domingo, 27 de marzo de 2011

1961-2011: Aniversario 50 de la Campaña de Alfabetización cubana. (1), Ramón Ramón

La Campaña de la Alfabetización que tuvo como escenario a Cuba, en 1961, fue el primer escalón de la Revolución Educacional, que nunca ha cesado y caracteriza a la educación cubana de estos últimos 50 años.
Además del valor humano que significaba enseñar a leer a cientos de miles de analfabetos, de sus resultados dependían los planes de desarrollo que se proponía la Revolución en la defensa, en la economía, en la salud, en la educación, en la cultura, en la ciencia y en los demás dominios de la sociedad.


En el alegato de Fidel Castro, en ocasión del juicio a los Asaltantes que después se conoció como el Programa del Moncada, denunció los males fundamentales que había que erradicar en el país: Más de seiscientas mil personas desocupadas; cien mil campesinos sin tierras; solamente treinta mil maestros mal pagados, y la educación en crisis; veinte mil comerciantes con deudas; diez mil graduados universitarios sin empleo; muchos bienes malversados; una agricultura atrasada; y altos precios del alquiler de la vivienda, y de los servicios de electricidad y teléfono.
Recalcó que a las escuelitas públicas del campo asistían descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la mitad de los niños en edad escolar y muchas veces era el maestro quien tenía que adquirir con su propio sueldo el material escolar necesario, y preguntó si era así como podía hacerse una patria grande.

Las causas del analfabetismo estaban asociadas a la desatención que el Estado le daba a la educación, en consonancia con la naturaleza de aquella sociedad capitalista.
La Revolución barrió con todos aquellos males. Antes del triunfo de la Revolución, el sistema educativo cubano se caracterizaba por la existencia de grandes desigualdades en el acceso a los recursos y oportunidades educativas, por lo que la educación de los sectores más pobres de la sociedad era casi nula. Las desigualdades se apreciaban especialmente en el contraste entre las zonas urbanas, con un 11% de analfabetismo, y las rurales, con más de un 47%. En 1958, casi un millón de personas eran completamente analfabetas; además, 600 000 niños estaban sin escolarizar, lo que los condenaba a engrosar las filas de los analfabetos. El censo realizado entre noviembre de 1960 y agosto de 1961 contabilizó en 985 000 los analfabetos existentes y existían más de un otro millón de semianalfabetos Cuba.
Después de 1959, una vez efectuados los cambios radicales relacionados con la toma del poder político y las transformaciones económicas fundamentales, las medidas revolucionarias en la esfera de la educación se destacaron con singular fuerza.
La alfabetización sería el primer gran paso, pero era imprescindible crear condiciones mínimas previamente. Se crearon miles de nuevas aulas de primaria, extendiéndose los servicios educacionales a los lugares donde eran necesarios, incluyendo las más lejanas zonas del país.
Ni un solo niño o adolescente quedó sin oportunidad de estudiar.

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