El uranio empobrecido es un residuo obtenido de la producción del combustible destinado a los reactores nucleares y las bombas atómicas.
Cuando un proyectil impacta contra un objetivo el 70% de su revestimiento de uranio empobrecido arde y se oxida, volatilizándose en micropartículas altamente tóxicas y radiactivas. Estas partículas, al ser tan pequeñas, pueden ser ingeridas o inhaladas tras quedar depositadas en el suelo o al ser transportadas a kilómetros de distancia por el aire, la cadena alimenticia o las aguas.
En sus 110.000 ataques aéreos contra Iraq, los aviones A-10 Warthog de EEUU lanzaron 940.000 proyectiles con uranio empobrecido, y en la ofensiva terrestre sus tanques M60, M1 y M1A1 dispararon otros 4.000 proyectiles también revestidos de uranio. Se estima que en la zona hay 300 toneladas métricas de desechos radiactivos, que podrían haber afectado ya a 250.000 iraquíes.
Tras la Guerra del Golfo, investigaciones epidemiológicas iraquíes e internacionales han permitido asociar la contaminación ambiental debida al empleo de este tipo de armas con la aparición de nuevas enfermedades de muy difícil diagnóstico (inmunodeficiencias graves, por ejemplo) y el aumento espectacular de malformaciones congénitas y cáncer, tanto en la población iraquí como entre varios miles de veteranos norteamericanos y británicos y en sus hijos, cuadro clínico conocido como Síndrome de la Guerra del Golfo. Síntomas similares al de la Guerra del Golfo se han descrito entre un millar de niños residente en áreas de la antigua Yugoslavia donde en 1996 la aviación norteamericana recurrió también a bombas con uranio empobrecido, al igual que durante la intervención de la OTAN contra la Federación Yugoslava de 1999.
El aumento en la cantidad de nacimientos con defectos atroces se ha cristalizado en los últimos meses, ya que los especialistas que trabajan en el sobrecargado sistema de salud de Fallujah comenzaron a recopilar la historia clínica detallada de todos los recién nacidos.
Neurólogos y obstetras en la ciudad que fueron entrevistados por The Guardian dicen que el aumento en los defectos de nacimiento – que incluyen un bebé que nació con dos cabezas, niños con tumores múltiples, y otros con problemas del sistema nervioso – no tienen precedentes.Basándose en datos de enero de este año, la tasa de defectos congénitos del corazón fue de 95 por cada 1.000 nacimientos.
He visto imágenes "de bebés que nacen con un ojo en el centro de la frente, la nariz en la frente", añadió la fuente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario