a veces el sistema cubano. Los reproches son acerbos y sin concesiones y los medios cubanos los difunden según Farrar. La SINA apunta que “muchos artículos de prensa son muy críticos con las políticas actuales” . 31 No obstante, a pesar de las vicisitudes cotidianas, los cubanos siguen siendo visceralmente celosos de su independencia y su soberanía nacionales y no pueden concebir que uno de sus compatriotas pueda aceptar estar al servicio de una potencia extranjera que siempre ha anhelado retomar la posesión de la isla. Se trata de la herencia política “antiimperialista” que dejaron los próceres de la historia de la nación como José Martí, Antonio Maceo, Máximo Gómez, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Eduardo Chibás y Fidel Castro. La diplomacia estadounidense señala también otra razón: la persistente popularidad de Fidel Castro entre los cubanos cincuenta años después de su llegada al poder. “Sería un error subestimar […] el apoyo del cual dispone el gobierno, particularmente entre las comunidades populares y los estudiantes” . 32 Farrar enfatiza “la significativa admiración personal por Fidel” en la sociedad cubana. 33 La SINA fustiga también la falta de programa así como la codicia de los opositores, sólo interesados por los ingresos que puede traer el negocio de la disidencia. “Su mayor esfuerzo consiste en conseguir suficientes recursos para que los principales organizadores y sus partidarios puedan vivir cómodamente. Una organización política nos afirmó abierta y francamente que necesitaba dinero para pagar los salarios y presentó un presupuesto con la esperanza de que la SINA se encargara de los gastos. Además de la búsqueda de fondos, que es su principal preocupación, su segunda prioridad parece que es criticar o marginalizar las actividades de sus competidores, para preservar su poder y el acceso a los recursos” . 34 No obstante, Farrar reitera la importancia de la oposición en la realización de los objetivos estadounidenses y, por ello, “hay que apoyarla” , y buscar al mismo tiempo una alternativa con el fin de estimular al movimiento disidente en Cuba. 35 Sigue: -“La prioridad Yoani Sánchez” (2/2)

No hay comentarios.: