Latinoamerica se esta moviendo hacia algún tipo de integración, lo cual, como he dicho, es el prerrequisito para la independencia real. Esto es muy importante porque es la primera vez, en 500 años, que se dan estas condiciones. No sé si llegue a trascender, pero me parece que si la CELAC se transforma en algo más que un proyecto en el papel, puede ser muy positivo. Lo mismo puede decirse de la propuesta de descriminalizar algunas drogas llevada a cabo por la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, encabezada por los ex presidentes Ernesto Zedillo, Fernando Enrique Cardoso y César Gaviria y que agrupa a otros ex presidentes. Si América Latina coincide en salir de esa guerra destructiva contra las drogas, podría haber un avance importante en ese terreno.
Por supuesto que eso implicaría un gran esfuerzo educativo en Estados Unidos. Para dar un ejemplo, repito algo que escuché esta mañana en la National Public Radio mientras manejaba hacia acá. Discutían lo que sucede en México y las declaraciones de Hillary Clinton sobre una insurgencia que amenaza a Estados Unidos. Había un puñado de expertos en el tema. Era muy interesante oírlos, pero no mencionaron las únicas tres cosas que realmente importan.
Primero: no mencionaron que las armas de los narcos mexicanos llegan desde Estados Unidos.
Segundo: no se concentraron, aunque lo refirieron de pasada, en que la demanda proviene de Estados Unidos.
Y tercero: se les olvidó decir que los acuerdos de libre comercio son un gran lío, en particular el TLC con Canadá y México, pues han empujado a los campesinos fuera de su tierra y desplazado cultivos como el maíz para la producción de opio.
Pocas semanas atrás estuve en México y gente ligada al periódico La Jornada me comentó que hay grandes áreas al norte dedicadas a la producción, zonas incluso vigiladas por militares. El asunto de fondo es que, al parecer, un 25% de la economía mexicana depende de los narcos.
Otro tanto depende de las remesas que llegan del exterior, lo que quiere decir que la economía productiva y funcional se ha reducido. Incluso las maquiladoras multinacionales, que no se ajustan a los patrones nacionales de la economía productiva, se están yendo del país debido a la competencia de China.
Nada de eso se mencionó en ese programa, así que la percepción del fenómeno que tenemos los estadounidenses es muy limitada. Por otro lado, según varios estudios económicos el declive de la calidad de vida con Calderón es terrible. No hablo solo de los niveles de nutrición, sino de la caída de los salarios.
Eso también es crucial para entender el avance de la economía de las drogas. En el World Economic Forum se ha discutido otro fenómeno derivado: la paradoja de que en un país con ese tipo de violencia, la bolsa se encuentre por los cielos, alcanzando hace poco máximos históricos. En realidad, eso habla de dos Méxicos, uno rico y otro pobre.
No hay nada paradójico al respecto. Es algo que viene sucediendo desde que las reformas neoliberales de los ochenta dividieron al país.
El número de billonarios ha aumentado casi tan rápido como la tasa de pobreza. Así se explica el fenómeno de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, y se entiende que a la bolsa le esté yendo bien, porque los inversionistas estadounidenses asumen que a los sectores privatizados, a los billonarios y a los narcos les seguirá yendo bien. Mientras tanto la población colapsa. Encontrar soluciones para esos problemas exige reconocer que existen y eso no lo vemos. Así que tenemos por delante un largo camino por recorrer.
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