sábado, 19 de marzo de 2011

Intoxicación y envenenamiento mediático, 3 de 4


Las y los periodistas, o las y los que fungen como tales sin serlo, puestos al servicio de falsimedia, no se cansarán de repetir una y otra vez lo indispensables que son las producciones de su industria para los colectivos humanos, porque a través de ellas la gente puede divertirse, reír, llorar, elevarse académica y espiritualmente. Lo que no les conviene exponer es quiénes se encargan de determinar, seleccionar y manipular los contenidos que cada medio va a dar a conocer a la gente. Vicente Romano señala que “lo que importa no es que los medios y los mensajes de la industria de la conciencia sean manipulados o no, sino quién los manipula y en provecho de quién, al servicio de qué intereses.” (5) El comunicólogo español dice además que: En lo que se llama “sociedad libre de mercado”, el cometido de la industria de la comunicación (…) estriba en producir beneficio, más aún, en estimularlo y, sobre todo, en manipular a la mayoría de la población de manera que no emprendan acciones contra el sistema de economía privada, sino que lo apoyen y extiendan (…) Dicho en otros términos, la función primordial de la industria de la comunicación, la conciencia, el entretenimiento o como quiera que se la denomine, en la sociedad capitalista estriba en desorganizar y desmoralizar a los sometidos. Neutraliza a los dominados, por un lado, y consolida, por otro, la solidaridad con la clase dominante y sus intereses.(6) Las pirañas informativas, que dicen defender la libertad de expresión y pensamiento, buscan, a toda costa, imponer las ideas que defienden los intereses políticos y económicos del imperialismo, la burguesía y la oligarquía a nivel mundial. Pluralistas como son, atacaran diaria y permanentemente todo proyecto social que exprese teórica y prácticamente su oposición al capitalismo. Las palabras socialismo o comunismo son presentadas como sinónimos de totalitarismo, represión e ineficacia. En la selección informativa, no sólo de carácter noticioso, aunque principalmente en ella, los medios constantemente ponen énfasis en señalar que sólo bajo un régimen de economía de mercado se puede vivir en plena libertad, en democracia. La explotación social, el saqueo de los recursos naturales por parte de las transnacionales capitalistas, la polarización cada vez mayor entre ricos y pobres, la inexistencia de espacios reales de participación política y de expresión para los colectivos sociales, no son hechos dignos de ser señalados en los medios de la mentira. Para imponerse y lograr en cierta forma el control hegemónico ideológico y cultural, acuden a la utilización del terror como un mecanismo de cooptación y amedrentamiento de las personas que, en determinadas circunstancias pueden verse impelidas al ejercicio de la violencia o a la parálisis social. Las cadenas televisivas venezolanas RCTV y Globovisión, así como los periódicos El Nacional, El Universal o el líbelo Tal Cual son ejemplo del poder de los medios para provocar psicosis colectivas, lo cual constituye un problema de salud pública, debido al daño mental que han causado principalmente en la niñez y juventud venezolana. Incitar al magnicidio del presidente Chávez, propiciar el odio hacia Cuba, mentir sobre la situación económica venezolana, fabricar informaciones para que la gente ataque al gobierno venezolano, etc. es la forma perversa como lleva adelante su tarea falsimedia. El film de Silvester Stallone, The Expendables, que se estreno en el mes de agosto de 2010, refleja que la industria mediática trabaja conjuntamente con el aparato militar y de espionaje estadounidense para, a través del cine, justificar sus futuras acciones criminales o las que ya han cometido. En esta película se hace referencia a la intervención de un comando estadounidense para asesinar a un “dictador” latinoamericano que ya lleva veinte años en el poder, así como para neutralizar a las naciones que lo apoyan. El film, aunque no hace una referencia directa a Chávez y a Venezuela, deja expuesto en forma sutil que precisamente de quien