Como consecuencia, dos familias cubanas quedaron enlutadas para siempre. En un humilde hogar de La Habana tres niños lloraban la muerte de su madre, la joven Adriana Corcho Calleja, de 34 años. En otra casa de familia sucedía algo similar, cuando dos niñas sufrían la pérdida irreparable de su padre, Efrén Monteagudo Rodríguez, de 35.
Este suceso no debe estimarse como un hecho aislado.
Desde el triunfo de la Revolución cubana el gobierno de los Estados Unidos y sus servicios de inteligencia comenzaron a tejer una larga cadena de agresiones y actos terroristas, que han provocado más de cinco mil víctimas entre muertos y heridos, incluyendo ancianos, mujeres, jóvenes, adolescentes y niños.
El 21 de octubre de 1959 se produjo la detención del comandante Huber Matos, principal responsable de una sedición militar en Camagüey. Ese mismo día el traidor Pedro Luis Díaz Lanz sobrevoló la capital del país en una agresión artera, causando 2 muertos y 45 heridos, así como el pavor en el pueblo. Ambos hechos eran parte de una confabulación dirigida por las más altas esferas del gobierno norteamericano.
El 4 de marzo de 1960, cuando el vapor francés La Coubre desembarcaba en el puerto de La Habana un cargamento de municiones y granadas de fusil, que Cuba había comprado en Bélgica para garantizar su defensa, tuvo lugar una explosión que provocó alrededor de 100 muertos y 34 desaparecidos (incluyendo 6 marinos franceses). Hubo unos 400 heridos.
En la despedida de duelo a los caídos surgió parte de la consigna, que ha guiado al pueblo de Cuba en estos largos años de luchas y de victorias: Patria o Muerte. Dos semanas después Eisenhower suscribió un documento titulado Un programa de acción encubierta contra el régimen de Castro. Durante el verano comenzaron a sistematizarse los alzamientos y las infiltraciones de grupos armados. Se intensificaron los sobrevuelos de aeronaves piratas y el bombardeo de ciudades, poblaciones rurales, centrales azucareros y cañaverales. Con la falsa Ley de Patria Potestad y la Operación Peter Pan para separar a los padres de sus hijos, en los próximos veinte años la CIA sacó de Cuba un total de 14 048 niños.
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