Usted ha mostrado una preocupación constante por Colombia. ¿Qué piensa del legado de Uribe y del nuevo gobierno de Juan Manuel Santos?
Cuando estuve en Colombia, hace algunos meses, la Defensoría me llevó a visitar algunos pueblitos aislados y peligrosos cercanos a La Vega, en el Cauca. Fui porque los pobladores de la región dedicaron un bosque a la memoria de mi difunta esposa, Carol.
En esa región, los pobladores estaban tratando de bloquear los esfuerzos de compañías mineras que, con su explotación arbitraria, han contaminado las fuentes de agua.
Por ejemplo, y esto es algo que yo no sabía, aparentemente el gobierno está tratando de privatizar el agua. Y lo hace tomando en cuenta la lección que dejó el fiasco de Bolivia. Es decir, no como un esfuerzo a nivel nacional, sino en pequeñas zonas, aislando a las comunidades y anulando su capacidad de acción conjunta. Contra eso, la gente de muchas de las comunidades que visité se está organizando y tiene programas hidrológicos muy sofisticados, principalmente para resistir la privatización así como la destrucción de los bosques vírgenes. Es una tendencia alrededor del mundo resistir la presión de las compañías multinacionales. Que puedan lograrlo, está por verse.
Al mismo tiempo, la gente de la Defensoría me comentó que ha resurgido la violencia, en parte, según ellos, por la acción de las Farc, lo que ha producido una respuesta militar y paramilitar. El padre Javier Giraldo, una persona increíble, estaba con nosotros investigando para un libro sobre lo que ha pasado con las comunidades de paz como San José y Apartadó, que, como tal vez sepas, han sido atacadas e intimidadas por un largo período de tiempo. Incluso la última vez que estuve allí, hace algunos años, San José, que es la más grande, estaba sitiada.
La situación ha empeorado, con lo que se ha virtualmente eliminado a estas islas de paz. Me parece que eso no luce bien. Para volver a tu pregunta, los grupos de derechos humanos con los que hablé esperan que con Santos haya un relajamiento.
Esto no lo puedo asegurar porque proviene de una fuente secundaria, pero la esperanza es que aunque Santos continúe aplicando algunas políticas de Uribe, se supone que por su clase social –él es un oligarca mientras Uribe viene de una clase media antioqueña– y porque no necesita las conexiones soterradas con el paramilitarismo y el narcotráfico que hubo en el gobierno uribista, será menos brutal en materia de derechos humanos y más abierto a los arreglos.
Cuando estuve en Colombia, hace algunos meses, la Defensoría me llevó a visitar algunos pueblitos aislados y peligrosos cercanos a La Vega, en el Cauca. Fui porque los pobladores de la región dedicaron un bosque a la memoria de mi difunta esposa, Carol.
En esa región, los pobladores estaban tratando de bloquear los esfuerzos de compañías mineras que, con su explotación arbitraria, han contaminado las fuentes de agua.
Por ejemplo, y esto es algo que yo no sabía, aparentemente el gobierno está tratando de privatizar el agua. Y lo hace tomando en cuenta la lección que dejó el fiasco de Bolivia. Es decir, no como un esfuerzo a nivel nacional, sino en pequeñas zonas, aislando a las comunidades y anulando su capacidad de acción conjunta. Contra eso, la gente de muchas de las comunidades que visité se está organizando y tiene programas hidrológicos muy sofisticados, principalmente para resistir la privatización así como la destrucción de los bosques vírgenes. Es una tendencia alrededor del mundo resistir la presión de las compañías multinacionales. Que puedan lograrlo, está por verse.
Al mismo tiempo, la gente de la Defensoría me comentó que ha resurgido la violencia, en parte, según ellos, por la acción de las Farc, lo que ha producido una respuesta militar y paramilitar. El padre Javier Giraldo, una persona increíble, estaba con nosotros investigando para un libro sobre lo que ha pasado con las comunidades de paz como San José y Apartadó, que, como tal vez sepas, han sido atacadas e intimidadas por un largo período de tiempo. Incluso la última vez que estuve allí, hace algunos años, San José, que es la más grande, estaba sitiada.
La situación ha empeorado, con lo que se ha virtualmente eliminado a estas islas de paz. Me parece que eso no luce bien. Para volver a tu pregunta, los grupos de derechos humanos con los que hablé esperan que con Santos haya un relajamiento.
Esto no lo puedo asegurar porque proviene de una fuente secundaria, pero la esperanza es que aunque Santos continúe aplicando algunas políticas de Uribe, se supone que por su clase social –él es un oligarca mientras Uribe viene de una clase media antioqueña– y porque no necesita las conexiones soterradas con el paramilitarismo y el narcotráfico que hubo en el gobierno uribista, será menos brutal en materia de derechos humanos y más abierto a los arreglos.
2 comentarios:
Son iguales Santos y Uribe, se equivoca Chomsky, la avanzada de los terratenientes sobre los territorios desplazando a tanta población civil se hizo en tiempos de Uribe, Santos ahora hace el simulacro de devolución, pero no respaldada con fuerza militar, sin el verdadero deseo de devolución, y todo queda en nada porque los paramilitares matan a los campesinos que son restituidos. Todo con el silencio cómplice de la mayoría del pueblo, que está feliz porque "le fue devuelta la seguridad de sus ciudades "...una farsa
GRACIAS Tucu, muy buena tu aclaracion, asi se hace, entre todos vamos escribiendo la verdad, asi los testigos presenciales de los hechos o los mas cercanos pueden aclarar o desmentir cualquier teoria, gracias, estas falsas acciones para el pueblo, estas ayudas a medias que engañan a tantos es lo que tiene confundido a muchas personas del mundo, imaginate si logran engañar a los que viven ahi que quedara para el resto del mundo.
gracias, nos vemos....
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