están hablando es del presidente venezolano y de su país. Los ataques de falsimedia a nivel mundial contra el presidente Hugo Chávez son despiadados. El gobernante bolivariano es presentado como un autoritario, prepotente, ambicioso, chabacano y grosero, el mismo que mantiene sometido al pueblo venezolano a un feroz control y que ha conducido a ese país a la debacle económica. Los logros alcanzados por su gobierno en materia política, económica, social, cultural, etc. son silenciados, así como los ataques de los que es objeto por parte de la oposición golpista. En el programa “Día siete” transmitido el domingo 28 de febrero de 2010 por la cadena televisiva ecuatoriana Teleamazonas, Jorge Ortiz “informaba” que “mientras Chávez quiere perpetuarse en el poder, Uribe había aceptado calladamente la decisión de la Corte Constitucional de Colombia”. Sobre la forma en que fue reelegido por primera vez el presidente de Colombia, gracias a la acción de los narcoparamilitares, falsimedia no dice nada. Por el contrario, Uribe es presentado como un gobernante democrático, con una alta aceptación popular, olvidando los crímenes que ha cometido contra el pueblo colombiano, su servilismo al imperialismo yanqui, así como su vinculación directa con el narcotráfico y el paramilitarismo. Los terroristas mediáticos son fabricantes de demonios. Desconociendo la lucha de los pueblos, su historia de resistencia y rebeldía, falsimedia ataca a las organizaciones revolucionarias, en armas o no, así como a las y los luchadores sociales, estigmatizándoles para transformarles en los seres y agrupaciones más nefastas para los pueblos. Esa es la estrategia que por ejemplo lleva adelante el gobierno narcoparamilitar colombiano respecto a la insurgencia armada en ese país, así como con relación al presidente Chávez. Y son los medios, no sólo colombianos, sino en el mundo entero que, en unidad de acción, ponen en ejecución la propaganda negra elaborada por el imperialismo yanqui y la oligarquía santanderista. Falsimedia descontextualiza, desinforma, deja de lado las contradicciones sociales, oculta las causas reales que producen determinados hechos tanto sociales como naturales. No les interesa que la gente se detenga a pensar sobre lo que le están diciendo. Su objetivo es formar seres acríticos, autómatas. Basta que a través de la industria mediática se diga algo, para que se considerado como real. El público debe asumirlo así. No deben darse el trabajo de investigar si en realidad las cosas son como propone o no la industria de la mentira. “El régimen cubano es el que mayor número de presos políticos mantiene en el mundo”, afirman. Luego de que se conoció sobre la muerte del ciudadano cubano Orlando Zapata, falsimedia no perdió la oportunidad para, una vez más, atacar al gobierno revolucionario y publicar un sinnúmero de falsedades. Jorge Ortiz de Teleamazonas, Alfonso Espinosa de los Monteros de Ecuavisa, Andrés Carrión de Canal UNO, mediocres exponentes del periodismo ecuatoriano, no dudaron en ningún momento en utilizar todo tipo de epítetos para referirse al gobierno de la Isla. “Régimen tiránico, cruel y despiadado”, “dictadura que mantiene encerrados a 200 presos políticos, de conciencia, muchos de los cuales son periodistas, poetas e intelectuales, los mismos que se hallan en condiciones infrahumanas, a la vez que la población vive una pérdida constante de la libertad y está sometida a una vigilancia constante”, son las maliciosas aseveraciones que esos nefastos personajes, aprovechándose de la impunidad que gozan por estar tras cámaras, dicen respecto a Cuba. De la política criminal norteamericana contra la Isla, del financiamiento a los mal llamados disidentes, que no son otra cosa que mercenarios al servicio de una potencia extranjera, de los crímenes perpetrados por terroristas como Posada Carriles contra el pueblo cubano, el mismo que vive tranquilamente en EEUU, falsimedia prefiere mantener silencio. Hipócritas, cobardes y serviles como son, no se atreven a rectificar las mentiras que exponen.

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