El uso del término “estado totalitario” es la coincidencia más habitual, cuando comparamos el modo en que los medios de comunicación nazis definían a la URSS y la forma empleada, por los medios de comunicación capitalistas, para calificar los actuales gobiernos de Cuba y Venezuela.
Se podría decir que fueron los nazis quienes primero utilizaron el término estado totalitario para referirse a la Unión Soviética, a través de sus medios de comunicación. Un términoposteriormente asimilado por los países capitalistas, y que, tras la Segunda Guerra Mundial, lo utilizarían de forma habitual, en sus medios (antes nunca lo habían utilizado), para referirse a la URSS. Hoy en día, es muy probable que tropecemos, en más de una ocasión, con este mismo término, al revisar en la prensa (tanto socialdemócrata como conservadora) noticias referidas a Cuba y Venezuela. Un término que muy bien podría servir para calificar a dicha prensa, por su obsesión (casi paranoica) por
condicionar y manipular el pensamiento de los ciudadanos occidentales hacia una única forma de pensar con respecto a estos dos países, principales impulsores de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Un ejemplo de este nuevo tipo de totalitarismo fue el reciente linchamiento mediático del actor español Willy Toledo, quien tras expresar su opinión entorno al caso Zapata (preso cubano que murió como consecuencia de una huelga de hambre), al que calificó como “delincuente común, engañado por la mafia anticastrista de Miami”, fue literalmente crucificado por los medios de comunicación capitalistas, por expresar un pensamiento que no era coincidente con la línea ideológica oficial marcada, desde hace años, por dichos medios.
Otra coincidencia, entre los medios de comunicación nazis y los capitalistas, es el reiterado intento por vincular a los países enemigos (o, más bien, países-objetivo del Imperio) con grupos u organizaciones terroristas. Esta táctica fue empleada por el régimen nazi, y difundida a través de sus diferentes órganos de
propaganda, para justificar la invasión de Polonia, aduciendo que el gobierno polaco “patrocinaba” actos de terrorismo en las fronteras con Alemania. Es curioso que esta misma táctica sea empleada, tantos años después de que lo hicieran los nazis, por los gobiernos y la prensa capitalista, para presentar a Cuba y aVenezuela, también, como “patrocinadores del terrorismo. Un buen ejemplo de esto último es el enfermizo intento por asociar a Venezuela con la organización vasca ETA, precisamente en unos momentos, en los que el Imperio observa preocupado el proceso de unidad antiimperialista, emprendido por los gobiernos centro y sudamericanos y liderado por Venezuela.
Todos aquellos países empeñados en someter a otros, en beneficio de sus clases dominantes, tarde o temprano, se ven en la necesidad de acallar las conciencias de sus ciudadanos y justificar ante éstos, de algún modo, lo bárbaro de sus políticas, pues de no hacerlo, la mayoría del pueblo se opondría a tan
criminales propósitos. Para la consecución de estos objetivos, los medios de comunicación de masas se han revelado, desde su aparición hasta la fecha, como el mejor de los métodos posibles.
Por otra parte, estas y otras coincidencias, entre la propaganda elaborada por los medios de comunicación nazis y los capitalistas (como el habitual intento por vincular la inmigración y las minorías étnicas, con la delincuencia) tampoco son casuales, debido a que muchos de los miembros del aparato de propaganda nazi, tras la caída del tercer Reich, pasarían a formar parte de los aparatos ideológicos de los estados capitalistas, con lo que tales coincidencias, no son más que la aplicación de los principios de la propaganda de guerra nazi, a la actual coyuntura del capitalismo.
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