El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó una orden secreta en la que permitió el respaldo encubierto del Gobierno estadounidense a las milicias rebeldes que buscan derrocar al líder libio, Muammar Gaddafi.
Las fuentes de la Administración estadounidense confirmaron a la agencia Reuters la firma de una de las resoluciones conocidas como ‘finding’ que autorizan las misiones secretas del servicio de inteligencia, CIA. Previamente el mandatario norteamericano dijo en una entrevista que no descarta la alternativa de suministrar armas a los enemigos de Gaddafi, si los ataques aéreos realizados por la coalición no logran forzar al líder de Jamahiriya a abandonar el poder. “No lo descarto, pero tampoco lo incluyo”, dijo.
La posibilidad del envío de armas a los rebeldes libios fue sacada a la palestra durante la conferencia internacional en Londres por la secretaria de Estado, Hillary Clinton quien insistió en que la resolución 1973 de la ONU "podría dar lugar a una transferencia legítima si alguien decide hacerla". "Interpretamos que la resolución 1973 enmendó o anuló el embargo absoluto de armas a Libia", agregó Clinton.
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, hizo eco a las palabras de Clinton, diciendo que la resolución autoriza “todas las medidas necesarias para proteger a los civiles” y no excluye “el suministro de asistencia a aquellos que protegen a los civiles en algunas circunstancias”.
El principal aliado árabe de la coalición, Catar, ya se ha manifestado a favor de armar a los sublevados.
El primer ministro, Sheikh Hamad bin Jaber al-Thani dijo que si el régimen no se da por vencido tras los bombardeos aéreos, “no se podrá permitir que el pueblo libio sufra tanto tiempo".
Pero la perspectiva de salvar al pueblo libio, armando a la insurgencia, no parece tan despejada. El diario The New York Times destaca que según últimos informes de los servicios de inteligencia, a las filas revolucionarias podrían haberse integrado extremistas del grupo chií libanés Hezbolá o Al Qaeda.
Las fuentes de la Administración estadounidense confirmaron a la agencia Reuters la firma de una de las resoluciones conocidas como ‘finding’ que autorizan las misiones secretas del servicio de inteligencia, CIA. Previamente el mandatario norteamericano dijo en una entrevista que no descarta la alternativa de suministrar armas a los enemigos de Gaddafi, si los ataques aéreos realizados por la coalición no logran forzar al líder de Jamahiriya a abandonar el poder. “No lo descarto, pero tampoco lo incluyo”, dijo.
La posibilidad del envío de armas a los rebeldes libios fue sacada a la palestra durante la conferencia internacional en Londres por la secretaria de Estado, Hillary Clinton quien insistió en que la resolución 1973 de la ONU "podría dar lugar a una transferencia legítima si alguien decide hacerla". "Interpretamos que la resolución 1973 enmendó o anuló el embargo absoluto de armas a Libia", agregó Clinton.
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, hizo eco a las palabras de Clinton, diciendo que la resolución autoriza “todas las medidas necesarias para proteger a los civiles” y no excluye “el suministro de asistencia a aquellos que protegen a los civiles en algunas circunstancias”.
El principal aliado árabe de la coalición, Catar, ya se ha manifestado a favor de armar a los sublevados.
El primer ministro, Sheikh Hamad bin Jaber al-Thani dijo que si el régimen no se da por vencido tras los bombardeos aéreos, “no se podrá permitir que el pueblo libio sufra tanto tiempo".
Pero la perspectiva de salvar al pueblo libio, armando a la insurgencia, no parece tan despejada. El diario The New York Times destaca que según últimos informes de los servicios de inteligencia, a las filas revolucionarias podrían haberse integrado extremistas del grupo chií libanés Hezbolá o Al Qaeda.
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